DOSSIER INFORMATIVO:
PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA SALUD Y LA ENFERMEDAD:
La enfermedad qué es y para qué sirve.
Por qúe enfermamos, cómo prevenirlo y recuperar nuestra salud.
La importancia del PH y cómo equilibrarlo a través de la alimentación. Alimentos acidificantes y alcalinizantes.
Alimentos nocivos para la salud y beneficiosos.
DIETA ATÓXICA Y DISOCIADA.
OTROS RIESGOS PARA LA SALUD:
La contaminación alimentaria y ambiental.
Carencias en vitaminas y minerales.
Fármacos. Vacunas. Microondas. Cosméticos convencionales.
Alimentos transgénicos.
Radiación electromagnética.
Y mucho más….
INTRODUCCIÓN A LA HIGIENE VITAL.
1. LA ENERGÍA VITAL Y EL AGOTAMIENTO.
La energía que mantiene la vida. La energía vital.
La naturaleza es un conjunto vivo, un “ser” vivo en el que todos sus elementos están relacionados entre sí: la tierra, el agua, el aire, el sol, los vegetales, los animales, el hombre…y cada uno de ellos mantiene el equilibrio con los restantes. Son partes integrantes de esa Naturaleza. Cuando el ser humano se encuentra en equilibrio con todo lo que le rodea y consigo mismo vive en salud, y cuando dicho equilibrio se rompe, tanto hacia fuera como hacia dentro, aparecen los diferentes grados de “enfermedad” o desequilibrio. La enfermedad no existe más que como un estado de menor salud, y para conseguir la salud es necesario la búsqueda de ese equilibrio en base al respeto de las leyes naturales y de las leyes universales.
El organismo humano y cada una de sus células viven gracias a la ENERGÍA VITAL conseguida por la digestión y asimilación de los alimentos, la respiración, el contacto con el sol, el agua, con la Naturaleza y mediante la relación con las demás personas en el medio social, también a través de la consciencia en el vivir, el pensamiento positivo, el movimiento, el trabajo colectivo, el descanso, el sueño…Dicha ENERGÍA VITAL se manifiesta tanto en la salud como en la enfermedad. Si nos hacemos una herida o nos rompemos un hueso, trabaja para que la herida cicatrice y los dos fragmentos del hueso vuelvan a unirse. En la “enfermedad”, guiado instinto de conservación de nuestro cuerpo, la energía busca positivamente la salud, de tal forma que muchos de los síntomas que la acompañan indican claramente, como luego veremos, esta finalidad.
Tanto en la salud como en la enfermedad, nuestro cuerpo, como organismo vivo que es, tiene verdaderamente un gran poder de curación. Esta fuerza de autocuración es una parte del poder de regeneración de toda la naturaleza que a su vez es una manifestación y una cualidad de toda energía viva.
Hoy en día se admite que miles de remedios contra las enfermedades, desde la aspirina a la penicilina, la ducha fría, las infusiones o las intervenciones quirúrgicas y los partidarios de cada una de ellas dicen que ellos curan. Si todos estos diferentes y contradictorios remedios tienen capacidad de curación no es difícil ver que el verdadero poder curativo se encuentra en la fuerza interna de todo organismo vivo, en su poder de autocuración, a pesar de nuestro esfuerzo por olvidarlo.
La salud es el estado normal de todo ser vivo mientras tenga en cuenta y respete las leyes de la vida: cualquier desviación de esas leyes abre el paso a la enfermedad. Bajo condiciones de vida favorables o adecuadas y apartado de los factores que producen la enfermedad (las verdaderas causas de la enfermedad), nuestro cuerpo tiene poder de curarse a sí mismo y ninguna sustancia extraña a él, menos aún una sustancia tóxica como un medicamento puede hacerlo. El hombre sano es capaz de captar su propia energía de la Energía de la Naturaleza y del Universo. Canaliza las fuerzas del universo que pasan por él.
Mientras la persona lleve una vida sana, el aporte y el gasto de energía se encuentra en equilibrio, se obtiene y se gasta una cantidad semejante y frecuentemente el aporte energético es mayor, sobre todo en las formas más sutiles de energía, por ejemplo en la energía mental o psíquica.
El agotamiento es la base de la enfermedad.
Hemos visto antes las distintas formas de conseguir energía. Al mismo tiempo, y debido a que la vida es un movimiento constante de fuerzas, nuestro cuerpo gasta energía en el trabajo físico, en el ejercicio, el metabolismo general, en mantener constantes el calor y la temperatura del cuerpo, en el trabajo mental, en el trabajo de eliminación de las sustancias de desecho, en la relación con los demás…
El problema surge cuando debido a nuestra forma de vida antinatural gastamos más de lo que captamos, derrochamos nuestras fuerzas y con el paso del tiempo las reservas de energía se van debilitando, apareciendo el agotamiento y la enfermedad.
Una forma de vida antinatural favorece el gasto o más bien el derroche de mucha energía así como también el desequilibrio energético. El organismo necesita hacer frente y contrarrestar con mucha de su fuerza: una alimentación excesiva y de mala calidad, las sustancias tóxicas (café, alcohol, tabaco, otras drogas…), la contaminación de la tierra, del agua y del aire, las tensiones y desequilibrios emocionales y mentales, el excesivo e inadecuado trabajo, la represión social, las relaciones humanas egoístas basadas en el pequeño “yo” o ego como ombligo del Universo…
Del mismo modo que hay un derroche hay también un aporte insuficiente de energía: una alimentación basada en los alimentos refinados e industrializados, embutidos, conservas, sal, las carnes, los pescados; no aportan la misma vitalidad que la verdura, las raíces y las frutas frescas, los frutos secos, los cereales integrales, que durante los meses de maduración han captado la energía de la NATURALEZA: de la tierra, del agua, del aire y del sol. Más bien al contrario, los alimentos refinados e industrializados roban, en verdad, la energía propia del organismo.
Las frutas y las hortalizas, como alimentos vivos que son, captan la energía del sol, y bajo la acción de sus rayos ultravioleta combinan el gas carbónico (dióxido de carbono) del aire con el agua, con los minerales y demás elementos de la tierra, formando su propia estructura. Son una combinación de las fuerzas de los cuatro elementos: la tierra, el agua, el aire y el sol (fuego), son verdaderos concentrados de energía viva, “la quintaesencia” de la materia viva. Del mismo modo, el aire contaminado y la mal llamada “agua potable” de las ciudades no contienen la vitalidad del aire del campo y del agua almacenada en las frutas y verduras o proveniente de un cristalino manantial. La falta de ejercicio o de un trabajo creativo tampoco sirve de estímulo ni de aporte energético. No olvidemos que el ejercicio o el trabajo producen en un principio un gasto de energía pero que a su vez actúan como estímulos favorecedores del equilibrio de nuestro organismo y la recuperación de la salud. La vida es movimiento. La ausencia del pensamiento positivo y la falta de consciencia y de esperanza en la vida, el desequilibrio psíquico y emocional impiden que el ser humano se recargue con la suficiente energía mental para hacer frente a los problemas de la vida diaria.
Cuando obtenemos una insuficiente cantidad de energía y además la derrochamos en exceso a causa de diversos factores debilitantes, aparece el AGOTAMIENTO. El agotamiento es el punto central de la enfermedad y de hecho la mayoría de las enfermedades se manifiestan acompañadas de sus síntomas: cansancio, debilidad…
- ELIMINACIÓN DE LAS SUSTANCIAS DE DESECHO. LA INTOXICACIÓN.
Asimilación y eliminación.
En el mantenimiento de la vida, el organismo necesita alimentos que le aporten energía y éstos son principalmente los hidratos de carbono o glúcidos (almidones y azúcares) y las grasas. Los hidratos de carbono o glúcidos son la fuente primaria de energía, muchos de ellos se digieren de forma fácil y rápida. El aporte de mejor calidad está en los azúcares de la fruta y los almidones de las patatas, boniatos, castañas, raíces (zanahoria, remolacha, nabo…) y los cereales (pan integral o con el germen, arroz integral, maíz, mijo, trigo…).
Las grasas son una fuente secundaria de energía pero constituyen el material ideal para el almacenamiento energético.
El organismo necesita también sustancias que formen tejidos nuevos y reparen las zonas desgastadas o enfermas para ello están las proteínas contenidas en los alimentos.
De hecho, a los hidratos de carbono y las grasas se les llama ALIMENTOS ENERGÉTICOS y a las proteínas PLÁSTICOS.
Para llevar a cabo todos los procesos del organismo se necesita también la intervención del agua, las vitaminas, los minerales, las enzimas…contenidos en los alimentos vivos; también del oxígeno que respiramos, del estímulo del sol, y de otros factores: ejercicio, trabajo creativo, contacto con la naturaleza, equilibrio psíquico…Al conjunto de todas estas reacciones de le denomina METABOLISMO.
En el metabolismo normal, en los procesos energéticos, en el mantenimientos de la temperatura constante del organismo, en el crecimiento y regeneración de los tejidos utilizados, se forman cierta cantidad de sustancias de desecho (gas carbónico o dióxido de carbono, urea, ácido úrico, ácido láctico, creatinina…), sustancias que necesariamente deben ser eliminadas.
Estos productos de desecho, formados en el interior de la célula, pasan en principio a la sangre y de ahí a los órganos normalmente encargados de eliminarlos: LOS ÓRGANOS DE ELIMINACIÓN.
Estos órganos de eliminación son: LOS RIÑONES (que expulsan las sustancias de desecho y las toxinas por la orina), el APARATO DIGESTIVO (que lo hace por la mucosa digestiva o piel interna que recubre a los órganos huecos, la bilis y las heces), el PULMÓN (por el aliento), LA PIEL (por el sudor).
En la mujer hay una eliminación por LA MENSTRUACIÓN y por LAS MAMAS en la mujer lactante. En consecuencia y debido a ello la mujer lactante tiene que tener cuidado en no consumir: café, alcohol, tabaco, medicamentos, otros alimentos tóxicos, ya que estas sustancias aparecen en la leche, intoxicando al niño.
INTOXICACIÓN O TOXEMIA (Exceso de aporte tóxico y disminución de su eliminación).
Cuando una persona lleva una forma de vida sana, en su cuerpo se originan una pequeña cantidad de sustancias de desecho que se eliminan con facilidad. Pero si la forma de vida es la conocida como `”normal”, a estas sustancias de desecho hay que añadir las sustancias tóxicas que provienen del exterior, más las sustancias originadas por la intoxicación intestinal, como veremos más adelante, lo que supone un trabajo extra para los órganos de eliminación.
Por la nutrición y la respiración le llegan a las células las sustancias nutritivas y el oxígeno. El oxígeno se combina con estas sustancias y tiene lugar una “combustión” de donde se desprende energía. De esas reacciones químicas se forman sustancias de desecho que deben ser eliminadas. Si los órganos encargados de la eliminación no cumplen su trabajo a consecuencia del agotamiento y del desequilibrio energético, se acumulan toxinas dando lugar a la intoxicación. Agotamiento e intoxicación son la base de la enfermedad.
Llegado un momento, la sobrecarga tóxica es tan grande que los órganos de eliminación no dan abasto en el cumplimiento de su trabajo y las sustancias tóxicas se acumulan en el interior del organismo. Debido también al agotamiento energético, anteriormente visto, no hay energía suficiente para que estos órganos cumplan correctamente su trabajo.
Por una causa o por otra, y normalmente por las dos (sobrecarga tóxica y agotamiento energético), tiene lugar una acumulación progresiva de sustancias tóxicas, dando lugar a la INTOXICACIÓN OTOXEMIA origen de cualquier enfermedad.
FORMAS DE INTOXICACIÓN.
Hacemos una pequeña clasificación de las formas de intoxicación según su origen:
Intoxicación interna o autotoxemia. En el metabolismo o funcionamiento normal del organismo se forman sustancias de desecho que si no pueden ser eliminadas se acumulan en el interior del cuerpo (urea, ácido úrico, ácido láctico, dióxido de carbono, creatinina…). Estas sustancias se producen incluso llevando una forma de vida sana, aunque se generan en muchísima mayor cantidad llevando una vida “normal”.
Igualmente en los procesos de destrucción o degeneración de alguno o más órganos se forman sustancias tóxicas: necrosis de algún tejido por falta de aporte sanguíneo y de oxígeno, tumores malignos que degeneran…
Intoxicación intestinal. Es la intoxicación causada por la fermentación de los alimentos y la formación de sustancias tóxicas a la que dan lugar. Su origen es múltiple: consumo de alimentos no adecuados a la fisiología del ser humano; comer en exceso, sin hambre, deprisa, muy cocinados, con muchas mezclas (incompatibilidades)…
Intoxicación externa. Es el acumulo de tóxicos provenientes del exterior, son sustancias extrañas a la composición normal del organismo: contaminantes del aire y del agua (agua clorada); tóxicos como el café, alcohol, tabaco, otras drogas, medicinas, vacunas…Alimentos tolerados por el organismo pero no recomendables: carnes, pescados, alimentos refinados, sal, vinagre, alimentos industrializados ricos en conservantes, colorantes, aromas y otros aditivos. Contaminación por las radiaciones eléctricas, rayos X, televisión, centrales nucleares, gamagrafías…Estos últimos elementos actúan volviendo tóxicas las sustancias propias del organismo. Insecticidaas, pesticidas, herbicidas y abonos químicos utilizados en la agricultura (contaminación de la tierra), etc., etc…
Intoxicación mental y emocional. Esta intoxicación está originada por las sustancias tóxicas generadas por las tensiones nerviosas, preocupaciones, miedos, soledad, frustraciones, pensamientos erróneos, emociones mal canalizadas, celos, envidias, mentiras, excesivo trabajo intelectual…
Hay una forma sutil de contaminación del pensamiento favorecida por los medios de comunicación y las personas influyentes. Juegan un papel en esta forma de contaminación de la propaganda consumista de los medios de (in)comunicación de masas y en especial la de la TVque tanto daño hace a las personas, y en especial a los niños.
La intoxicación mental y emocional provoca igualmente unos bloqueos energéticos que se acompañan de tensiones musculares y de la disminución de la respiración profunda y relajada, dando lugar a una disminución de la captación de la energía y su libre circulación por el organismo, con lo que se favorece el AGOTAMIENTO.
3. LAS CRISIS DE DESINTOXICACIÓN-EL REPARTO DE LA ENERGÍA ENLOS TRES GRANDES SISTEMAS DE NUESTRO ORGANISMO.
Las crisis curativas de desintoxicación.
Si las toxinas se acumulan en una cantidad excesiva las células se ven obligadas a vivir en un medio tóxico, degeneran y mueren.
Cuando la acumulación de sustancias tóxicas supera un máximo tolerable (el nivel de tolerancia), el organismo provoca lo que llamamos LA CRISIS DE DESINTOXICACIÓN, con el fin de reducir o evitar la intoxicación o toxemia y el posterior mal funcionamiento, degeneración y muerte de las células. Dichas crisis son lo que en la medicina oficial se conocen como enfermedades agudas o de corta duración (anginas, catarros, bronquitis aguda, tos, vómitos, diarreas, “infecciones” urinarias…).
Este trabajo extra de desintoxicación se lleva a cabo por los llamados ÓRGANOS RELEVO DE ELIMINACIÓN, ayudando así a los órganos que habitualmente efectúan esta función, vistos anteriormente (riñones, aparato digestivo, pulmón y piel). De esta forma se elimina el exceso de sustancias tóxicas.
En las crisis de desintoxicación puede haber una eliminación a través de las mucosas del APARATO RESPIRATORIO en forma de: catarro, tos, gripe, bronquitis…; del APARATO DIGESTIVO en forma de: vómitos, diarrea, boca; del APARATO UROGENITAL: “catarro” de vejiga, “infección” de orina, flujo vaginal en la mujer; de la PIEL, como urticaria, granos, forúnculos, abscesos, aumento de la sudoración…; de la conjuntiva del OJO, apareciendo la conjuntivitis; por el conducto AUDITIVO, dando la otitis.
Igualmente hay una neutralización y eliminación de los tóxicos por el TEJIDO LINFÁTICO que aumenta su trabajo y también el tamaño de sus elementos (anginas, vegetaciones, ganglios inflamados, apendicitis…).
Estas crisis no son verdaderas “enfermedades” sino diferentes formas de eliminación de las sustancias almacenadas que producen la intoxicación orgánica. Son verdaderas crisis curativas, válvulas de eliminación de toxinas, que no debemos intentar combatir con ninguna clase de remedio terapéutico porque en realidad “nos limpian”. No intentemos “curar” el catarro porque es el mismo catarro quien nos cura.
Si tratamos el catarro evitamos la desintoxicación del organismo, pues la mayoría de sus síntomas (mocos, flemas, boca seca, orina oscura, sudor, fiebre…), son diferentes formas de desintoxicación y eliminación y otros síntomas como el malestar general, la sensación de cabeza embotada, el aumento de sensibilidad a los ruidos y luces fuertes, los dolores de cabeza…nos avisan de la necesidad de descanso físico y psíquico.
Reparto de la energía en el organismo.
La energía vital del organismo se reparte en los tres grandes sistemas: NUTRICIÓN, ELIMINACIÓN Y RELACIÓN. También se necesita la energía para el crecimientoy la reproducción.
El SISTEMA DE NUTRICIÓN, necesita energía para la digestión y asimilación de los alimentos. Tendremos en cuenta que en dicho proceso no interviene solamente el aparato digestivo, el estómago y el intestino, ya que el último proceso de asimilación se lleva a cabo en el interior de cada una de las células. Todas y cada una de las células del organismo interviene en el trabajo de asimilación de las sustancias nutritivas.
Forma también parte de este sistema la respiración, mediante la cual nos alimentamos del oxígeno y de la energía del aire, y la circulación sanguínea que aporta las sustancias nutritivas y el oxígeno necesario para las células.
No nos olvidemos tampoco del aporte nutritivo que recibimos del sol y del contacto con la naturaleza.
El SISTEMA DE RELACIÓN, es el conjunto de los órganos y tejidos encargados de ponernos en contacto con el mundo exterior y con los demás seres humanos y está dirigido en gran parte por la voluntad consciente.
Cuando nos movemos, hacemos ejercicio, pensamos, sentimos, nos comunicamos, realizamos un trabajo intelectual, manual o físico, nuestro organismo lleva gran parte de su energía vital hacia la función de relación y sus órganos: músculos y huesos, cerebro, sistema nervioso, los órganos de los sentidos y del lenguaje.
El tercer gran sistema que necesita un aporte de energía vital es el SISTEMA DE ELIMINACIÓN, formado por los órganos que hemos visto anteriormente, los órganos de eliminación: riñones, pulmones, aparato digestivo y piel. La función de eliminación es una actividad fundamental para el mantenimiento de una buena salud. El cuerpo humano no está sano si sus células mantienen gran cantidad de sustancias de desecho y toxinas.
Tanto para el sistema de nutrición como para el de eliminación es necesario el buen funcionamiento del sistema circulatorio (arterias, venas…).
A la par del trabajo de eliminación se efectúa el de REPARACIÓN (regeneración) de las zonas afectadas por la intoxicación y la falta de energía.
A-Centralización de la energía en el sistema de nutrición.
La persona que come en exceso, que consume alimentos no adecuados: refinados, industrializados o de origen animal, bebe el agua “potable” de las ciudades, respira el aire contaminado por los humos, bebe alcohol, fuma…derrocha mucha energía en el sistema de nutrición, necesaria para contrarrestar estas sustancias nocivas. Cuando la energía se desvía hacia la nutrición hay menos para cumplir las funciones de eliminación y relación.
Un ejemplo de todos conocido es la forma como la energía y la sangre se centran en en el sistema digestivo, en el abdomen, tras una copiosa y excesiva comida. En este momento la energía se retira del sistema de relación y nos encontramos sin ganas de movernos ni de pensar, con adormecimiento o ganas de dormir, o sin querer hablar. Una parte del cuerpo (músculos, huesos, sistema del lenguaje, sentidos) y el cerebro, ceden su fuerza para que ella se concentre en el aparato digestivo.
Del mismo modo el sistema de eliminación cede su energía para que ella se canalice también hacia el abdomen. Debido a esto muchos de los síntomas de eliminación, los trastornos y las molestias pueden ceder momentánea o temporalmente tras una comida abundante y de difícil digestión. Nos equivocamos si pensamos que la persona enferma debe comer mucho.
B-Centralización de la energía en el sistema de relación.
Cuando la persona trabaja en exceso y tiene una ocupación no grata, sufre muchas preocupaciones y tensiones nerviosas, vive en la ciudad rodeada de ruidos y luces artificiales, pasa muchas horas muertas delante de la televisión, mantiene de forma continua pensamientos negativos…La energía vital asume ese gasto extra, pero alcanzando cierto nivel deberá “robar” energía de los sistemas de eliminación y nutrición. Debido a ello se ven frenadas estas dos últimas funciones y se favorece la aparición de intoxicación o toxemia y de la enfermedad.
Un ejemplo extremo de una gran centralización de la energía en el sistema de relación, a cambio de dejar con poca fuerza al sistema de eliminación y en especial al sistema nutritivo, ocurre cuando estamos comiendo o recién comidos y nos dan una mala noticia, un susto…, en ese momento la energía se retira bruscamente del sistema de nutrición dando lugar a un corte de digestión y con frecuencia se acompaña de náuseas, vómitos o diarreas que tienen la finalidad de liberar al aparato digestivo de los elementos nutritivos ingeridos.
C-Centralización de la energía en el sistema de eliminación en las crisis de desintoxicación o durante la enfermedad crónica.
Durante la crisis de desintoxicación la energía vital des organismo se concentra en el sistema de eliminación para que las sustancias tóxicas puedan ser expulsadas. En consecuencia, y durante dichas crisis hay una falta de energía en los sistemas de nutrición y de relación.
La falta de energía en el sistema de nutrición que acompaña frecuentemente a las crisis desintoxicativas, produce aparición de ciertos síntomas como son: la falta de apetito, estreñimiento, diarrea…
Esta situación es frecuente en los niños ya que su instinto está menos degenerado que el de las personas adultas y en consecuencia pierden rápidamente el apetito ante la enfermedad.
Casi la totalidad de energía trabaja en la eliminación, y el aparato digestivo ha cedido la mayor parte de sus fuerzas para que los órganos de eliminación cumplan de la mejor manera posible su trabajo.
La falta de energía en el sistema de relación explica: la aparición de fatiga, cansancio, mareos, piernas frías (debido al descenso de las energía muscular y nerviosa); la cabeza embotada y las pocas ganas de pensar (disminución de la energía mental). La persona está emocionalmente más sensible y pide muchos cuidados y mimos; explica también el aumento de la sensibilidad y las molestias ocasionadas por los ruidos y las luces fuertes (descenso de la energía de los órganos de los sentidos) y la sensación de frío general.
En la enfermedad crónica la energía se concentra también en mayor o menor grado en el sistema de eliminación apareciendo los mismos síntomas, aunque normalmente menos intensos pero más duraderos.
Incluso en esta situación puede ocurrir que por la centralización de la energía en el sistema de eliminación, falte dicha energía para el crecimiento y la reproducción. Aparecen los problemas de crecimiento en el niño pequeño o hay una formación anormal del feto y sus órganos en la mujer embarazada (¿Cuántas malformaciones del fetos no son debidas a esto?). Del mismo modo la falta de energía para el trabajo de reproducción puede hacer que tanto el hombre como la mujer se vuelvan estériles.
LA INTELIGENCIA INTERNAO EL INSTINTO DEL CUERPO dirige el reparto de energía en el organismo y aumenta una función, en este caso la desintoxicación y la curación, a cambio de la disminución de la actividad normal. Hay una interiorización de la energía y junto con ella de la sangre hacia los órganos de eliminación y las zonas más dañadas y enfermas.
Las molestias que aparecen en las crisis de eliminación.
Al mismo tiempo que la energía, la circulación sanguínea sufre una interiorización y con ello los órganos menos vitales en ese momento como la piel y las extremidades se encuentran frías y pálidas (manos y pies fríos), la sangre se concentra en el interior del organismo y principalmente en los órganos de eliminación y en las zonas enfermas.
LAS CRISIS DE DESINTOXICACIÓN se acompañan frecuentemente de toda clase de molestias y dolores localizados por todo el cuerpo; molestias y dolores de cabeza, vientre, riñones, hígado, ovarios…, los dolores y las molestias actúan como timbres de alarma que nos avisan de que algo se mueve en el interior de nuestro organismo, es la energía que intenta reparar las zonas dañadas.
Estos depósitos de sustancias tóxicas se eliminan más fácilmente aumentando la circulación y la actividad metabólica del cuerpo, lo que con frecuencia da lugar a molestias y dolores.
La inflamación, la fiebre, el dolor.
LA INFLAMACIÓN es uno de los procesos más frecuentes y más efectivos de los que utiliza el cuerpo humano para reparar una zona o eliminar las sustancias extrañas, y acompaña de varios síntomas: calor y enrojecimiento local producido por un aumento de la llegada masiva de sangre a la zona; hinchazón, debido al paso de líquido filtrado de sangre a los tejidos de alrededor. Estos síntomas tienen como objeto facilitar la llegada de todos los elementos necesarios para el proceso (proteínas, glóbulos blancos, enzimas, sustancias nutritivas). La inflamación se acompaña de diferentes síntomas, según el órgano afectado.
La inflamación por ejemplo del aparato respiratorio da síntomas de tos, eliminación de flemas, moco…, mientras que la del aparato digestivo dará náuseas, vómitos, diarreas. Cuanto más intensos son los síntomas, más rápido es el proceso curativo. Por el contrario si los combatimos con medicamentos, hierbas y otros procedimientos, retrasamos la curación.
LA FIEBRE como veíamos anteriormente es un síntoma del proceso de desintoxicación y manifiesta un aumento de la actividad metabólica del organismo, por lo que se acompaña del ritmo cardíaco, de la frecuencia respiratoria y una disminución de la actividad física y psíquica. Como ocurre con los demás síntomas no hay que tratar de eliminarla pues con ello ocasionamos un retraso de la curación.
Del mismo modo que en la inflamación hay un aumento de la temperatura de la zona, la aparición de fiebre manifiesta una especie de inflamación general de todas las células del cuerpo que intentan eliminar las sustancias tóxicas acumuladas en su interior.
Cuando una herida se llena de suciedad o tierra, se produce un aumento de la temperatura local (fiebre local) que al acelerar las reacciones químicas facilita el proceso curativo. Del mismo modo la fiebre de todo el cuerpo indica su trabajo por eliminar la suciedad o los tóxicos de sus células.
En los niños pequeños las crisis de desintoxicación (catarros, anginas…) se acompañan frecuentemente de fiebre, el cuerpo del niño se muestra más sano y menos adulterado que el del adulto y reacciona con más fuerza ante el acumulo tóxico. Con la fiebre aumentan las reacciones curativas del organismo y el niño se recupera rápidamente, al día siguiente lo vemos jugando y corriendo en la calle.
Lo más indicado para evitar un aumento excesivo de la temperatura del cuerpo, es ayunar, no comer nada, guardar cama y no abrigarse en exceso. Es un error abrigarse mucho con el fin de aumentar el sudor, especialmente contraindicado en los niños.
Todos sabemos que el ejercicio, el trabajo o una comida fuerte y abundante, aumentan la temperatura del cuerpo, llegando incluso a provocar el sudor, y por ello son las tres formas mejores de aumentar la fiebre.
EL DOLOR es otro de los síntomas más frecuentes en las crisis de desintoxicación y nos indica que algo se mueve en nuestro organismo. Nos dice que dicha zona o todo el organismo necesitan descanso.
El dolor, aunque nos cueste creerlo, indica curación, la herida que cicatriza duele y molesta. Debemos aguantar lo más posible el dolor y aplicar calor en forma de bolsas o baños de agua caliente cuando sea muy fuerte. Otros procedimientos para aliviar el dolor fuerte, pero que no están al alcance de todo el mundo, puede ser el magnetismo o transmisión de energías, la sugestión (hipnosis), en incluso la acupuntura.
- COMO APARECE LA ENFERMEDAD CRÓNICA.
Mientras se continúa con la misma forma de vida la enfermedad continúa Aparece la enfermedad crónica.
Cuando el organismo no tiene una energía vital suficiente para provocar las crisis de desintoxicación o las cortamos con MEDICAMENTOS o cualquier otro método o “remedio curativo” (ej. leche caliente con miel y coñac), las toxinas no pueden ser eliminadas.
En apariencia la enfermedad se ha curado, pero esto no es cierto ya que el agotamiento y las sustancias tóxicas y de desecho no han sido eliminados. El cuerpo se ve obligado a arrinconarlas en alguna parte.
Si además la persona continúa con la misma forma de vida hay una acumulación progresiva de dichos elementos que con el paso del tiempo dan lugar a la llamada ENFERMEDAD CRÓNICA. En ella hay un fallo inicial del funcionamiento y posteriormente una degeneración progresiva de la estructura de los órganos y tejidos del cuerpo.
La “enfermedad crónica” manifiesta e indica la forma de vida errónea de la persona y continuará su avance progresivo mientras la persona no cambie y evite los errores que está cometiendo. La persona enferma ha roto el equilibrio con todo lo que le rodea y consigo misma. El tratamiento médico terapéutico puede ser solamente un intento de eliminar los síntomas y mientras tanto, al permanecer las mismas causas de enfermedad, ésta continúa.
Tapamos, echamos una manta encima de la enfermedad y creemos que ha desaparecido solamente porque no la vemos. Es como si cerráramos las puertas, las ventanas y las persianas, para no ver el fuego del incendio provocado en el interior de nuestra casa. Saltándose la ley de causa y efecto, se intenta eliminar la enfermedad sin evitar sus verdaderas causas y por ello no se cura la enfermedad sino que, y con ello no siempre, se anulan temporalmente los síntomas.
La enfermedad crónica es un estado de debilidad continua en el que el cuerpo se ha adaptado y ha aprendido a tolerar las toxinas a cambio de una pérdida de su vitalidad y donde falta fuerza para dar lugar a una eliminación aguda o “crisis de desintoxicación”. El organismo aprende a tolerar las toxinas del mismo modo que tolera el alcohol, el tabaco, el café o los medicamentos, cuando la persona se acostumbra a ellos. El cuerpo no siente nada al ingerirlos pero su acumulación progresiva da lugar a la degeneración y destrucción celular.
La persona sana nota más síntomas con la ingestión de alcohol, tabaco, café…su cuerpo es mucho más sensible e intenta rechazar y eliminar las toxinas provocando: náuseas, vómitos, tos, mareos…El cuerpo enfermo y acostumbrado a la continua utilización de estos tóxicos no opone barrera en principio al ingerirlos, no nota síntomas, pero las toxinas se acumulan dentro dando lugar a la posterior intoxicación y produciendo la enfermedad.
La persona sana es como un río cristalino, en el que al echar una sola gota de tinta vemos fácilmente su recorrido. Su cuerpo nota rápidamente la intoxicación y reacciona contra ella. El enfermo es semejante a un río contaminado, por ejemplo la ría de Bilbao, aunque echemos en él un barril de petróleo no se ve la porquería, el enfermo no nota el acumulo tóxico en sus células y por ello no lo rechaza.
El tratamiento médico de las crisis agudas: catarros, anginas, bronquitis, vómitos, diarreas, fiebre…, facilita la aparición de enfermedades crónicas o degenerativas: bronquitis crónica, asma, enfermedades reumáticas, diabetes, cáncer…Impedimos con ello la acción de las válvulas de eliminación o crisis agudas.
Si el cuerpo produce vómitos para eliminar las sustancias irritantes del estómago, ¿por qué tratarlos?, si el cuerpo produce diarrea para eliminar la sucia materia enferma de los intestinos, ¿por qué eliminarla? Si la persona al comenzar a fumar, tose y se marea ¿por qué seguir haciéndolo? Al actuar de ese modo los tóxicos y las sustancias de desecho se acumulan en el interior y ocasionan con el paso del tiempo la enfermedad crónica.
Si mediante las crisis agudas no permitimos que el cuerpo elimine las sustancias perjudiciales, se abre paso a la enfermedad crónica, y luego a la enfermedad degenerativa y de destrucción de órganos.
Incluso la enfermedad crónica se desarrolla con crisis o “recaídas” temporales, siendo agudizaciones del mismo proceso, frecuentemente son repetidos intentos de curación, de dar marcha atrás y mejorar la situación de la enfermedad, aunque temporalmente aumenten las molestias.
La enfermedad no es una equivocación o un fallo del funcionamiento del cuerpo, es una acción correcta de todo el organismo vivo en un intento de mantener la vida. La llamada enfermedad es un “proceso de desintoxicación” en el caso de la ENFERMEDAD AGUDA, o indica los “cambios que ocurren en el cuerpo” al tener que adaptarse a una forma de vida antinatural y errónea, cosa que ocurre en la ENFERMEDAD CRÓNICA.
La edad, el clima, la herencia, los microbios.
La enfermedad no es debida al “ataque” de los microbios, ni es consecuencia de la edad, la herencia, el clima, la mala suerte, el Dios lo ha querido; aunque también es cierto que algunos de estos factores pueden intervenir frecuentemente, desencadenando o modificando la crisis.
La EDAD predispone a que la enfermedad se manifieste de una forma característica. A cada etapa le corresponde unas enfermedades típicas, conociéndose las enfermedades de la infancia, de la adolescencia, del adulto y del anciano. El CLIMA facilita la aparición de ciertas enfermedades correspondientes (ej. el clima húmedo favorece que el desequilibrio y la enfermedad se manifiesten en forma de trastornos del aparato respiratorio y como molestias reumáticas).
La HERENCIA favorece también la aparición de unos síntomas localizados y determinados de la enfermedad. Cuando una persona, cuyos padres son diabéticos sobrecarga su cuerpo y no respeta las leyes de la vida, el desequilibrio o enfermedad se localiza más fácilmente con los síntomas de la diabetes. Normalmente se hereda la predisposición y rara vez la enfermedad. Si sobrecargamos nuestro cuerpo con una forma de vida antinatural el desequilibrio aparece en la zona predispuesta.
Los MICROBIOS no aparecen más que sobre un “terreno favorable” a su crecimiento, en el cuerpo de la persona ya enferma. Primeramente hay un desequilibrio, agotamiento, intoxicación y luego aparece el microbio. Los microbios (gérmenes) no “germinan” en nuestros cuerpos si no tienen las condiciones adecuadas para hacerlo, del mismo modo que una semilla no puede germinar si no encuentra las condiciones adecuadas: tierra fértil, agua, abono…
Estos factores favorecen la aparición de algunas enfermedades o síntomas característicos pero no son las causas iniciales, actuando desfavorablemente en la persona ya agotada o intoxicada. Primero es la enfermedad y luego influyen sobre ella, la edad, el clima, el frío, los microbios. La mala suerte y el dios castigador se abstienen.
No tenemos una peor suerte que los demás, todo en la naturaleza tiene un por qué, todo efecto tiene una causa que le precede, lo que vivimos aquí y ahora es consecuencia de nuestro vivir anterior y lo que nos parece malo es bueno.
5-LOS SÍNTOMAS DE LA ENFERMEDAD.
Los síntomas de la enfermedad pueden ser de dos clases, unos son el resultado del esfuerzo des cuerpo para eliminar las toxinas que ponen en peligro la vida, y otros son consecuencia de los efectos destructivos de las toxinas sobre el cuerpo.
Si los síntomas de la enfermedad nos resultan desagradables es para que nos demos cuenta de que vivimos erróneamente y hagamos un replanteamiento de nuestra forma de vivir. De igual modo nos molestan para que no nos guste estar enfermos y nos veamos obligados a buscar la salida con nuestro propio esfuerzo.
Con los medicamentos podemos eliminar los síntomas pero no las causas de enfermedad, pues éstas seguirán actuando a menos que se produzca un cambio en la forma de vida, buscando la salud y el equilibrio. No nos damos cuenta que el poder de curación es una cualidad del organismo vivo, de todo ser vivo, y que la curación es un proceso biológico normal y no un arte terapéutico en manos de un médico.
Los síntomas de la desintoxicación aguda y crónica.
Además de la inflamación, la fiebre y el dolor, vistos en otro capítulo, estudiamos ahora los síntomas característicos de las crisis de desintoxicación y de la desintoxicación crónica.
Los síntomas de las crisis de desintoxicación y de las enfermedades crónicas. Son semejantes, sólo varían en su intensidad y en la duración en el tiempo.
Síntomas de eliminación. Estos síntomas indican un aumento de la expulsión de las sustancias de desecho y tóxicas:
-En los riñones hay una eliminación de orina oscura y olorosa, acompañada a veces de arenilla o moco.
-En los pulmones hay una eliminación de flemas, moco, aliento cargado o con olor dulzón a acetona…
-En el aparato digestivo puede aparecer una inflamación de las encías, boca seca, labios secos, lengua pastosa y coloreada, saliva con gusto a tabaco, sal o medicamentos; vómitos, diarreas, gases…
-En los genitales puede ocurrir la aparición de flujo vaginal, alteraciones de la menstruación (regla más oscura de lo normal, eliminación de coágulos, adelantos y retrasos en el tiempo), gases vaginales…
-En la piel puede haber aumento de la sudoración o al contrario la aparición de piel seca, aumento de la grasa, granos, sarpullidos, descamación, formación de seborrea y caspa en el pelo…
-En los ojos puede haber una eliminación que dé lugar a una conjuntivitis y en los oídos a una otitis.
Otros síntomas. Las crisis de desintoxicación o la desintoxicación crónica se acompañan normalmente de otros síntomas más o menos molestos:
-Molestias digestivas: náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento, “tristeza” en la boca del estómago…
-Alteraciones respiratorias: tos, dificultad respiratoria…
-Molestias al orinar: frecuentes ganas de orinar y dolor y escozor al hacerlo…
-Cansancio, debilidad general, dolores de cabeza, mareos…
-Dolores musculares o articulares…
-Cambios de carácter: nerviosismo, ansiedad, depresión, intranquilidad, apatía, excesiva sensibilidad, insomnio…
Síntomas de la interiorización de la energía. Cuando estamos enfermos el cuerpo acelera el proceso de desintoxicación. El organismo aumenta el trabajo de recuperación interiorizando sus fuerzas, restándolas de otras funciones no tan necesarias en este momento. Debido a ello podemos notar: debilidad, fatiga, decaimiento, piel seca, caída del cabello, falta de apetencia sexual, desaparición de la menstruación…Esta inversión de fuerzas es pasajera y desaparecerá en cuanto descansemos. (Ver el capítulo del reparto de la energía en el organismo).
La pérdida de peso. Durante la desintoxicación el cuerpo se dedica a renovar los órganos, elimina las sustancias tóxicas acumuladas, y para ello va “dirigiendo” sus tejidos. Esto junto con la eliminación del agua retenida para diluir las sustancias tóxicas, da lugar a una disminución de peso.
Hay que tener en cuenta que el peso ideal varía mucho en relación con el sexo (a igual altura la mujer pesa menos que el hombre), la constitución, el armazón óseo y el desarrollo muscular. De todas formas la mejor manera de determinar el peso ideal es comenzar una alimentación sana, con ella nuestro cuerpo irá perdiendo los kilos que le sobran, tendiendo así hacia su peso ideal.
Es importante estar al tanto de dicho proceso y no alarmarse ante la pérdida de peso. Tras la crisis de desintoxicación, una comida adecuada y cierto trabajo muscular nos ayudarán a recuperar nuestro peso ideal. Deberemos tener siempre en cuenta que durante el proceso de la disminución de peso no hay pérdida de un solo gramo de sustancia o tejido vital para el organismo, el cuerpo elimina lo que le sobra y le supone sobrecarga.
6. RENOVAR EL CUERPO – LA ENFERMEDAD ES UNA Y CAMBIA CON LA FORMA DE VIDA.
Para curar nuestro cuerpo hay que renovarlo con materiales de buena calidad. Los factores de salud.
La persona que construye una casa utiliza ciertos materiales: madera, clavos, ladrillos, cemento…Con el paso del tiempo y el uso o mal uso de la casa se van alterando algunas partes. En la reparación de las zonas rotas y en mal estado se usan los mismos elementos que se usaron anteriormente en su construcción: maderas, clavos, ladrillos…
Nuestro organismo vivo se construye y renueva o se cura constantemente mediante: los alimentos, el agua, el aire, el sol, el ejercicio, el reposo, el equilibrio mental, el ambiente tranquilo y positivo…; si dichos elementos empleados son de buena calidad no hará falta “repararlo”, sin nosotros notarlo habrá una renovación continuada, suave y progresiva. En cambio si son de mala calidad (alimentación excesiva y no adecuada, ingesta de sustancias tóxicas: alcohol, tabaco…, falta de sol y vida sedentaria, desequilibrio psíquico…), fallará la estructura y el funcionamiento del cuerpo y de la mente, apareciendo la enfermedad crónica.
Si queremos curar la enfermedad necesitamos reconstruir nuestro organismo con nuevos materiales, pero de la mejor calidad: alimentación sana, aire y agua puros, sol, ejercicio, reposo, equilibrio mental y emocional, ambiente relajado…todo ello hará que se encuentre fuerte y resistente.
El conjunto de estos elementos es lo que conocemos como los FACTORES DE SALUD, materiales con los que ya desde un principio deberíamos haber construido y mantenido nuestro cuerpo. Para la recuperación de la salud no se necesita ninguna sustancia extraña y menos aún unas sustancias tóxicas en forma de medicamentos. Una persona enferma que quier curarse debe utilizar los mismos factores que mantienen y favorecen la salud en las personas sanas. Si un medicamento es perjudicial para una persona sana de tal forma que le puede provocar molestias y trastornos, ¿cómo puede ser recomendable y beneficioso para un enfermo?
NO HAY MUCHAS ENFERMEDADES, la enfermedad es el agotamiento y la intoxicación que se manifiesta con síntomas diferentes.
El cuerpo es una UNIDAD en la que la enfermedad es el resultado de la falta de equilibrio y no podemos ni debemos intentar “curar” una parte sin la curación del todo. NO intentemos “tratar” el hígado, el estómago, los riñones, aislados de los demás órganos.
Frecuentemente al eliminar los síntomas de una zona, la enfermedad se manifiesta en otra diferente. Cambian los síntomas y su localización siendo la misma enfermedad. Son los conceptos de UNIDAD DEL CUERPO Y DE LA ENFERMEDAD. Elcuerpo es uno y la enfermedad es la misma (agotamiento, desequilibrio energético, intoxicación) aunque los síntomas y la localización pueden variar con el paso del tiempo y los tratamientos médicos.
En este cambio de localización de la enfermedad reaparece con los síntomas característicos de los órganos nuevamente afectados. Cuando alcanza el aparato respiratorio se acompañará inevitablemente de: tos, eliminación de flemas, dificultad respiratoria…y si afecta al aparato digestivo: náuseas, vómitos, diarrea. Si lo hace al aparato urinario: escozor o dolor al orinar, dolor en la zona, orina muy oscura y olorosa. En cualquier caso es la misma enfermedad.
La enfermedad cambia con la forma de vida.
La enfermedad y los síntomas que la acompañan están en relación con la manera de vivir de cada época y de cada grupo viviente. Las enfermedades que asolaban regiones o países enteros de Europa durante la edad media: la peste, el tifus, la fiebre amarilla, el cólera…fueron disminuyendo hasta desaparecer total o casi totalmente, sin que intervinieran para nada los tratamientos médicos. La falta de higiene, la mala y escasa alimentación, la falta de agua viva en las ciudades, la ausencia de alcantarillado, la situación social, las guerras continuas, los tratamientos médicos con venenos fuertes…, daban origen a estas enfermedades que lentamente fueron desapareciendo conforme fue cambiando la forma de vida.
Las condiciones y hábitos de la vida moderna favorece la aparición de otras clases de enfermedades y “epidemias”, las llamadas enfermedades de la civilización o del consumo. La mala y excesiva alimentación, el consumo de sustancias tóxicas (café, alcohol, tabaco…), la contaminación, la falta de ejercicio y la vida sedentaria, la falta de contacto con la naturaleza, las tensiones de la vida moderna…, dan lugar a la aparición del cáncer, reuma, diabetes, gota, arterioesclerosis, infarto…(enfermedades de la sociedad de consumo).
Como vemos el avance de la medicina no ha influido en este proceso para nada. Las enfermedades han ido cambiando con arreglo a las diferentes formas de vida. Si influye, en cambio, la higiene, la cultura, el agua potable…
Los ciclos en la evolución de la tierra, de la naturaleza y de todo el universo favorecen también que en ciertas épocas predominen un tipo de enfermedades características. Hay ciertos ciclos en la naturaleza que nos son conocidos, sabemos que en el verano predominan las enfermedades del aparato digestivo (vómitos, diarreas, colitis) mientras que en el invierno predominan las enfermedades respiratorias (catarro, bronquitis, gripe). Las úlceras de estómago y duodeno causan más molestias y trastornos en primavera y otoño. La fiebre aumenta al atardecer del día y las crisis asmáticas ocurren normalmente por la noche, en primavera aumentan las crisis alérgicas y con la luna llena son más frecuentes los problemas mentales y los partos.
La época o ciclo evolutivo de la tierra, al margen de un factor primordial come es la forma de vida, predispone a que el abuso del cuerpo y el poco respeto a las leyes de la vida se manifiesten en una forma de enfermedad o en otra diferente, según el momento.
Debemos caminar hacia una ciencia de la salud, hacia el estudio y el conocimiento de ese gran olvidado, nuestro organismo (cuerpo y mente) del que sólo nos acordamos cuando nos molesta. Tenemos que reaprender a comer, a respirar, a movernos, a tomar el sol, a sentir, a pensar, a dar, a relacionarnos con la naturaleza y las demás personas…, necesitamos volver a vivir. Dejemos que quien lo vea así pueda quemar su vida en cuatro días ya que tarde o temprano el sufrimiento le va indicar el error cometido e incluso le va a ayudar, si está abierto, a darse cuenta de que hay un nuevo camino más verdadero y sabio.
Sin necesidad de estudiar a fondo la enfermedad y los cientos de formas de tratarlas, estudiemos la salud y la forma de conseguirla, respetando las leyes de la vida y las leyes naturales y para ello no es necesario volver al tiempo de las cavernas, sino todo lo contrario. Queramos o no somos parte de la naturaleza y si rompemos nuestro equilibrio con ella, aparece la desarmonía y la enfermedad.
Si quieres saber más, lee el siguiente libro: La enfermedad, qué y para qué. A tu salud. (De Karmelo Bizcarra).
CÓMO COMBINAR LOS ALIMENTOS.
Para recuperar nuestra salud y mejorarla tendremos que alimentarnos adecuadamente, es decir, con una alimentación no tóxica y bien combinada. Las malas combinaciones alimentarias hacen que no se digiera bien la comida con lo que no se aprovechan sus nutrientes y lo que es peor, que producen fermentaciones y putrefacciones generando sustancias tóxicas que dañan el sistema digestivo y pasan a la sangre ensuciando el organismo, produciendo inflamaciones y reacciones autoinmunes. Y también provocan que se realice una digestión lenta y laboriosa seguida de una tardía evacuación, lo que permite una reabsorción de las toxinas fecales y como consecuencia la fabricación de más grasa para poderlas almacenar.
Combinar correctamente los alimentos va a permitir una mejora de la digestión, una correcta asimilación, una adecuada evacuación intestinal y una desintoxicación continuada.
Para realizar bien la dieta debes conocer algo de la clasificación de alimentos, es decir, saber lo que son proteínas y lo que son hidratos de carbono (que contienen fécula o almidón).
Las proteínas son: carne, pescado, marisco, huevos, lácteos, embutidos, setas, frutos secos (nueces, almendras, avellanas, piñones…), semillas (de sésamo, de lino, de girasol, de calabaza…), polen, levadura de cerveza, germinados, soja y sus derivados (tofu, tempeh,…), seitán, hamburguesas y salchichas vegetales (y las de carne también, claro está), etc. También contienen bastante cantidad de proteínas las legumbres. La quinoa (una semilla, pero que por sus nutrientes es considerado como un cereal y se usa como un cereal) también tiene todos los aminoácidos esenciales para nuestro organismo, los aminoácidos son las moléculas que conforman las proteínas. Lo mismo pasa con el trigo sarraceno y el amaranto (también son semillas pero son considerados como cereales) que tienen aminoácidos en cantidad, aunque están más equilibrados en la quinoa. Polen, levadura de cerveza, germinados y aguacate contienen también contienen todos los aminoácidos que necesitamos para formar proteína, por lo que también se consideran alimentos proteicos.
Los hidratos de carbono con fécula y almidón son: pan, pastas, cereales, arroz, harinas, fideos, pizza, patatas, boniato, calabaza, batatas, castañas. Los cereales integrales son sanos (no así los refinados, nefastos para la salud) y hay que ir alternándolos para enriquecer la dieta ya que hay muchos tipos: arroz integral o semiintegral, quinoa, mijo, trigo sarraceno, amaranto, avena, centeno, cebada, maíz, trigo integral o semiintegral, espelta, kamut, etc.
Las reglas para una buena combinación alimentaria son las siguientes:
- No mezclar en el mismo menú proteínas fuertes, que son las procedentes de animales (carne, pescado, marisco, huevos y lácteos) con hidratos de carbono (féculas o almidón).
Las proteínas requieren un medio ácido para su digestión mientras que los hidratos de carbono necesitan un medio alcalino (para que los enzimas digestivos correspondientes funcionen adecuadamente) por lo que son incompatibles. Si se juntan se mezclarán intermitentemente los jugos ácidos con los alcalinos sin realizar adecuadamente su digestión, quedando moléculas intermedias perjudiciales y fermentando (los hidratos de carbono) y pudriendo (las proteínas), produciendo sustancias tóxicas, etc.
- No mezclar distintas proteínas en la misma comida.
- No mezclar distintos hidratos de carbono en la misma comida.
- Cuando en el menú se tomen hidratos de carbono (féculas o almidón) no poner vinagre ni limón en la ensalada ni otro tipo de ácido, ya que el ácido neutraliza una enzima que fabrica la saliva y el páncreas que digiere los hidratos de carbono o glúcidos y por lo tanto no se digerirán bien produciendo fermentaciones con sus consiguientes toxinas.
- Las frutas se tomarán siempre fuera de las comidas, nunca como postre. Como mínimo media hora antes (excepto el plátano, los dátiles y la fruta seca como por ejemplo las uvas pasas o los higos secos, etc., que hay que esperar de 45 min a 1 hora a que salgan del estómago) o después de acabar de hacer la digestión (2 horas después de una comida a base solo de ensalada o verduras crudas, 3 horas para una comida bien combinada sin proteína animal, 4 horas en comida bien combinada con proteína animal y 8 horas como mínimo para cualquier comida mal combinada) . Lo ideal es en ayunas durante la mañana o a media tarde. También se puede realizar alguna cena a base de macedonia de frutas con pan dextrinado, semillas de sésamo, lino o girasol y yogur (en caso de no estar prohibido) de cabra o de oveja o bien leche de chufa.
Nota: tanto el melón como la sandía se comen solos, sin mezclar con nada, ni siquiera con otra fruta dulce; solo melón o solo sandía.
Sólo está permitido tomar como postre manzana, papaya o piña natural (no de bote) con el corazón, si la comida ha sido de proteína animal, es decir, carne, pescado o huevos.
La manzana si que está permitida como postre en cualquier menú (contenga proteínas, hidratos de carbono o verduras) ya que es un alimento neutro que combina bien con todo y además facilita la digestión.
Las frutas con el estómago vacío salen enseguida del estómago (20 min. o media hora) porque casi no tienen que realizar la digestión (ya que sólo contienen agua, vitaminas, minerales, fructosa, glucosa y una cantidad mínima de aminoácidos y estas sustancias no requieren digestión) y así limpian el aparato digestivo, depuran y se aprovechan sus vitaminas y minerales. Sin embargo si se mezclan con otros alimentos, como éstos requieren digerirse, la fruta no podrá salir, con lo cual fermentará, hinchará el estómago o abdomen y no se aprovecharán sus propiedades ni vitaminas, ni minerales, siendo perjudicial en vez de beneficiosas.
- No mezclar fruta muy ácida con fruta muy dulce.
No mezclar frutas muy dulces con ensaladas.
No mezclar fruta ácida con féculas ni almidones.
- No beber agua ni otro líquido detrás de la fruta de hueso (cereza, melocotón, albaricoque, ciruelas, etc) porque pueden producir fermentaciones e incluso cólicos y diarrea.
- Se tomarán con moderación las frutas muy dulces como uvas, caquis, plátanos, dátiles, higos frescos o secos porque en exceso pueden producir problemas (sobrecargar el hígado).
- La proteína es recomendable consumirla en la cena.
Los hidratos de carbono con fécula y almidón, y las proteínas fuertes se acompañarán siempre con abundante verdura pero no mezclar entre ellos.
ALIMENTOS PROHIBIDOS.
- Leche. Nefasta para la salud. Sustituirla por leches vegetales: leche de avena, de arroz, de almendras, de sésamo, de chufa, de soja (si sienta bien y de vez en cuando), de lino, etc.
Terminado el periodo de lactancia, todo mamífero pasa a tomar la alimentación propia del animal adulto. Sólo el hombre pasa de la leche propia a la leche de otra especie animal, en lugar de pasar a una sana alimentación del adulto. Sólo el hombre, que al fin y al cabo también es un mamífero, comete la excepción de seguir tomando leche una vez destetado. No se le ocurre pensar que, si trasladamos este hecho al caso de otro mamífero, lo veríamos como algo absurdo. A nadie se le ocurriría afirmar que, una vez destetados, un elefante, un león, un buey, un venado, no podrían crecer si no recibieran leche de un animal de otra especie, a parte de su alimentación usual.
Como una vez destetados ya no necesitamos leche, la enzima que fabricamos para digerir la lactosa (azúcar de la leche) va disminuyendo hasta desaparecer. Además como la leche que tomamos después es de otro animal, adaptada exclusivamente al metabolismo de dicho animal, no es apta para nosotros dándonos innumerables trastornos y problemas ya que no la metabolizamos bien. Por ejemplo, el calcio de la leche no lo asimilamos bien, es más nos hace perder nuestro calcio, además que ese calcio de la leche no asimilado puede formar calcificaciones en las articulaciones y músculos, con su consecuente problema. Nos dicen que cuando carecemos de calcio deberíamos beber leche porque contiene mucho calcio; lo que no nos dicen, sin embargo, es que para digerir y metabolizar el calcio de la leche tenemos que deshacernos primero del fósforo que contiene, y que para procesar y eliminar el fósforo necesitamos calcio. Puesto que la leche contiene más fósforo que calcio, los huesos, los dientes y los músculos han de suministrar el calcio adicional necesario. Este simple hecho hace que la leche sea un importante alimento que contribuye a la pérdida de calcio, que a su vez, puede provocar osteoporosis y enfermedades como la de Crohn y el síndrome del colon irritable, diabetes, cardiopatía, trastornos respiratorios y cáncer.
Nuestro cuerpo tiene dificultades para asimilar las proteínas extrañas de la leche de otro animal; muchas de ellas además son alérgenas (dan alergia, sin darnos cuenta) con lo que si la tomamos asiduamente nos va a dar muchos problemas y como el sistema inmune se ve totalmente alterado va a provocar muchas otra alergias (como el polen, polvo, pelo de los animales, a gramíneas, a otros alimentos, etc). La leche de cada especie contiene los anticuerpos propios de dicha especie para proteger a la cría, que son totalmente distintos a los de otra especie, por lo tanto al ingerir estos anticuerpos que nosotros no reconocemos, nuestro sistema inmune aún se vuelve más loco y desestabilizado.
La leche, además, si se ingiere con otro alimento envuelve a éste formando una capa gruesa a su alrededor que no deja paso a los enzimas digestivos para digerir el alimento que se encuentra dentro, por lo tanto no se digiere correctamente (no aprovechando los nutrientes), fermentará y/o pudrirá formando las consecuentes toxinas, hinchazón abdominal, gases, malas digestiones, estreñimiento, etc.
La leche es una gran formadora de mucosidad, tanto a nivel del aparato respiratorio como digestivo, (aún en una cantidad normal) porque sus toxinas se eliminan mediante el moco. Con un exceso de cereales, sobre todo si son refinados, pasa lo mismo.
*Como resumen expongo lo que narra una autora nutricionista molecular, muy reconocida, sobre la leche y los productos lácteos:
Éstos, a parte de no ser recomendables por su alto contenido en grasas saturadas y proinflamatorias (que favorecen la inflamación), suelen producir una gran variedad de problemas para la salud. El problema más destacado y poco reconocido es que son alimentos muy dados a producir intolerancias, que en muchas personas pasan desapercibidas. Cuando nacemos nuestro aparato digestivo no está formado y, por este motivo, es importante que nos alimenten con leche materna. A través de la porosidad intestinal propia del recién nacido se absorben los nutrientes de este alimento. Cuando nos empiezan a salir los dientes, perdemos la enzima que digiere la leche, puesto que ya estamos preparados para comer más sólido. Es en ese momento cuando se empiezan a introducir otros alimentos con mucho cuidado, ya que nuestro aparato digestivo todavía está inmaduro y muy permeable. Entre estos alimentos uno de los favoritos es la leche de vaca, y con ésta comienzan muchos de los problemas de salud que arrastramos durante toda la vida. La leche de vaca contiene una estructura molecular demasiado grande para el bebé. La leche tiene la capacidad de permeabilizar el aparato digestivo del ternero para que los nutrientes de ésta se absorban debidamente. El mismo efecto ocurre cuando se alimenta con leche de vaca a un bebé. A través de esta permeabilidad se absorben las moléculas de la leche que son demasiado grandes para el organismo de un bebé. Esto pone al sistema inmunitario en estado de alerta, lo cual puede causar inflamación crónica, alergias y, con el tiempo, debilitar dicho sistema. Estas repercusiones suelen acompañar al individuo durante toda la vida, aunque sus manifestaciones varían. Por ejemplo, en un principio el bebé puede presentar cólicos, problemas de oído y catarros continuos; de niño, los síntomas suelen manifestarse como terrores nocturnos, asma o hiperactividad; en la adolescencia puede aparecer acné, depresión y dolores de cabeza; en la juventud, problemas intestinales y menstruales; en la madurez y vejez, artritis y osteoporosis. Todos estos desequilibrios de salud pueden ser debidos a un mismo problema: intolerancia a los productos lácteos. Por si esto fuera poco, los productos lácteos producen mucha mucosidad en el organismo taponando el sistema linfático (el que nos ayuda a desintoxicarnos), bloqueando la absorción intestinal y congestionando el sistema respiratorio. No hay que tener miedo a una posible carencia de calcio cuando se eliminan los productos lácteos de la dieta. La leche es alta en este mineral pero baja en magnesio, el cual es indispensable para ayudar en la absorción del calcio en los huesos. Entre los mejores alimentos en estos dos minerales (calcio y magnesio), se encuentran los vegetales verde oscuro, apio, col, brócoli, nabos, soja, higos y ciruelas secas, harina de algarroba, olivas, algas (especialmente las Hiziki), frutos secos y semillas.
- Azúcar de todo tipo: blanco, moreno (se diferencia solo del blanco en que no se han limpiando a fondo los residuos, es decir la melaza) sacarina, ciclamato, sacarosa, aspartamo, fructosa comercial, dextrosa, levulosa, etc. Son muy perjudiciales porque desmineralizan el organismo, acidifican y son tóxicas.
Algunos, de los tantos, efectos perjudiciales del azúcar son:
-El azúcar es un antinutriente, se comporta como un ladrón de nutrientes dentro del organismo. Son “calorías vacías” ya que le extraen todos los nutrientes, solo dejan la sacarosa, es decir el azúcar puro concentrado.
Por ejemplo, roba las vitaminas del complejo B, las cuales son tan necesarias e imprescindibles para nuestro metabolismo en numerosas e incontables funciones. Esto es debido a que para la digestión, asimilación y metabolismo del azúcar hacen falta vitaminas del grupo B, las cuales ya van incorporadas en los alimentos que contienen azúcar (como los cereales integrales, las frutas, las féculas y las legumbres o los endulzantes naturales completos) pero el azúcar al refinarlo le extraen entre otras cosas, las vitaminas del complejo B, no las contiene y las tiene que robar a nuestro organismo, no pudiendo aprovecharlas para las otras tantas funciones. Esto se complica aún más ya que en nuestra dieta occidental no consumimos casi vitaminas B porque en su gran mayoría están en el germen de los granos (de arroz, de trigo, de cebada, de avena, de maíz, etc) y se consumen también refinados, es decir sin el germen y sin el salvado, con lo que ya hay de por sí una “hipovitaminosis” (deficiencia de vitaminas) no pudiendo metabolizar el azúcar. Cuanto más azúcar se tome más demanda de vitaminas del complejo B habrá.
- El azúcar desmineraliza, hace perder el calcio y otros valiosos minerales del organismo.
-El azúcar acidifica, y de hecho es una de las principales causas de acidosis.
-El azúcar es un irritante de las mucosas.
-El azúcar altera la flora intestinal, de forma que pueden aparecer gérmenes de enfermedades y toxemia intestinal.
-El azúcar, al igual que todos los productos refinados, favorece el estreñimiento. Muchos estreñimientos no pueden ser vencidos mientras se sigue tomando azúcar.
-El azúcar compite con la vitamina C, cuando en la forma de glucosa se encuentran ambas en la sangre, de modo que cuando hay unos niveles excesivos de azúcar ésta puede desplazar a la vitamina C (de hecho, el ácido ascórbico es un azúcar ácido), dejando a los glóbulos blancos defensivos sin la misma. Esto puede ser decisivo a la hora de ganar o perder la batalla contra una infección. Además la vitamina C es imprescindible para la oxido-reducción (forma en que las células del organismo producen energía), para formar el colágeno y la elastina (el colágeno es la proteína que en más cantidad tenemos en el organismo, está presente en el tejido conjuntivo, el cual está por todo el organismo dando firmeza, y la elastina también dando elasticidad. Por ejemplo, en lo vasos sanguíneos, pulmones, huesos, articulaciones, cartílagos, músculo liso de los intestinos, piel y un larguísimo etcétera), para la función óptima de las glándulas suprarrenales, para mantener el colesterol en las arterias a raya, para evitar la ateroesclerosis y un largo etc.
-El azúcar es un inmunodepresor. Deja sin defensas al organismo cuando es consumido en exceso.
-El azúcar estimula y favorece el crecimiento de los virus, bacterias, hongos y parásitos o lombrices y favorece el crecimiento o desarrollo de los tumores cancerígenos.
Todos los productos con azúcar y dulces en general, especialmente cuanto más pegajosos sean, incluyendo caramelos, chicles, el chocolate en todas sus formas, helados, pastelitos y bollería, bebidas con azúcar como batidos y refrescos, etc., irritan las delicadas mucosas. Esta irritación en la mucosa, tiene el mismo efecto que una herida en la piel. La irritación de la mucosa disminuye la barrera natural contra la infección y, por tanto, inmediatamente uno es vulnerable a infecciones afines a las mucosas.
Si el azúcar favorece tanto la aparición de los resfriados es porque tiene una doble acción, por un lado a nivel local en las mucosas, y por el otro lado a nivel general sobre todo el organismo, desequilibrando desde su bioquímica hasta las defensas. A nivel local produce:
1-Irritación seguida de erosión o herida, abriendo la puerta a la infección. Deja su residuo recubriendo las mucosas y la acidez que dejan estos residuos (ya que el azúcar es acidificante) producen primero irritación y a continuación erosión de las células.
2-La alta concentración de azúcar localizada sobre la mucosa anula la capacidad de los fagocitos (es decir, de los glóbulos blancos encargados de la defensa) para enfrentarse a loa virus y las bacterias, de forma que estos se encuentran, además de la puerta del castillo abierta, a los guardias encargados de la vigilancia atados e indefensos. ¿Cómo no va a ser fácil el contagio?
Además las mucosas están limpiándose continuamente mediante el continuo trabajo de los cilios y la fina capa o película de mucosidad que es renovada cada 20 minutos. Pues bien, la naturaleza pegajosa o viscosa de los dulces dificulta esta función de limpieza. Se crea un fenómeno de obstrucción y la fina película de mucosidad no puede ser eliminada en esos 20 minutos y este retardo es un foco de fermentación e infección. Cuando las mucosas se ven impregnadas con estas sustancias pegajosas, los pequeños cilios se ven en serias dificultades. Para ser gráficos, las mismas dificultades que tendrías tú si estuvieras sumergido hasta la barbilla en una piscina llena de cola espesa. ¿Crees que tus movimientos serían muy ágiles? En ese instante te sentirías igual que los cilios cuando el chocolate y otros dulces pegajosos irritan el recubrimiento de la mucosa o de la garganta.
A nivel general, actuando sobre todo el organismo, el azúcar produce:
1-Acidosis y desmineralización
2-El consumo de azúcar refinado disminuye la capacidad de los leucocitos en proporción directa a la cantidad diaria ingerida. Como consecuencia se disminuye la resistencia inespecífica a las infecciones. También un gran abuso de frutas, zumos de frutas, melazas, siropes y miel pueden suprimir el funcionamiento del sistema inmunológico, pero se necesita cometer abusos verdaderamente exagerados con estos alimentos, mientras que con el azúcar refinado, debidos a su absoluta concentración, bastan las pequeñas dosis que fácilmente se toman durante el día para lograr este efecto negativo.
Para que el azúcar te deje indefenso no hace falta tomar mucho azúcar, basta con el azúcar que la mayoría de las personas toman a diario. Además, la mayoría de la gente no son conscientes de las cantidades reales que ingieren de la misma. Esto es así porque solamente del 20 al 30 por ciento del azúcar consumido es visible ya que el azúcar escondido no se ve. Las salchichas, el ketchup, las hamburguesas, los fiambres, los refrescos (tipo coca cola, kas, fanta, red bull, zumos industriales, ….etc), la comida precocinada, la salsa de tomate de los supermercados, los envasados, la bollería, el chocolate de los supermercados, el yogur comercial azucarado, el yogur con sabor a frutas, la mermelada del supermercado, cereales como Kelloggs All Bran u otros de desayuno comprados en el supermercado, fruta en almíbar, leche condensada, entre otros muchísimos productos que ya no nombro, llevan mucho azúcar.
El azúcar es en la actualidad uno de los mayores problemas con los que tenemos que enfrentarnos si queremos cultivar nuestra salud. Hay que renunciar por completo al azúcar. Para quienes no conocen los principios de la nutrición natural, esta actitud de rechazo hacia el azúcar puede parecer exagerada. No lo es en absoluto. El azúcar no es un producto sano desde ningún punto de vista objetivo. Solamente quienes tienen intereses directos o indirectos en este producto típico de la sociedad de consumo puede defender su uso con el cinismo que se precisa para ello. Las multinacionales del azúcar invierten a diario millones y millones de dinero en publicidad para convencernos de que el azúcar es bueno y necesario. De esta forma han logrado que lo que sólo es un comestible nocivo y artificial se vea como algo normal y hasta natural. Pero el precio que se paga por su ingestión es muy alto. Y algo que no se dice, es que el azúcar provoca adicción; esta sustancia es tan dañina como la nicotina, el alcohol o el café porque, al igual que estas drogas, puede crear dependencia.
- Cereales refinados. Pan blanco, pasta blanca, harina blanca, arroz blanco, etc. Son perjudiciales porque le faltan los nutrientes tan importantes para nuestro metabolismo que les retiran al refinarlos y que nuestro cuerpo compensará robándonoslos, a parte de que nos son necesarios y estaremos deficientes en ellos. También la fibra que les quitan al refinarlos conlleva a perjuicios porque es necesaria para que la evacuación intestinal se lleve a cabo adecuadamente y por completo (hacer todos los días de vientre no quiere decir que se evacue todo el contenido fecal que hay en los intestinos). Ha de saber que el estreñimiento o la evacuación incompleta es una fuente de toxemia intestinal primero, y con el tiempo pasa a ser una fuente de toxemia sistémica (de todo el organismo). La fibra soluble es prebiótica, esto quiere decir que alimenta y nutre a las bacterias beneficiosas de la flora intestinal para su correcto desarrollo y mantenimiento, lo cual es muy importante. Además, la fibra –sobre todo la soluble- atrapa parte de la grasa y azúcares de los alimentos, lo que retarda la absorción de los azúcares a la sangre que los va asimilando poco a poco manteniendo así un nivel constante y adecuado de glucemia en sangre durante todo el día (y no los típicos altos y bajos de glucosa en sangre de la dieta occidental moderna que son nefastos para la salud) y liberando por las heces parte de la grasa (como el colesterol, por ejemplo).
Nota: hay que tener en cuenta que la mayoría de los cereales contienen más fibra insoluble que soluble. La fibra insoluble aumenta el volumen de las heces al retener agua y acelerando el tránsito intestinal, es decir favorece la defecación. Las frutas, la mayoría de las verduras y las legumbres, sin embargo, contienen más fibra soluble que insoluble. Los frutos secos (almendras, avellanas, nueces…) y las semillas también contienen bastante fibra soluble e insoluble.
Si no sustituimos los refinados por los integrales o semiintegrales nunca tendremos buena salud.
TODO CONSUMIDOR DE AZÚCAR REFINADO, CHOCOLATE (QUE LLEVE AZÚCAR Y LECHE), LECHE Y CEREALES REFINADOS ES UNA VÍCTIMA POTENCIAL DE ENFERMEDAD O MALA SALUD.
Nota: el pan integral de panadería también es malo porque no es auténtico, sólo es pan refinado añadiéndole salvado.
Cuando se consumen hidratos de carbono refinados (cereales refinados, harinas refinadas como pan blanco, pasta, bollería, etc) o azúcar, los niveles de glucosa aumentan desproporcionadamente. Esto hace que el páncreas segregue una fuerte cantidad de insulina, lo cual provoca una retirada de glucosa demasiado brusca, en otras palabras, aparece la denominada “hipoglucemia reactiva” con sus correspondientes síntomas neuroglucopénicos (causados cuando el cerebro no recibe suficiente cantidad de glucosa: debilidad, llanto, angustia, visión borrosa, confusión, fatiga o cansancio, irritabilidad, pánico, nerviosismo, falta de concentración, incoordinación, depresión, sensación de mareo,…). El hipotálamo cuando siente este bajón de glucosa, activa el sistema nervioso autónomo, a través del cual se segregan catecolaminas (adrenalina y noradrenalina, principalmente). Estas hormonas estimulan la salida de glucógeno almacenado, lo cual produce un aumento de los niveles de glucosa. Esta producción de catecolaminas es la causante de los síntomas neurogénicos (que se manifiestan cuando las glándulas suprarrenales producen adrenalina y noradrenalina, con el fin de volver a subir los niveles de glucosa en la sangre: sudor, sofoco, taquicardia, mareos, náusea, temblores, vértigo, sensación de pánico y miedo, ansiedad, dolores de cabeza, espasmos intestinales, ahogo, sensación de hormigueo,…..)
Con los años y si la costumbre de comer azúcares e hidratos de carbono refinados continúa, el organismo es condicionado a producir más y más insulina, y a su vez, más y más catecolaminas. Esto produce un agotamiento tanto del páncreas como de las suprarrenales, llegando, también a afectar la forma en que el cuerpo se enfrenta a cualquier situación de estrés. Cuando el páncreas se agota sobreviene la diabetes de tipo 2.
La explicación de que los niveles de glucosa (azúcar) aumenten desproporcionadamente en sangre con estos alimentos es muy sencilla. En los cereales integrales, las largas cadenas de polisacáridos (almidón, que es una macromolécula formada por muchas unidades o moléculas de glucosa) deben ser fraccionadas en nuestro tracto gastrointestinal y pasar al torrente sanguíneo en forma de pequeñas moléculas de glucosa o azúcar. Esto retrasa la absorción hacia la sangre por lo que en los cereales la glucosa siempre se absorberá más lentamente que la del azúcar. Pero en los integrales también hay fibra, lo cual retrasa aún más la velocidad de absorción y esto falta en los cereales refinados por lo que se absorberán más rápidamente de lo debido en la sangre (hasta la fruta que contiene azúcares o glúcidos más sencillos que el almidón, que no requieren digestión, llevan fibra para absorberla más lentamente). Por el contrario, los azúcares refinados consisten en dos moléculas unidas (una de glucosa y otra de fructosa), esto les permite que se absorban muy rápidamente después de ser separadas en dos moléculas al no contener ni un ápice de fibra. Esta absorción rápida es la que provoca que los niveles sanguíneos de azúcar aumenten súbitamente, lo que provoca a su vez una superproducción de insulina que sitúa los niveles de azúcar por debajo de lo normal. Esta es la explicación de la “hipoglucemia”. Los consejos dietéticos no tienen en cuenta esta diferencia en los hidratos de carbono. Durante muchos años se les ha dicho a los diabéticos que disminuyan la ingesta de carbohidratos como grupo de alimentos; todavía hay muchos pueblos primitivos que toman una dieta en la cual casi el 80% son carbohidratos complejos y casi nunca desarrollan diabetes.
Cuando el contenido de azúcar en sangre es demasiado bajo todos los tejidos del cuerpo, salvo los del cerebro y sistema nervioso, tienen fuentes alternativas de energía. El tejido cerebral y tejido nervioso, dependen fundamentalmente de la glucosa para disponer de energía. De ahí los síntomas que se mencionan anteriormente ya que el sistema nervioso no funciona correctamente al no llegarle glucosa para producir energía. Y esto con el tiempo puede llevar a alteraciones mentales o alteraciones del comportamiento.
- Aceites vegetales hidrogenados, grasas trans, es decir: conservas, bollería, pasteles comerciales, mantequilla, margarina, etc.
Las grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas, también llamadas grasas trans son aceites omega-6, alterados para permanecer en estado sólido a temperatura ambiente, cuando normalmente son aceites líquidos incluso dentro de un refrigerador. Esta modificación de su estado los hace no solo menos fáciles de digerir, sino que incluso son inflamatorios. Pero presentan una ventaja de orden práctico: no se estropean. Por eso se utilizan en casi todos los alimentos industriales destinados a permanecer varias semanas o meses en las estanterías del supermercado. Así pues, es por razones puramente industriales y comerciales por lo que estos perniciosos aceites han desbancado a los demás.
La margarina, a parte de lo ya dicho, está tan refinada y procesada que es como plástico; si la llegan a refinar una sola vez más se convierte en plástico. Es un no alimento, es totalmente artificial, no comestible. No es adecuada para consumo humano ni de ningún otro animal. Consecuentemente es totalmente perjudicial.
- Sal refinada. Comprar en tiendas de dietética sal marina sin procesar o refinar y la sal de roca o sal del Himalaya.
La sal no tiene ningún beneficio para el cuerpo. Por el contrario, es responsable de causar numerosos problemas de salud, incluyendo los cálculos biliares y renales porque en ella los minerales están en forma inorgánica y el organismo no los puede asimilar; la única forma que el cuerpo tiene de asimilar los minerales es en forma orgánica, tal como están en los alimentos. Para que la sal sea de utilidad para el cuerpo, necesita penetrar la comida, esto es que la humedad de los alimentos disuelva la sal. Si la sal se usa en estado seco, entra al cuerpo sin ionizarse y produce sed (una señal de envenenamiento). Causa mayores daños al no ser propiamente asimilada y utilizada.
Añadir una pizca de sal marina sin refinar al agua para beber genera propiedades alcalinas y le aporta importantes minerales y otros elementos, por un periodo determinado de tiempo porque prolongado en el tiempo causa problemas. Es necesario mencionar que la comida debe tener un sabor delicioso sin llegar a lo salado.
- Café, té negro, cola, chocolate y todos los productos cafeinados, tabaco, alcohol y drogas. Estas sustancias agotan a largo plazo el organismo.
El tabaco y los productos cafeinados (café, té negro, cola, chocolate, etc) activan directamente las glándulas suprarrenales para producir catecolaminas, las cuales, como he mencionado antes, activan la salida del glucógeno y, por lo tanto, el aumento de glucosa. Para contrarrestar, el páncreas libera insulina y como resultado aparece el bajón de glucosa en sangre con sus efectos, mencionados anteriormente.
El hígado sólo procesa 3 gramos de alcohol por día.
- Embutidos. Llevan azúcar o lactosa en su composición, aditivos dañinos, nitrosaminas (cancerígenas) y son elaborados a una temperatura muy elevada, la cual es perjudicial y genera moléculas nocivas.
- Vinagre de vino(es acidificante). El industrial además lleva también unos aditivos que son muy perjudiciales para la salud.
- Refrescos sintéticos: fantas, kas, gaseosa, coca-cola, etc. Contienen unas grandes cantidades de azúcar (ej: una sola lata de coca-cola contiene 10 terrones de azúcar), colorantes, conservantes, aromatizantes, edulcorantes y otros aditivos. También llevan gas.
Son muy acidificantes, desmineralizantes e introducen una generosa cantidad de tóxicos en nuestro organismo.
- Zumos industriales. Llevan azúcar en cantidad y pierden la gran parte de las vitaminas y minerales de la fruta.
- Aceite refinado. Tienen que ser de 1ª presión en frío, que aportan sus ácidos grasos bajo su forma activa. Para cocinar sólo el de oliva virgen extra.
Antiguamente, los aceites se extraían de las plantas por primera presión en frío, a una temperatura lo más cercana posible a 30ºC. Estos aceites contenían ácidos grasos esenciales, en particular ácido linoléico y ácido alfalinolénico, que se reúnen bajo el nombre de vitamina F, bajo su forma normal cis. Sin embargo, el rendimiento era sólo del 30%.
Desde la segunda guerra mundial, numerosos aceites se extraían por calor, con vapor de agua entre 160 y 200ºC. Este procedimiento tiene un rendimiento del 70%. Se suele añadir una presión en frío después de mezclar el grano con un disolvente, el hexano, lo que permite recoger el 100% de la materia grasa. Los aceites así obtenidos son coloreados y malolientes, ya que contienen hexano y ciertos constituyentes de la planta que no afloraban con la técnica ancestral de la primera presión en frío. Esto obliga a múltiples refinamientos cuya eficacia, por otra parte, sólo es parcial. Este modo de preparación tiene 3 inconvenientes:
1) Persistencia de algunos productos nocivos como el hexano, muy integrado en los cuerpos grasos e imposible de eliminar por completo.
2) La saturación de una parte de los ácidos grasos insaturados, es decir, la desaparición de los dobles enlaces, que termina por crear ácidos grasos saturados no deseables y nuevas especies químicas más o menos peligrosas.
3) La transformación de una fracción de los ácidos grasos insaturados cis en la forma trans, que nuestro organismo es incapaz de metabolizar.
Se puede decir que la producción industrial de los aceites es una cocción sazonada con algunas sustancias tóxicas. La concentración de ácidos linoleico y alfalinolénico cis disminuye, y los acompañan moléculas inutilizables y algunas peligrosas. La preparación de margarinas es también criticable.
Los ácidos grasos poliinsaturados trans son nefastos y están implicados en ciertas afecciones frecuentes en la sociedad occidental como por ejemplo: hipercolesterolemia, arterioesclerosis, enfermedades cardiovasculares, obesidad, resistencia a la insulina en los diabéticos, cáncer y un larguísimo etcétera.
El déficit en ácidos grasos poliinsaturados cis tiene también graves consecuencias. Su carencia afecta al funcionamiento de las membranas celulares y desequilibra el metabolismo de las prostaglandinas, lo cual repercute en las respuestas inflamatorias e inmunitarias.
Por las consideraciones hechas es lógico que hay que sustituir los aceites industriales por otros de primera presión en frío para evitar enfermedades y preservar una buena salud.
- Frituras, guisos con mucha grasa o aceite.
Los alimentos que se fríen en aceite se empapan de grasa. Freír los alimentos produce radicales libres, productos químicos muy reactivos que, además de destruir las grasas esenciales del alimento, pueden dañar las células, acelerar el proceso de envejecimiento y destruir muchos micronutrientes.
El grado de daño potencial depende ya del tipo de aceite, de la temperatura a la que friamos y del tiempo que utilicemos. El aceite menos dañino a la hora de freír es el de oliva ya que es el que mejor soporta la temperatura sin alterarse porque tiene el punto de ebullición más alto que el del resto de los aceites y porque se descompone más lentamente ya que es más estable que los aceites de semillas por predominar en él los ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico). En los otros aceites vegetales predominan los ácidos grasos poliinsaturados (ácido linoleico principalmente, y ácido alfa-linolénico) que son esenciales pero se oxidan más fácil y rápidamente y se convierten en las indeseables “grasas trans”.
En los almidones fritos u horneados a altas temperaturas (patatas, cereales, aperitivos de maíz, galletas, harinas……) se encuentran unas sustancias denominadas acrilamidas, las cuales son cancerígenas. El nivel máximo aconsejado de esa sustancia es de 0,1 microgramos por litro o kilo y se hallan 1.200 en las patatas fritas de bolsa (450 en las caseras), 410 en las galletas y los crackers, 160 en los cereales de desayuno, 150 en los aperitivos de maíz y 140 en el pan. Pues bien, esa sustancia no aparece en ningún alimento cuando están crudos ni después de haber sido hervidos.
Todos los cambios que se producen en el aceite son negativos (tener en cuenta que los alimentos fritos se empapan de él). En resumen, son estos:
Saturación de los ácidos grasos: los ácidos grasos insaturados se convierten en saturados (como las grasas animales), con lo que pierden sus propiedades.
Formación de peróxidos e hidroperóxidos: son derivados de los ácidos grasos que actúan como “radicales libres”.
Formación de ácidos grasos trans.
Formación de ácidos grasos libres por hidrólisis de los triglicéridos, que comunican un sabor desagradable al aceite.
Formación de sustancias volátiles irritantes, como la “acroleína” y diversos hidrocarburos, cetonas y alcoholes.
- Agua del grifo. Contiene gran cantidad de sustancias nocivas para la salud. Entre ellas están el aluminio, nitratos, residuos de fertilizantes, herbicidas y pesticidas, metales pesados, cloro y flúor. El cloro destruye la flora intestinal y es uno de los productos químicos cancerígenos más potentes que existen; el flúor, a la larga, parece ser que debilita el sistema inmunitario y también es carcinógeno. Consumirla de una fuente potable o embotellada de baja mineralización o bien agua del grifo filtrada (existen filtros que eliminan los productos indeseables del agua). La mejor es la destilada que está totalmente libre de impurezas y residuo seco (minerales inorgánicos).
Nota: se absorbe más cloro a través de la piel que el que se pueda ingerir bebiendo agua del grifo. Evitar ducharse sin un filtro anticlórico.
- Carne roja. En tal caso de consumirla, como máximo una vez al mes. Contiene mucha proteína concentrada (tóxica para el sistema, sobrecarga los sistemas de eliminación del organismo, como el hígado, riñones…)) y grasa saturada (que en exceso nos es perjudicial) y nada de glúcidos y muchas menos vitaminas y minerales que los alimentos vegetales, esenciales para el funcionamiento del organismo.
La muerte en la carne.
La investigación científica ha demostrado que todos los carnívoros tienen gusanos y una elevada incidencia de parásitos en sus intestinos. Esto no puede sorprendernos si se tiene en cuenta que la carne muerta (de cadáver) es el caldo de cultivo favorito de microorganismos de toda clase. Un estudio demostró que cerca del 80% de la carne picada de vacuno está contaminada con microbios patógenos. Los gérmenes y parásitos que hallamos en la carne debilitan el sistema inmunológico y se encuentran en el origen de muchas dolencias. De hecho, la mayoría de las intoxicaciones alimentarias actuales están relacionadas con el consumo de carne. Algunos parásitos, como la Escherichia coli actúa agresivamente, otros no actúan con tan contundencia pero la mayoría de ellos tienen efectos a largo plazo, que sólo se advierten después de muchos años de comer carne. Las autoridades y la industria alimentaria están intentando desviar la atención del problema cada vez mayor de la contaminación de la carne diciendo a los consumidores que si ocurren esos accidentes es por su propia culpa. Salta a la vista que quieren evitar procesos judiciales millonarios y el deterioro de la imagen de la industria cárnica. Insisten en que los peligrosos brotes bacterianos se producen porque los consumidores no cocinan la carne que comen en casa durante el tiempo suficiente. Actualmente se considera un crimen servir una hamburguesa poco hecha, pero aunque no haya cometido ese “crimen” cualquier infección se achacara a que no se haya lavado las manos cada vez que manipula un pollo crudo o que haya colocado el pollo directamente sobre la superficie de trabajo de la cocina junto a otros alimentos. La carne como tal declaran es absolutamente segura y cumple los requisitos de seguridad que impone el gobierno; por supuesto, esto sólo es verdad si uno se desinfecta las manos y la superficie de trabajo de su cocina. Proponer semejante “solución” a los 76 millones de víctimas de enfermedades derivadas de la carne escapa a todo sano raciocinio, salvo si lo que se pretende es salvaguardar los intereses del gobierno y de la industria cárnica. Si determinado alimento importado de China resulta contaminado, aunque no haya causado la muerte de nadie, inmediatamente lo retiran de los estantes de los supermercados. En cambio, a pesar de los estudios científicos que demuestran que el consumo de carne perjudica y acaba con la vida de millones de personas cada año, la carne sigue vendiéndose en todas las tiendas y mercados.
Los nuevos microorganismos mutantes que hay en la carne actualmente son extremadamente mortíferos. Para que una persona enferme de intoxicación por salmonella tiene que ingerir por lo menos un millón de estos gérmenes, pero para resultar infectado por uno de los nuevos microorganismos mutantes, basta con tomar tan sólo cinco de ellos. En otras palabras, una pequeña partícula de hamburguesa no hecha que pasa de un utensilio de cocina al plato es suficiente para acabar con la vida del comensal. Los científicos han identificado en la actualidad a más de una docena de agentes patógenos alimentarios con estos efectos mortales. El Centro de Control de Enfermedades admite que ni siquiera sabemos qué microorganismos hay detrás de la mayoría de enfermedades y muertes relacionadas con los alimentos.
Buena parte de la infestación de la carne con gérmenes se debe a que los animales de granja se nutren de alimentos que no tienen nada que ver con su comida natural. Las vacas se alimentan ahora con maíz, que son incapaces de digerir, pero que hacen que engorden rápidamente. El pienso para el ganado vacuno también contiene heces de pollo. Los millones de kilos de restos de pollo (heces, plumas y lo que sea que se recogen del suelo de las granjas avícolas se reciclan para elaborar piensos para las vacas). La industria considera que son buenas proteínas. Los demás ingredientes de los piensos que se dan a las vacas consisten en restos molidos de animales como pollos, cerdos y caballos muertos. De acuerdo con la industria, dar al ganado forrajes naturales y saludables sería excesivamente costoso y además innecesario. ¿A quién le preocupa saber de qué está hecha la carne mientras parezca carne? ¿Desde cuándo un animal rumiante como la vaca come carne (ya que va en contra de su fisiología)?
Combinada con fuertes dosis de hormonas del crecimiento, una dieta a base de maíz y piensos especiales se reduce el período de engorde de un ternero hasta su comercialización de los 4 ó 5 años que serían normales a tan sólo 16 meses. Por supuesto, esta dieta antinatural hace que las vacas enfermen. Al igual que sus consumidores humanos, sufren de ardor de estómago, hepatitis, úlceras, diarrea, neumonía y otras infecciones. Para mantener el ganado en vida hasta que llegue el momento de su sacrificio, a la edad de 16 meses, hay que dar a las vacas enormes dosis de antibióticos. Mientras, los microbios que responden al ataque bioquímico masivo de los antibióticos hallan la manera de inmunizarse frente a estos medicamentos mutándose en nuevas cepas resistentes.
Las desdichadas vacas que no caen muertas prematuramente a causa de todos los venenos que les administran durante su breve existencia terrenal, experimentan un final indigno y cruel en el matadero o la planta de despiece. Desde allí, la carne enferma e infestada de gérmenes, va a parar al supermercado de la esquina y poco después al plato de nuestra cena…si nos animamos.
¿Es la carne un alimento natural para los humanos?
Desde hace mucho tiempo se viene advirtiendo a los vegetarianos de que no ingieren suficientes proteínas esenciales que se supone que deben tomar los humanos todos los días. Se sabe que los 8 aminoácidos que forman estas proteínas se pueden encontrar en una simple comida a base de arroz y alubias, en una ración de chía, en la quinoa, amaranto, etc. Aunque existen muchos más alimentos no cárnicos que contienen esas proteínas que tipos de carne, todavía se considera que la carne es la mejor fuente de proteínas. El hecho de que comer demasiadas proteínas esté asociado a muchos más problemas de salud graves que comer muy pocas, apenas se tiene en cuenta, en el mejor de los casos, en el debate de las proteínas.
Los típicos trastornos derivados del consumo excesivo de proteínas son la osteoporosis, las enfermedades del corazón, la artritis reumatoide y el cáncer. En cambio, quienes nunca toman proteínas animales como las que contiene la carne, el pescado, los huevos y los productos lácteos presentan unos índices muy bajos de estas enfermedades y tampoco sufren deficiencia proteica, siempre que coman cantidades suficientes de frutas, verduras, cereales, legumbres y unos cuantos frutos secos y semillas. No está demostrado científicamente que las personas que jamás han comido proteínas animales tengan deficiencia de proteínas. En cambio, nuestras sociedades modernas consumen por lo menos un 50% más de proteínas que las realmente necesarias. Tal vez, en lugar de una falta de proteínas, al margen de si esto se refiere a loa aminoácidos esenciales o a los no esenciales, haya que hablar de un consumo excesivo de proteínas. Al llenar los tejidos conectivos o conjuntivos de nuestro organismo con proteínas sin usar, convertimos el cuerpo en un pozo rebosante de ácidos y residuos nocivos, creando de este modo un terreno abonado para la enfermedad, incluida la arterioesclerosis e infecciones bacterianas o víricas. Considerar la carne un alimento natural para los seres humanos es, por tanto, algo más que una exageración, especialmente cuando se sabe que acaba con la vida de tantas personas.
En la raíz del problema se halla la incapacidad del ser humano para descomponer la proteína de la carne en aminoácidos. Trozos de carne sin digerir penetran en el tracto intestinal, arrastrando consigo a los parásitos. La mayoría de estos últimos, también denominados duelas o tremátodos intestinales, resisten tanto el calor aplicado durante la cocción como los ácidos del estómago humano. Los animales carnívoros, por otro lado, acaban con estos parásitos al instante mientras la carne pasa por su estómago. Esto se debe a que su estómago produce veinte veces más ácido clorhídrico que el nuestro. Esta enorme cantidad de ácido ayuda al animal a descomponer las proteínas de la carne en sus componentes esenciales. Si un hombre joven y sano come un pedazo de carne, tal vez podrá digerir un 25% del mismo. En cambio, los animales carnívoros son capaces de digerir casi la totalidad de la pieza, incluidos los huesos y el tejido fibroso. Los parásitos y microorganismos no sobreviven a este ataque ácido.
La función digestiva principal en los animales carnívoros tiene lugar en el estómago y no en el intestino delgado. La carne permanece en su tracto intestinal, que es relativamente corto, durante poco tiempo. Nuestro intestino delgado, que mide de 5 a6 metros de longitud, procesa la mayoría de los alimentos naturales durante varias horas. La carne, en cambio, puede permanecer en el intestino delgado durante nada menos que de 20 a 48 horas, periodo en que buena parte de ella se pudre y descompone. El proceso de putrefacción da lugar a la generación de los venenos de la carne: cadaverina, putrescina, aminas y otras sustancias altamente tóxicas. Estos venenos empiezan a actuar como agentes patógenos (factores causantes de enfermedades) en el organismo. Muchos de ellos van a parar al sistema linfático, provocando una congestión de la linfa y la acumulación de líquido y grasa, primero en la parte central del cuerpo y, finalmente, en el conjunto del mismo. Puesto que los restos de la carne no digerida pueden acumularse y permanecer en las paredes intestinales de los humanos durante de 20 a30 años o más, no es extraño que el cáncer de colon sea una enfermedad frecuente entre los humanos carnívoros y prácticamente inexistente entre los vegetarianos y los animales carnívoros. El cáncer de colon, en la mayoría de los casos, no es más que otro nombre del envenenamiento constante por la carne putrefacta. Se sabe que mientras es digerida, la carne genera metabolitos esteroideos que tienen propiedades cancerígenas (es decir, que producen cáncer). En otras palabras, incluso si es capaz de digerir la carne debidamente o de comer carne sana de ganado criado al aire libre y no alimentado con cereales, se seguiría incrementando el riesgo de padecer cáncer de colon.
Los riñones, que extraen productos residuales de la sangre, también sufren debido a la sobrecarga de venenos cárnicos, consistentes en su mayor parte en desechos nitrogenados (amoníaco, urea, ácido úrico…). Incluso los carnívoros moderados hacen trabajar a sus riñones tres veces más que los vegetarianos. Los jóvenes, en general, todavía pueden ser capaces de soportar este esfuerzo pero a medida que crecen y envejecen el riesgo de sufrir insuficiencia renal aumenta bastante.
Después de muchos años de consumo regular de carne, el cuerpo puede sucumbir de pronto a la marea de sustancias venenosas que emanan de la carne no digerida. Un estudio científico realizado en Alemania ha demostrado que las personas de mediana edad que consumen carne para cenar son más propensas a sufrir un ataque cardíaco a la mañana siguiente que las que no comen carne. La entrada de una cantidad excesiva de proteínas en el torrente sanguíneo puede espesar la sangre y reducir drásticamente el abastecimiento de oxígeno al corazón y otros órganos vitales como el cerebro.
Las células de los animales, a diferencia de la de las plantas, que tienen una pared rígida y un sistema circulatorio simple, sucumben con gran rapidez cuando se les corta el suministro de sangre. Apenas muerto el animal, sus proteínas celulares empiezan a espesarse y endurecerse (coagulación) y las células se descomponen rápidamente debido a unas enzimas destructivas. Esto, a su vez, da pie a la formación de una sustancia degenerativa llamada tomaína, que es la causa conocida de numerosas enfermedades. La destrucción celular se produce en las células de todos los tipos de carne de animales muertos, incluidos el pollo y el pescado. Todos los productos cárnicos ya están contaminados de entrada por proteínas descompuestas o putrefactas. Un animal muerto deja de ser fresco inmediatamente. Al margen de lo que se haga con él, es imposible devolverle la vida o convertirlo en alimento vivo para nuestro cuerpo. La putrefacción y el crecimiento bacteriano se ponen en marcha nada más ocurrir la muerte del animal y ya hayan alcanzado una fase muy avanzada cuando la carne lleva varios días o semanas muerta, como sucede cuando se ofrece a la venta en la mayoría de supermercados o carnicerías.
Tanto si se trata de Escherichia coli, de otras bacterias o de enzimas que actúan sobre la proteína muerta ingerida, el caso es que ponen en “pie de guerra” al sistema inmunológico del cuerpo; de ahí el efecto estimulante de la carne. En función de los recursos físicos y de la capacidad inmune de cada uno, el cuerpo puede verse finalmente superado por el influjo de venenos virulentos y gérmenes destructivos y generar síntomas de enfermedad. Quienes tienen el sistema inmune más débil suelen ser los primeros en sufrir los efectos del envenenamiento producido por la carne.
Sí, los alimentos pueden transformarse en un veneno mortal y matar a las personas. Los tipos de venenos que se derivan de la putrefacción (descomposición) de la carne o el pescado en el cuerpo son algunos de los más potentes que se encuentran en el mundo natural. Muchos de los centenares de miles de personas mayores frágiles que están ingresadas actualmente en hospitales morirán innecesariamente tan sólo porque les dan carne o pescado para comer, una misión imposible para el sistema digestivo tras una intervención quirúrgica o un ataque cardíaco o durante el tratamiento de su enfermedad o durante el tratamiento de una enfermedad crónica. A menudo estreñidos, estos pacientes no sucumben a su enfermedad, sino que más bien fallece a causa de la carne podrida atascada en su tracto gastrointestinal, de la forma que emanan cadaverina, putrescina, aminas y parásitos que invaden su sistema digestivo.
- Toda la anatomía del hombre (mandíbulas, dentadura, sistema digestivo, manos y pies), como la del gorila o del orangután, demuestra que tiene que haber evolucionado durante millones de años comiendo frutas, cereales, verduras, frutos secos y semillas. Antes del último cambio súbito de polaridad de la Tierray de la última glaciación, ningún ser humano habitaba en las regiones frías del planeta. Todos ellos vivían en las cálidas zonas tropicales donde tenían bastante alimento vegetal a su disposición. De pronto, sin embargo, las zonas anteriormente tropicales de Siberia y la región ártica experimentaron un brusco descenso de las temperaturas. Los animales se morían de frío en un instante, mientras todavía masticaban frutos tropicales. Algunos de estos animales han sido hallados hace poco, miles de años después, totalmente intactos, con los frutos todavía en la boca. La profunda ola de frío se extendió con tal rapidez que ni siquiera les dio tiempo para tragar el fruto que estaban comiendo. Esos humanos y animales que tenían la suerte de vivir en otras zonas tropicales del planeta conocieron cambios climáticos más moderados y, de este modo, lograron sobrevivir al repentino comienzo de la glaciación. Sin embargo, tuvieron que aprender a convivir en las estaciones del año, tal como las conocemos ahora. En las estaciones frías no tenían más remedio que matar animales para comer. Entonces fue cuando la caza y el consumo de carne se volvieron una necesidad. Pero esto no tiene nada que ver con el diseño original de la constitución humana. Es más, el consumo de carne no es una cuestión programada de alguna manera en determinados grupos sanguíneos, como quieren hacernos creer los promotores de la dieta según el grupo sanguíneo.
Los animales herbívoros, incluido el ser humano, tienen intestinos largos diseñados para la digestión lenta de frutas y verduras ricas en nutrientes. Nuestra estructura dental sólo nos permite cortar frutas y verduras con los incisivos (pensemos en los útiles que nos resultan cuando comemos una manzana) y para triturar y moler frutos secos, granos y semillas con ayuda de los molares. Nuestros caninos, cortos y romos, no tienen ninguna capacidad efectiva para cortar y desgarrar carne. De hecho, nuestra anatomía no posee nada comparable con las zarpas afiladas de un tigre o un águila. La mano humana, con el pulgar separado para hacer pinza, está más preparada para recoger frutas y verduras que para matar presas. Si fuéramos carnívoros por naturaleza, también nosotros estaríamos dotados de las mismas o similares aptitudes para la caza que los animales carnívoros.
Teorías engañosas
Por desgracia la ciencia médica y nutricional dominante basa sus teorías no tanto en los procesos básicos que se desarrollan en el organismo, sino más bien en el contenido de los alimentos. Esto puede ser muy engañoso, por decirlo suavemente.
El mero hecho de que el pescado contenga elementos beneficiosos no significa que el cuerpo sea capaz de absorberlos eficazmente y aprovecharlos (dejando de lado, por supuesto, el mercurio y otros metales que absorben los peces del mar o de lagos y ríos, o los antibióticos, colorantes y otros aditivos alimentarios con que se alimenta a los peces criados en piscifactorías). El pescado tiene que ser rico en nutrientes pues de lo contrario no existirían ballenas, los delfines ni los osos o ninguna otra forma de vida en este planeta. Pero eso no significa que cualquier elemento nutritivo que exista en la naturaleza deba aparecer también en nuestro plato.
Como se ha explicado anteriormente, una vez muerto el pez o cualquier animal se interrumpe el suministro de oxígeno a sus células. Con ello se pone en marcha inmediatamente el proceso de destrucción celular debido a los enzimas intracelulares. A menos de que la persona se coma el pescado o el pollo justo cuando el animal acaba de morir y en estado crudo, la mayor parte de lo que ingerirá será proteína podrida. Si no se trata con agentes colorantes cancerígenos una pieza de carne empezará a adquirir un color gris verdoso en cuestión de horas. Para empeorar todavía más las cosas, al guisar, asar o freír carne, pescado, huevos y aves se aplica calor suficiente para que se coagulen las escasas proteínas que todavía puedan quedar intactas. Pensemos en un huevo crudo que se cuece o fríe: la yema y la clara líquidas se tornan rápidamente consistentes y sólidas. Las moléculas de proteínas pierden su estructura tridimensional y quedan destruidas por efecto del calor.
El cuerpo no es capaz de aprovechar la proteína coagulada para formar células. En su lugar, la trata como si fuera un agente patógeno, es decir, un factor causante de enfermedades. Como consecuencia de ello, este alimento, que ahora se ha vuelto tóxico, no hace en el mejor de los casos otra cosa que estimular el sistema inmune en el intestino delgado e inducir una fuerte respuesta de eliminación en el intestino grueso. La respuesta inmune hace que uno se sienta más lleno de energía y tal vez piense que esto se debe a que ha comido alimentos de origen animal pero esto está muy lejos de la verdad. Por muy decepcionante que suene, con cada respuesta inmune el cuerpo en realidad se debilita; cada vez más conductos biliares se obturan con cálculos y el sistema cardiovascular se congestiona progresivamente a medida que se depositan cantidades crecientes de proteínas en las paredes de los vasos sanguíneos. Éstas son las causas más comunes de la enfermedad crónica.
La ingesta de carne también estimula las hormonas del crecimiento y las hormonas masculinas del cuerpo, lo que puede hacer crecer excesivamente ciertos tejidos. Muchos hombres jóvenes de hoy en día son muy anchos y muy altos y tienen músculos abultados, un fenómeno que rara vez se observa en la mayoría de regiones de Asia, Sudamérica y África, donde la carne escasea y en cambio hay muchos vegetales. Un cuerpo demasiado grande y pesado constituye una gran desventaja pues puede predisponer al individuo a sufrir diabetes, enfermedad coronaria u otros problemas físicos y también mentales en una fase posterior de su vida. Además, para el mantenimiento de los grandes músculos hace falta mucha energía lo que puede reducir notablemente la esperanza de vida.
Como demuestran los animales más fuertes del mundo (por ejemplo, el elefante, el búfalo de agua, la jirafa, el caballo, la vaca, el gorila y el orangután) no hace falta que los seres humanos comamos proteínas para ponerlas a disposición de las células del cuerpo. Un bebé recién nacido triplica su tamaño y su número de células repletas de proteínas en sus primeros 16 meses de vida sin ingerir ningún alimento proteico. Habrá quien responda a esto con la siguiente afirmación: ¡Pero si la leche materna está llena de proteínas!. ¡Ni mucho menos! La leche materna no contiene más que una cantidad mínima de proteínas, a saber, de 1,1 a1,6 gr por 100 gr de leche. La mayoría de los niños sanos de todo el mundo no reciben otros alimentos a parte de la leche materna en su primer año de vida. Si la leche materna contiene, pongamos 1,4 % de proteínas, esta cantidad no sería ni de lejos lo suficiente para duplicar un aumento de peso de 7 kg que experimenta el bebé en el primer año.
Por naturaleza, los seres humanos y la mayoría de otros animales no carnívoros no dependen de la ingesta de proteínas para desarrollar y mantener sus músculos, células y órganos. En realidad, todos derivamos los nutrientes esenciales que precisamos del aire que respiramos y eso desde la primera bocanada. Todo el mundo sabe que para vivir necesitamos las moléculas de oxígeno del aire pero son muy pocos los que también saben que necesitamos y aprovechamos, asimismo, las moléculas de nitrógeno, carbono e hidrógeno de que está saturado el aire. Estas cuatro moléculas son los ingredientes constitutivos de todos los aminoácidos del cuerpo humano y de cualquier otro ser vivo del planeta. Nuestro ADN y el hígado son perfectamente capaces de sintetizar estas moléculas formando aminoácidos y proteínas completas. El cerebro produce miles de millones de neuropéptidos (los péptidos están formados por aminoácidos) cada día. Los billones de enzimas que elabora el cuerpo también están formados por proteínas. De modo similar, la mayoría de las hormonas del cuerpo están constituidas por proteína pura.
La deficiencia de proteínas se produce únicamente en las personas cuya función hepática, respiratoria e inmunológica están seriamente mermadas o que ingieren demasiadas proteínas. Esto se debe a que las proteínas sobrantes que se acumulan en las membranas basales de los vasos capilares sanguíneos impiden que el suministro de proteína llegue a las células. Miles de personas han envejecido prematuramente o han sufrido dolencias que les han debilitado debido al consumo excesivo de proteínas. En ninguna otra época de la historia de la humanidad se ha ingerido tanta carne y otros alimentos proteicos concentrados como en nuestros días.
También vale la pena señalar que los animales carnívoros tienen una capacidad ilimitada para digerir las grasas saturadas y el colesterol. Unos perros, por ejemplo, que recibieron 200 gr de grasa de leche junto a su ración de comida diaria durante dos años no mostraron después ningún tipo de lesión en sus arterias ni variaciones en su nivel de colesterol en sangre. En cambio los conejos, que sólo comen verduras, desarrollaron rápidamente arterioesclerosis cuando recibieron 2 escasos gramos de colesterol al día. Los humanos también tienen una capacidad muy limitada para digerir y procesar las proteínas y las grasas de la carne. Si prestáramos atención a nuestros instintos básicos y no a los lemas publicitarios de la industria alimentaria veríamos que la carne nunca ha sido un alimento para humanos.
La carne, causa importante de enfermedades y envejecimiento.
Las poblaciones que comen carne suelen vivir menos tiempo y mostrar la mayor incidencia de las enfermedades degenerativas. Si adoptáramos una dieta vegetariana estaríamos en condiciones de erradicar casi por completo la enfermedad cardiovascular, En comparación con el consumo de carne, el hábito de fumar no parece ser más que un factor de riesgo secundario en lo que a la salud del corazón se refiere.
La enfermedad coronaria es prácticamente desconocida en sociedades en las que el consumo de carne es bajo y en que la mayoría de la población come sobre todo alimentos tradicionales. Un grupo de médicos e investigadores de la Universidad de Harvard examinó a 400 personas de una aldea perdida en las montañas del Ecuador y se sorprendió al observar que salvo 2 hombres, ninguno de los habitantes de más de 75 años de edad, incluidos todos los centenarios y un hombre de 121 años, mostrara algún síntoma de enfermedad coronaria. Todas estas personas eran completamente vegetarianas. El examen de personas de grupos de edad similares en Estados Unidos revelaría normalmente una incidencia del 95% de la enfermedad coronaria.
El cáncer, la segunda enfermedad mortal más común y que actualmente se acerca ya mucho a la enfermedad coronaria, también puede tener su origen, en gran parte, en el consumo de la carne. La investigación moderna en torno al cáncer afirma que se han hallado compuestos proteicos específicos responsables de ciertos tipos de cáncer. Esto en sí mismo puede ser un hallazgo sorprendente pero todavía más destacado sería descubrir de dónde proceden esas proteínas. La carne putrefacta es una de las respuestas y la proteína en descomposición de las células muertas de nuestro organismo es otra. El consumo de carne frena o impide la eliminación competa de las células muertas del cuerpo debido a la congestión del sistema linfático (encargado de eliminar las células muertas por medio de los macrófagos, un tipo de glóbulos blancos) y favorece el agotamiento de los recursos de energía, minerales y vitaminas que tiene el cuerpo (que necesita para desintegrar las células muertas y eliminarlas con seguridad). Tanto las proteínas de la carne no digerida como las de las células en descomposición pueden dañar, por tanto, a las células humanas e interferir en sus programas genéticos.
Otra razón por la que las personas que comen carne tienen más cáncer que las vegetarianas reside en el hecho de que las primeras ingieren grandes cantidades de nitratos sódicos, que son conservantes cancerígenos utilizados para proporcionar un aspecto fresco a la carne. Pero la carne deja de ser fresca tan pronto muere el animal. Como ya se ha indicado, si no se trata, la carne de un animal muerto adquiere en pocos días un color gris verdoso enfermizo. Puesto que nadie compraría carne en semejante estado, la industria cárnica emplea esos nitratos tóxicos para que el producto conserve su color rojo y su aspecto agradable.
Con todo, la noticia más sorprendente del mundo de la investigación sobre el cáncer es que las aminas secundarias, presentes en la cerveza, el vino, el té y el tabaco, reaccionan con los conservantes químicos de la carne formando nitrosaminas. Las nitrosaminas son uno de los grupos de cancerígenos más potentes y versátiles que se han descubierto hasta ahora. En otras palabras, si el lector fuma o bebe cerveza, vino o té y también come carne está produciendo una de las toxinas más mortíferas que pueden hallarse en parte alguna. Resulta que la mayoría de las personas que consumen carne también beben vino o cerveza y muchas además de ellas fuman.
El sistema inmune de un humano carnívoro también tiene que combatir a otros muchos agentes cancerígenos. A los animales de granja se les inyectan regularmente hormonas para estimular el crecimiento, los alimentan con estimulantes del apetito para forzarles a comer continuamente y se les administran antibióticos, sedantes y mezclas de piensos químicos. Más de 2500 medicamentos reciben rutinariamente los animales para engordarlos y mantenerlos vivos. La mayoría de estas sustancias químicas dañinas siguen estando presentes en los animales en el momento de sacrificarlos. Una vez muertos, les administran otros muchos fármacos, que seguirán estando presentes en la carne cuando el consumidor la ingiera pero la ley no exige que se declare la lista de medicamentos que componen el cóctel que se ha añadido. Por tanto una persona no tiene manera de saber qué tipo de interacciones entre medicamentos y reacciones alérgicas puede sufrir cuando se come un jugoso chuletón en su restaurante favorito. Es decir imaginar cuántas personas enferman sin ninguna razón aparente debido a que han sido drogadas con los fármacos venenosos que contiene la carne que comen. Tristemente, cuando van a su médico lo más probable es que éste le recete también medicamentos para combatir los efectos de los que ya han tomado sin saberlo.
Una de las sustancias químicas que se incorpora al pienso del ganado en Estados Unidos es la hormona del crecimiento dietilestrilbestrol. La FDA calcula que el uso de esta sustancia supone para los productores cárnicos de Estados Unidos 500.000000 millones de dólares al año. El DES es un potente agente cancerígeno y ha sido prohibido en 32 países, que lo han calificado de grave peligro para la salud. Según otro informe de la FDA, los antibióticos penicilina y tetraciclina comportan por sí solos para la industria cárnica un ahorro de 1900 millones de dólares al año. Sin embargo estos medicamentos pueden estar incubando organismos resistentes a los antibióticos en el organismo del consumidor.
Según la publicidad los alimentos a base de proteínas animales son la opción más segura para las personas con diabetes tipo 2 y también para los que quieren evitar desarrollar esa enfermedad. Nada puede haber más lejos de la verdad. La mayoría de las personas creen que el alto nivel de azúcar en su sangre se debe a que ingieren demasiado azúcar o hidratos de carbono refinados. Tienen razón. Recientemente se ha demostrado que las mujeres que beben cada día un refresco corriente, como coca-cola o pepsi tienen un 83% de posibilidades de desarrollar una diabetes (una lata de refresco contiene 12 cucharaditas de azúcar o la cantidad equivalente de jarabe de maíz de alto contenido en fructosa, lo que supone unas 200 calorías). Sin embargo el consumo de carne también es uno de los principales factores del desarrollo de la diabetes.
Cuando se ingieren alimentos proteicos concentrados, como carne o pollo, el cuerpo precisa mucha insulina para sintetizar proteínas a partir de los aminoácidos derivados de esos alimentos. De acuerdo con las investigaciones científicas, el estímulo de la síntesis de la proteína es una función clásica de la insulina. La pérdida del efecto estimulante de la insulina sobre la síntesis de proteína frenaría el crecimiento del organismo y comportaría la pérdida de peso, que son los típicos síntomas de la diabetes tipo 1. Para asegurar que los aminoácidos derivados de la carne se sintetizan en proteínas el páncreas tiene que secretar insulina. En otras palabras, cuantas más proteínas se ingieren más insulina necesita fabricar el organismo con lo que aumentan las posibilidades de desarrollar resistencia a la insulina y a la diabetes de tipo 2.
Así cuando uno consume un filete de carne de tamaño normal fuerza al páncreas a secretar más insulina que la que sería necesaria para responder a la ingesta de doce veces la cantidad de azúcar que contiene una lata de refresco. Además, si uno come carne con patatas y luego toma un postre dulce y bebe un refresco para acompañar a la comida, como lo hacen tantas personas, es muy probable que siga incrementando la resistencia a la insulina.
El efecto de la insulina sobre el metabolismo de la proteína es complejo y comporta cambios tanto en la síntesis como en la degradación de la proteína. Si una persona toma demasiada proteína aumentan las secreciones de insulina para ayudar a degradar la proteína ingerida. La síntesis de proteína y el control del metabolismo de los hidratos de carbono y de la grasa se han relacionado actualmente de una manera inesperada, al descubrirse, por ejemplo, que muchos de los mismos sistemas de señalización utilizados por la insulina para controlar el metabolismo de la glucosa están implicados también en el control de la síntesis de proteína y de la acumulación de grasa. El resultado es que una ingesta excesiva de proteína es una causa directa de la resistencia a la insulina y puede dar lugar a la aparición de una diabetes de tipo 2.
Otros efectos muy nocivos que pueden producirse como consecuencia de comer carne son generados indirectamente por las trágicas condiciones a que se ven sometidos los animales de granja durante su breve existencia. La mayoría de ellos nunca ven la luz del Sol, sino que pasan toda la vida apretujados en un entorno cruel, simplemente para morir de forma violenta. Las grandes granjas avícolas crían pollos que nunca han respirado aire fresco o han podido dar ni siquiera un paso. Esto no sólo altera gravemente su química interna sino que también causa malformaciones y el desarrollo de tumores malignos. Estos animales enfermos son sacrificados y luego vendidos a clientes que no sospechan nada. En Estados Unidos está permitido comercializar pollos que tienen aerosaculitis (una dolencia similar a la pulmonía), que hace que se acumulen mucosidades llenas de pus en los pulmones. Otros ejemplos de enfermedades comunes incluyen el cáncer de ojos y los abscesos hepáticos entre las vacas. En las empresas de la industria cárnica se detectan regularmente cadáveres de animales contaminados con heces de roedores, cucarachas y óxido pero los inspectores de la autoridad sanitaria suelen hacer la vista gorda ante estas infracciones de la normativa ya que de lo contrario el conjunto del sector se vería obligado al cierre.
La investigación moderna en torno a enfermedades como el cáncer y la diabetes se centra principalmente en el modo de combatir los efectos de un estilo de vida desequilibrado y de unos hábitos de alimentación insanos. Se gastan miles de millones de dinero en descubrir todo sobre los síntomas de estas dolencias pero apenas se presta atención a las causas subyacentes. En contraste con ello, algunas personas han adoptado el vegetarianismo como modo de vida y desde entonces tienen unas tasas de morbilidad (enfermedad) significativamente más bajas, especialmente a causa del cáncer, la diabetes y la cardiopatía. Los vegetarianos no pretenden entender los mecanismos o los tratamientos de estas enfermedades pero gracias a la eliminación de la carne (tampoco comen pescado) de su dieta han logrado prevenir de forma muy efectiva estas dolencias o luchar contra ellas.
NOTA: aunque el contenido en ácido úrico del pescado, el pavo y el pollo es menor que el de la carne roja y, por tanto, aquellos no hacen trabajar tanto a los riñones y tejidos del cuerpo, el grado de lesiones causadas a los vasos sanguíneos y al tracto intestinal por tomar esas proteínas coaguladas no es menor que cuando se come carne roja.
Si suele comer carne regularmente y desea adoptar una dieta vegetariana no conviene, a menos que sufra de alguna enfermedad cardiovascular o renal importante, que renuncie inmediatamente a todos los alimentos cárnicos. El sistema digestivo no puede adaptarse a una dieta sustancialmente diferente de un día para otro. Lo mejor es empezar reduciendo el número de comidas que contienen carne de vaca, cerdo, ternera y cordero y tomar en su lugar pollo y pescado. Con el tiempo comprobará que también es capaz de consumir menos pollo y pescado sin poner a prueba la fisiología a causa de un ajuste demasiado rápido.
ALIMENTOS PERMITIDOS.
- Cereales integrales: arroz, quinoa, mijo, trigo sarraceno, amaranto, avena y copos de avena, son los más recomendables. Aunque también se pueden usar espelta, kamut, trigo integral, centeno...
- Pastas integrales y de cultivo biológico (en dietéticas). No tienen porque ser siempre de trigo (el menos recomendable), los hay también de arroz y quinoa, de trigo sarraceno y otros cereales más saludables (espelta, kamut,…). Panes integrales.
Se tomarán siempre con verduras, nunca con carne, pescado, huevos, pan, patatas, etc, tanto las pastas, panes como los cereales.
- Patatas, boniatos, calabazas.
- Fruta en cantidad.
- Verdura en gran cantidad. Siempre se consumirá con la comida y la cena.
Una verdura será siempre en crudo, es decir, tomar una ensalada como mínimo al día.
Ingredientes que se pueden tomar en ensalada (en crudo): lechuga, escarola, apio, endibias, tomate bien maduro (nunca verde), pimientos, ajo, cebolla, puerro, pepino, zanahoria, chirivía, remolacha, calabaza, rábano, nabo, aceitunas, col, col lombarda, hojas de achicoria, calabacín, algunas hojas de espinacas y acelgas, berros, canónigos, rúcula, diente de león, perejil, col fermentada (chucrut), coliflor o brécol, corazón de alcachofa tierna, hinojo, pipas de girasol, semillas de calabaza, aguacate, algas, germinados, etc.
- Vinagre de umeboshi , vinagre de manzana, chucrut (en dietéticas).
Tomar alimentos con demasiado vinagre irrita la mucosa estomacal y puede provocar trastornos graves. En la ensalada echar sólo 1 cucharada sopera de vinagre.
- Frutos secos, sin salar y en crudo, y semillas molidas (moler en casa en el momento de tomarlas, la cantidad justa). Consumirlas en una pequeña cantidad pero todos los días. Se pueden añadir las semillas al yogur de soja u otro, leche vegetal, sopa o puré ya en el plato (no en la pota), en las ensaladas… pero siempre en crudo.
- Aceites vegetales de 1ª presión en frío. Para cocinar siempre el aceite de oliva virgen extra de 1ª presión en frío. En crudo alternar el de oliva con otros como el de pepitas de uva, girasol, cártamo, sésamo, germen de trigo, etc, ricos en omega 6 (ácidos grasos esenciales) ya que el de oliva es rico en omega 9. Todos los que no son de oliva mantenerlos al fresco y protegidos de la luz, mejor en la nevera (una vez abiertos)
- Cocinar al vapor, a la plancha, rehogado con poco aceite, al horno.
- Las verduras se cocinarán al dente, si no pierden todas las propiedades. Cuando se haga paella de verduras u otro cereal o legumbre, cocinar las verduras y hortalizas a la plancha o rehogadas y después añadir al cereal (zanahoria, calabacín, cebolla, apio, etc ralladas o cortadas finamente).
- Malta, achicoria o cereales solubles para beber. Sustituyen al café. (Se venden en herboristerías o dietéticas).
- Endulzantes naturales, en poquita cantidad. Los permitidos son los siguientes: rapadura, jagueri, melaza pura de caña, sirope de manzana o de otra fruta, sirope de arroz, miel, agave (el néctar de agave se extrae de la savia del cactus y tiene un sabor delicioso, parecido al de la miel muy clara. Es 3 veces más dulce que el azúcar pero su índice glucémico es entre 4 y 5 veces menor que el de la miel).
- Algas, en poca cantidad, recomendables todos los días. Para consumir en crudo o cocinadas se rehidratan en agua el tiempo indicado. Se añaden a las otras verduras. Son muy depurativas, ricas en vitaminas, minerales, aminoácidos y fibra.
- Germinados: de alfalfa, de cebada, de soja, etc. Muy recomendables, se deberían tomar una o dos cucharadas soperas de brotes o germinados crudos en la ensalada todos los días.
- Leches vegetales: de avena, de almendras, de chufas, de arroz, etc.
- Pescado. Permitido 1 ó 2 veces a la semana.
- Carne blanca. Como máximo 1 vez a la semana y biológica.
- Huevos. Permitidos 3 ó 4 ala semana. Tomarlos a ser posible biológicos o caseros.
CONSEJOS GENERALES
- Procura que la dieta sea lo más vegetariana posible, incluyendo huevos. Si al principio no deseas hacer dieta vegetariana limítate a consumir más pescado que carne (2 o 3 veces a la semana como máximo de pescado y de carne blanca 1 vez a la semana como máximo. Si se consume carne roja como máximo 1 vez al mes).
Los mejores pescados son los azules (caballa, arenque, sardinas, salmón, atún, dorada, lubina....) aunque son mejores los pequeños ya que las sustancias tóxicas que tiene el mar se acumulan en la cadena alimentaria de modo que los peces más grandes que están arriba en la cadena alimentaria están más contaminados de mercurio, metales pesados y otras toxinas. Los de piscifactoría son alimentados con piensos especiales muy contaminados y son por lo tanto perjudiciales.
La carne de cultivo ecológico
- Tomar proteína animal sólo una vez al día, es decir a la comida o a la cena, no en las dos. Y en poca cantidad.
- Beber abundantemente pero siempre fuera de las comidas. Beber en las comidas diluye el jugo gástrico y por tanto harás mal la digestión e hincharás.
- Comer sólo cuando tengas hambre.
- Comer despacio, masticando y ensalivando bien. No comer con prisas o cuando se está nervioso o irritado porque en estas situaciones no digerimos bien la comida y puede sentar mal. En tal caso saltarse la comida o tomar una infusión tranquilizante primero, esperar a que haga efecto, y después hacer una comida liviana.
- Los alimentos más sanos e importantes y que deben abundar en nuestra dieta son los que se consumen tal como se presentan en la naturaleza y que no han sido manipulados por el hombre, es decir: frutas, vegetales, semillas, frutos secos y germinados, todos crudos.
Como los alimentos que más deben abundar en una dieta son los crudos es muy importante consumir fruta y ensaladas a diario. Las ensaladas se tomarán al menos en alguna comida (comida del mediodía o cena). Procura que la ensalada sea el doble de volumen que el alimento cocinado.
Estos alimentos vegetales crudos son los que más tienen que abundar por varias razones:
1) Son ricos en agua fisiológica, necesaria y óptima para estar bien hidratados.
2) Son ricas en vitaminas, minerales y oligoelementos que se destruyen mediante el calor. Cuando se cocinan siempre pierden y más si son cocciones prolongadas y/o a alta temperatura.
Los minerales además se alteran pasando de su forma orgánica a inorgánica cuando se cocina el alimento y así el organismo no los asimila.
3) Contienen enzimas activas muy beneficiosas que son destruidas al cocinarlas, aunque sea en un tiempo corto y a una temperatura moderada.
En los dos últimos puntos también influye el tiempo transcurrido desde la recolección. Con el tiempo van perdiendo.
4) Son altamente alcalinos.
5) Las proteínas están intactas y son asimiladas y utilizadas por el cuerpo. Sin embargo, al cocinar los alimentos se destruyen y coagulan sus proteínas quedando inutilizables para nuestro organismo y considerándolas tóxicas.
6) Las grasas contenidas sobre todo en semillas y frutos secos son beneficiosas y necesarias para nosotros en su estado crudo pero al cocinar los alimentos se alteran químicamente sus grasas transformándose en venenos y pasando de no insaturadas (poli insaturadas, que son las buenas) a saturadas.
7) Contienen fibra. Cocinar los alimentos destruye su fibra y la altera no pudiendo entonces funcionar para estimular la evacuación intestinal.
8) Los alimentos crudos nos proporcionan todos los nutrientes necesarios para nuestro organismo mientras que los cocinados están fragmentados porque por la acción del calor destruimos y/o alteramos muchos de sus nutrientes. Por lo tanto, como el organismo no está bien nutrido, comemos demasiada cantidad para saciarnos ya que las células al no llegarles los nutrientes necesarios nos piden más alimento, y comer en exceso es perjudicial porque satura la capacidad digestiva generando tóxicos al no poder digerir tanta comida.
9) Los alimentos crudos no generan leucocitosis digestiva (incremento de los glóbulos blancos), sin embargo los cocinados sí. Esto sucede porque el organismo percibe al alimento cocinado como un cuerpo extraño; es una tentativa de rechazo y de neutralización contra ese alimento que está completamente alterado y es tóxico. Esto genera un derroche de energía y si es habitual acaba agotándose el sistema inmunitario con sus consecuencias.
- Se comerán de 4 a 6 piezas de fruta de tamaño medio al día como mínimo. Fuera de las comidas.
- Hay que liberarse de la costumbre de comer pan en todas las comidas. Entender que el pan es el plato fuerte del menú, si se consume pan ya no se consume otro cereal o proteína (atendiendo a las incompatibilidades).
Al mediodía se alternarán los cereales y las féculas, no se consume pan. En la cena, con las proteínas si se desea, se puede tomar algo de pan dextrinado, al igual que con las frutas, pero no otros tipos de pan.
EJEMPLO DE DIETA.
La dieta ha de ser HIDRATADA Y SEMICRUDÍVORA. Nuestro organismo está compuesto en aproximadamente un 70% de agua, la dieta debería por sí misma proporcionar esa cantidad de agua. Por ello se deben elegir los alimentos más hidratados. Ya conocemos la importancia de los crudos. Una regla para cumplir estos dos prececeptos puede ser la siguiente (en la que más abunda son las ensaladas, verduras y fruta):
DESAYUNO.
Lo ideal sería comer sólo fruta durante la mañana. Si se desea algo más, dejar la fruta para la media mañana y media tarde, o si se quiere también al desayuno tomarla en ayunas y dejar pasar media hora después de haberla comido para desayunar lo siguiente:
- Un yogur de soja o bien leche vegetal (de soja, de arroz, de avena, de almendras...) con 2-4 cucharadas soperas de copos de avena o de quinoa o de otro cereal y 1 cucharada rasa de semillas de lino/ sésamo/ girasol/ calabaza. También se le puede añadir algún fruto seco, como por ejemplo algunas nueces o almendras picadas, si se desea.
COMIDA.
1) Ensalada abundante. Aliñada sólo con aceite. Si se desea, se puede aliñar con zumo de chucrut, sustituyendo al vinagre (y además tiene un efecto prebiótico) o salsa de soja (con un poquito ya llega; es muy salada, no echar sal a la ensalada).
2) Plato cocinado. Elegir una opción (a, b ó c) en un mismo menú, es decir no mezclar entre ellos:
A) Cereales integrales (arroz basmati, avena y copos de avena, arroz integral, pan de centeno, trigo sarraceno, amaranto, espelta, kamut, quinoa, mijo, cus-cus, pan de cereales, etc). Pasta integral (macarrones, espaguetis, tallarines, fideos, pizza vegetal). Pan de trigo integral o de espelta o de kamut. Patatas. Boniatos. Castañas.Elegir uno sólo y distinto de cada vez.
B) Legumbres: lentejas, garbanzos, alubias, judías azuki, etc.
Una o dos veces por semana.
C) Pescado o carne. O huevos.
Sólo una vez por semana y mejor en la cena.
3) Verduras: calabacín, zanahoria, cebolla, puerro, brécol, col, judías verdes, espinacas, acelgas, pimientos, etc.
Se pueden hacer en la sartén rehogadas (pochadas) para mezclar con el cereal ya preparado (zanahoria, calabacín....), hervidas al vapor, en sopas de verduras, en puré de verduras, etc.
La ensaladadebe ser EL DOBLE DE VOLUMEN QUE DE COCINADO.
Postre: sólo manzana o piña o papaya si en el menú de ese día hay carne, pescado o huevos. La manzana se permite en cualquier menú.
CENA.
1º Opción:
1) Ensalada abundante. (Variando los ingredientes, es decir no igual que en la comida del mediodía). Aliñada con aceite y vinagre de sidra de buena calidad, o vinagre de umeboshi (es muy salado, no salar la ensalada) o mejor aún, limón o salsa de soja.
2) Plato cocinado de verduras (hervidas, asadas, pochadas, a la plancha, en sopa de verduras, en puré de verduras...).
3) Proteína vegetal o animal. Preferiblemente la vegetal.
Champiñones. Nueces. Avellanas. Almendras. Tofu. Seitán. Tempeh. Hamburguesa vegetal. Quinoa. Amaranto. O bien:
Carne. Pescado. Huevos en forma de tortilla (de espárragos, de alcachofas, de espinacas u otra verdura) o pasados por agua.
Postre: manzana, papaya o piña natural, si se desea.
2ª Opción: macedonia de frutas frescas (no mezclar las muy ácidas con las dulces) incluyendo 2 manzanas o 2 peras, una papaya o un mango y piña natural, además de cualquier otra fruta de la estación, con 2 cucharadas de semillas de lino molidas al instante, y 1 cucharada de semillas de sésamo (molida al instante) o una cucharada sopera o dos de semillas de girasol (crudas y sin salar) o 4-6 almendras u otro fruto seco. Las semillas y frutos secos son proteínas vegetales. También se le puede añadir si se desea alguna fruta seca, sólo un tipo de ella, como por ejemplo: 6 ciruelas secas o 4 dátiles o 4-6 higos secos. Si se desea también se le puede añadir 1 (y no más) cucharada de copos de avena o bien acompañado de una tostada de pan integral dextrinado (una sola opción). Se puede añadir leche de chufa o de vez en cuando yogur de cabra (si es que le está permitido).
Nota: si desea fruta de la estación que no incluya las mencionadas se puede tomar con la leche de chufa o yogur de cabra pero no añadir las semillas o frutos secos.
A MEDIA MAÑANA Y A MEDIA TARDE: fruta fresca de la temporada.
En todas las comidas los alimentos crudos, hidratados, han de ser los más abundantes.
MUY IMPORTANTE – A SABER QUE:
Una dieta sana y el tratamiento natural potencia la propia capacidad del organismo de autocurarse, eliminando las toxinas del organismo y recuperando la energía vital, con lo que pueden presentarse “crisis depurativas de eliminación de toxinas”en forma de diarreas, sudores, erupciones en la piel, debilidad, mareo, somnolencia o insomnio, dolor de cabeza, mucosidad, malestar general, etc. Esto es buena señal, significa que el organismo ha recuperado su energía y está curándose eliminando lo que le estorba y perjudica la salud (la causa de la enfermedad) que son todas esas sustancias tóxicas. No preocuparse por ello y no interrumpir el tratamiento y muy importante no medicarse, con ello cortaría el proceso de autocuración. En este caso, beber agua abundantemente para eliminar las toxinas es muy importante .Si su cuerpo le pide descanso hágalo.
LOS ALIMENTOS ACIDIFICANTES Y ALCALINIZANTES
Las células funcionan mejor en un medio ligeramente alcalino y son incapaces de funcionar si el PH dentro de las células o en los fluidos que las rodean, difiere demasiado del óptimo. Por tanto, existen complejos mecanismos para mantener a la sangre y los tejidos celulares dentro de una estrecha gama de PH, que oscila entre 7,35 y 7,45 , es decir, ligeramente alcalino (un PH de 7 es neutro, superior a 7 es alcalino y e inferior a 7 es ácido). Los minerales participan en la regulación de la neutralidad del organismo debido a que algunos de ellos son ácidos, otros básicos, y ambos pueden ser combinados para formar sales neutras. Dado que generalmente los desperdicios metabólicos y las toxinas son de naturaleza ácida, el cuerpo combina estos minerales básicos con dichos residuos ácidos y los elimina a través de la orina. El organismo dispone de diversos mecanismos para mantener el equilibrio ácido-base, además de éste.
Los minerales con propiedades alcalinas se encuentran abundantemente en las verduras, frutas, semillas y germinados. Sin embargo, los productos animales (carne, pescado, huevos) son ricos en minerales con propiedades acidificantes y muy bajos en minerales alcalinos. Los cereales y las legumbres tienen un valor intermedio, por ejemplo un abuso de cereales integrales y legumbres llevaría a la acidificación; ni que decir de los cereales refinados, éstos ya son acidificantes de por si con una cantidad moderada. Por eso lo que más debe predominar en el menú diario son las verduras, frutas y germinados, aún con más abundancia de verduras, para mantener un equilibrio ácido-base equilibrado y un terreno adecuado.
Raramente la alcalinidad es un problema en la sociedad occidental debido al tipo de alimentación, sino que suele ser al revés, están acidificados.
ACIDIFICANTES FUERTES.
(Favorecen también la putrefacción intestinal y fermentaciones anormales).
Acidificantes indirectos(los desmineralizados que desmineralizan):
1- Azúcar blanco, y alcohol, glucosa, etc.
2- Harina blanca y cereales desnaturalizados o refinados (pan blanco, arroz blanco, pasta italiana blanca...).
3- Grasas saturadas: sebos, aceites refinados, cremas y mantequillas industriales, y los innumerables productos hechos con las materias primas de 1), 2) y 3): dulces, galletas, panes, pastas, pastelesy las mil recetas de la cocina moderna.
Acidificantes directos(especialmente ricos en ácido úrico y purinas):
4- Carnes, pescados, huevos (y sus caldos). Embutidos.
5- Cacahuetes y otras legumbres.
6- Café, té, cacao, cola, mate.
Otros acidificantes:
7- Quesos duros.
8- Sal aditiva.
9- Tomate verde.
10- Alcohol y tabaco.
ALCALINIZANTES.
(Favorecen también la flora intestinal fermentativa sana).
1- Frutas crudas.
2- Hojas verdes crudas (al cocinarlas se debe consumir el agua donde se han hecho, menos la de la espinaca). Infusiones de hojas. Algas.
Nota: la col de Bruselas y las alcachofas no son hojas y son acidificantes.
Muy alcalinos: alfalfa, apio, esencia verde de hierba de trigo y cebada, ortigas.
3- Raíces y tubérculos crudos (al cocerlos consúmase el agua): rábano negro, zanahorias, rabanitos y especialmente la patata.
4- Castañas, calabazas, plátanos.
5- Leche cruda y las diversas leches ácidas y el requesón fresco si se consume también el suero, yogur.
6- Grasas no saturadas: aceites no refinados, ni calentados, sacados mecánicamente, o los frutos enteros de almendra, sésamo, girasol, linaza, aceitunas, etc.
7- Habas de soja.
8- Almendras.
Muy importante: los acidificantes fuertes no deberían pasar del 15 % del peso de los alimentos diarios. La sal aditiva se debería evitar completamente y sustituirla por la sal marina natural o la sal del Himalaya (y siempre en poca cantidad).
ACIDIFICANTES LEVES(pueden ser considerados CASI NEUTRALES):
1- Cereales integrales y panes de éstos (favorecen en alto grado la sana flora intestinal fermentativa).
2- Nueces, avellanas, etc.
3- Miel.
4- Tomates muy maduros.
5- Vinagre de sidra natural.
6- Ciruelas, cerezas, albaricoque y bayas como fresas, frambuesas, arándanos, etc.
Notas:
- Los alimentos originariamente alcalinos se tornan acidificantes si se cocinan excesivamente y más aún si se “recalientan”.
- La fruta verde (no madura) acidifica y desmineraliza. Las frutas ácidas (cítricos, piña tropical, granada y tomate) en dosis razonables son alcalanizantes excelentes, pero en más dosis, excesivas, “no son bien metabolizadas “y actuarían como acidificantes fuertes.
HIDRATOS DE CARBONO COMPLEJOS ÁCIDOS Y ALCALINOS.
Alcalinos:
- Mijo.
- Alforfón o trigo sarraceno.
- Plátano.
- Patata.
- Boniato.
- Maíz muy tierno en panocha.
- Calabaza.
- Castañas.
* Sin clasificar: quínoa: neutra.
Ácidos:
- Trigo.
- Pan, pastas italiana y de sopa.
- Arroz.
- Avena.
- Centeno.
- Maíz.
- Cebada.
Alternar un día de cereales ácidos con otro día de féculas alcalinas.
También genera acidosis o acidificación:
- Todos los fritos: alimentos cocinados durante demasiado tiempo. Algunos dejados de una comida para otra y recalentados.
- Dieta seca, poco hidratada: por beber poco líquido. La orina y el sudor son las principales vías de eliminación de ácidos pero el organismo no puede utilizarlas si no dispone de suficiente agua.
- Glotonería: comer en exceso forzando la capacidad digestiva del organismo.
- No dormir lo suficiente, falta de sueño. Pero también dormir en exceso.
- Mezclas alimenticias incompatibles (ya explicadas al principio).
- Suspensión de la digestión de almidones.
- Suspensión de la digestión de proteínas.
- Permanencia prolongada en el colon de alimentos fermentados y/o putrefactos, produciendo estreñimiento.
¿De qué manera cae enfermo el organismo?
Como ya hemos dicho los desperdicios metabólicos y las toxinas son de naturaleza ácida, pero hay mecanismos para tener controlado el ph. Sin embargo, cuando el organismo se acidifica se puede caer enfermo de tres maneras diferentes.
La primera se encuentra ligada a la actividad de los enzimas. Estos son los “pequeños obreros” en el origen de todas las transformaciones bioquímicas que tienen lugar en el cuerpo, y de los que depende el buen funcionamiento de los órganos. Ahora bien, los enzimas no pueden trabajar correctamente más que en un entorno de ph bien definido. Caso contrario, su actividad se ve perturbada o incluso interrumpida por entero. Cuando solo se produce una ralentización, aparecen enfermedades; en caso de interrupción, el cuerpo ya no puede seguir funcionando y muere. Sin llegar a tan extremo estadio, diferentes trastornos se instalan a medida que un número cada vez mayor de enzimas se ven perturbados en su actividad por la acidificación del organismo.
La segunda manera de caer enfermo se debe a la agresividad de los ácidos presentes en exceso en los tejidos. En efecto, antes de ser neutralizados por las bases, irritan los órganos con los que se hallan en contacto. Resultan de ello inflamaciones, muy dolorosas a veces, pero también lesiones o esclerosis de los tejidos. Ello concierne ante todo a los órganos encargados de eliminar los ácidos fuertes, como son la piel y los riñones. Una gran parte de los eczemas, urticarias, pruritos y eczemas de la piel se deben a la irritación causada por la acidez excesiva del sudor. Los lugares más atacados son, evidentemente, aquellos donde el sudor se estanca: bajo las axilas, bajo las rodillas, bajo la correa del reloj o, en el caso de los bebés, bajo los pañales (eritema de los lactantes). Cuando es la orina la que se encuentra demasiado cargada de ácidos, las micciones son dolorosas, las vías urinarias “arden”, se inflaman con rapidez (uretritis) o se infectan (cistitis).
Invisible a nuestros ojos, pero pudiendo ser experimentada muy claramente por las personas afectadas, la agresión de los ácidos provoca dolores articulares (artritis), de los nervios (neuritis) y de los intestinos (enteritis, colitis, quemaduras anales).
Habiendo quedado frágiles los tejidos por causa de la acidez, una infección microbiana o viral puede fácilmente sobre-añadirse a los trastornos ya mencionados, dado que las lesiones de las mucosas (respiratorias, por ejemplo), permite a los microbios penetrar fácilmente en los tejidos y multiplicarse en ellos. Tanto más cuanto que el sistema inmunitario puede, él mismo, hallarse disminuido por la acción de los ácidos.
La tercera causa de padecimiento por la acción de los ácidos se debe al hecho de que toda persona que se acidifica se desmineraliza inevitablemente, ya que el cuerpo debe ceder los minerales básicos para neutralizar los ácidos. La desmineralización puede ser importante y afectar a cualquier órgano, pues los minerales básicos se encuentran en todos los tejidos.
Los problemas de desmineralización más conocidos conciernen al esqueleto y los dientes. Los huesos se descalcifican, pierden su resistencia y su flexibilidad, tanto que llegan a quebrarse con facilidad (fractura espontánea del cuello del fémur), pierden densidad (osteoporosis), se inflaman al nivel de las articulaciones (reúmas), los discos intervertebrales se corroen (ciática), etc. También los dientes devienen frágiles al desmineralizarse. Se vuelven sensibles a los alimentos fríos o calientes, se fisuran, se desmoronan o desarrollan caries con facilidad.
La fragilidad por desmineralización debilita los cabellos, que pierden su brillo y caen en abundancia, las uñas se desdoblan y se rompen al menor choque; la piel se deseca, se fisura o se cuartea; las encías se deforman, devienen sensibles y sangran.
LA CONTAMINACIÓN ALIMENTARIAY AMBIENTAL
Actualmente, la mayor parte de los alimentos que consumimos ya no se presentan bajo su aspecto natural. Se les han añadido numerosas sustancias. Éstas se dividen en dos categorías: los aditivos alimentarios y los productos administrados a los animales y a los vegetales.
Los aditivos alimentarios son muy numerosos: colorantes, conservantes, antioxidantes, emulsionantes, sales solubles, espesantes, gelatinizantes, estabilizantes, potenciadores del sabor, acidulantes, correctores de acidez, antiagregantes, almidón modificado, edulcorantes, detergentes en polvo, antiespumantes, agentes de recubrimiento, tratamiento de la harina, endurecedores, humectantes, aislantes, enzimas, agentes de carga, gases propulsores, gases de embalaje. En los alimentos que no son biológicos, que son los que se compran en los supermercados (a no ser que tengan una sección de alimentos biológicos), la mayor parte de estos aditivos son sintéticos.
Los aditivos sintéticos son perjudiciales porque son sustancias extrañas, dado que no existen en la naturaleza, que el organismo tendrá que realizar el esfuerzo de eliminarlas.
Los productos administrados a los animales y a los vegetales suelen ser: hormonas, antibióticos, tranquilizantes, diversos medicamentos, pesticidas y abonos para los animales; pesticidas y abonos químicos para los vegetales, y las malas hierbas se eliminan con herbicidas. Igualmente que los anteriores también son perjudiciales para nuestro cuerpo.
Estas prácticas nefastas están en teoría limitadas pero no es oro lo que parece:
-Es difícil controlar los actos de algunos ganaderos y agricultores.
-Los productos empleados son extremadamente variados. Los medicamentos y los pesticidas se cuentan por millares. Las cantidades de pesticidas extendidas en todas partes del mundo son enormes.
-Se han comprobado que producen la quelación de algunas vitaminas y minerales, esto quiere decir que estos productos se unen a ciertas vitaminas y minerales formando un complejo, quedando neutralizadas; ya no tienen utilidad. Además que por el hecho de tener que deshacernos de estos productos nocivos de nuestro organismo usamos muchos de ellos (vitaminas, minerales y oligoelementos), quedando con una deficiencia. Necesitamos muchísima más cantidad de estos micronutrientes que nuestros antepasados porque se gastan en neutralizar y eliminar tantos tóxicos que ingerimos y que hay alrededor nuestro (que antes no había o eran muchos menos y en menor cantidad), entre ellos incluidos los medicamentos de la farmacia, y aún por encima la alimentación de ahora ya no tiene los suficientes teniendo muchos menos que hace tiempo. Esto último lo explicaré más adelante.
Las sustancias contaminantes que vertemos en nuestros ríos y arroyos van todas a parar al mar. Muchas son persistentes, es decir, no se descomponen y la biomasa de la tierra o de los océanos no puede asimilarlas. Viajan por el planeta y en cuestión de unos pocos años lo han recorrido entero y se acumulan en el lecho del océano. También se acumulan dentro del organismo de los animales que las ingieren, por lo que se las denomina “bio-acumulativas”. Además, presentan una especial afinidad con las grasas; son lo que los científicos llaman “liposolubles”, y por eso las encontramos en la grasa animal. Primero se abren paso hasta llegar a la grasa de los peces de menor tamaño, después a la de los más grandes que se han comido a los pequeños y finalmente a los organismos de los animales que se comen a los peces grandes. Conforme vamos ascendiendo por la cadena alimenticia, más cantidades encontraremos de sustancias contaminantes orgánicas persistentes en la grasa animal. El ser humano es uno de los animales que se hallan en la cúspide de su correspondiente cadena alimentaria. Por consiguiente, lo mejor es comer los peces inferiores, de menor tamaño. De la contaminación de la carne y de aditivos y productos añadidos a los alimentos ya he hablado.
Al igual que la explosión del consumo de azúcar y el rápido deterioro de la proporción entre los ácidos grasos poliinsaturados esenciales y la grasa saturada, la aparición de estas sustancias tóxicas en nuestro medio ambiente y en nuestro organismo es un fenómeno radicalmente nuevo.
La agencia internacional sobre el cáncer de la OMS en los últimos 30 años ha analizado 900 sustancias sospechosas presentes en nuestro entorno (una cantidad minúscula frente a las más de 100.000 moléculas que lleva emitiendo la industria desde 1940, a un ritmo de varios millones de toneladas al año). De entre estos 900 productos una ha sido no cancerígena frente a 95 que se han identificado como “cancerígenas conocidas” (es decir, existen suficientes estudios epidemiológicos e investigaciones con animales que confirman la relación causa y efecto), 307 sustancias no consideradas “probable o posiblemente cancerígenas” (los estudios con animales no son convincentes, pero no se han hecho investigaciones con personas, o no son suficientes para demostrar su toxicidad) y 497 siguen hoy “sin calificar” (lo cual no significa que sean inocuas, sino que aún no se han estudiado suficientemente sus efectos). En muchos casos se siguen utilizando estas sustancias de manera generalizada. Esto es válido para el benceno, una conocida sustancia cancerígena presente en la gasolina, en determinados plásticos, en resinas y colas, en determinados lubricantes, en tintes, detergentes y pesticidas. Los industriales defienden esta práctica argumentando que los niveles a los que normalmente están expuestos los consumidores son cien veces inferiores a las dosis tóxicas para los animales. Aplicando un poco de aritmética este argumento resulta nada convincente. Estamos expuestos habitualmente a entre 3.757 sustancias cancerígenas, así que no es precisamente tranquilizador que nos digan que cada una de ellas equivaldría a una centésima de una dosis tóxica. De este modo, su toxicidad en conjunto sería entre 37 y 75 veces la dosis considerada tóxica para los animales. En Europa los médicos, investigadores y miembros de asociaciones ecologistas llegaron a la misma conclusión. Muchas de dichas sustancias se acumulan en la grasa, entre otras las del humo del cigarrillo, tales como el muy tóxico benzopireno de los aditivos, una de las sustancias cancerígenas más agresivas que se conocen. El benzopireno también se encuentra en la carne churruscada. Muchos contaminantes presentes en el medio ambiente son perturbadores hormonales, esto quiere decir que su estructura imita la estructura de ciertas hormonas humanas; un buen número imita los estrógenos.
Lo que se sabe con certeza es que la carne, los productos lácteos y los grandes peces en la cúspide de su correspondiente cadena alimentaria representan más del 90% de la exposición del hombre a sustancias contaminantes conocidas. Entre estas podemos citar la dioxina, los PCBs y determinados pesticidas (como el DDT o el lindano) que persisten en el medio ambiente aún cuando se prohibió su uso hace años. También está claro que las verduras que se venden en cualquier mercado contienen cien veces menos sustancias contaminantes que la carne, y que la leche ecológica u orgánica está menos contaminada que la convencional.
LAS CARENCIAS EN VITAMINAS Y MINERALES.
Las frutas se cultivan sin respetar las necesidades biológicas del árbol. No se le da al suelo lo que el árbol necesita realmente. El fruto se recoge estando totalmente verde, sin que haya concluido su ciclo vital y se le madura artificialmente. Luego puede guardarse en cámaras durante meses antes de que usted lo consuma y en ese tiempo su calidad biológica todavía sufre más deterioro. No hablemos ya de los pesticidas que usted ingiere con su zumo. Eso sin hablar de los frutos eunucos, sin semilla, a los que se ha desprovisto de su capacidad de reproducción…Y lo mismo pasa con las verduras y hortalizas.
Es probable que el animal o la planta, cuyo crecimiento es acelerado, no retenga una parte de los minerales y las vitaminas. Principalmente, nuestro organismo se adapta mal a estos alimentos artificiales en los que la proporción de los diversos minerales y vitaminas están mal equilibrados; encontramos una situación análoga a la de la leche de vaca y humana: el calcio abunda tres veces más en el primero que en el segundo, a pesar de ello, las hipocalcemias (deficiencia de calcio en sangre) se observan sólo en los niños alimentados con leche de vaca.
Algunos productos que actualmente se consumen a diario han perdido gran parte de sus minerales y/o de sus vitaminas: conservas, alimentos cocinados, sal refinada, cereales refinados y azúcar refinado.
Seamos realistas. La teoría dice que obtengamos nuestras vitaminas y minerales de nuestros alimentos. Pero los hechos demuestran todo lo contrario. Es posible que en el pasado el hombre pudiera obtener todos sus nutrientes sólo de la alimentación. ¿Pero sabes en que mundo vives hoy?
Es un hecho obvio que nunca el hombre vivió en un medio tan altamente contaminado, es decir, envenenado, como el medio en que vivimos en la actualidad. No sólo nos enfrentamos al estrés emocional y físico, sino que ahora también nos enfrentamos al estrés-agresión químico en el aire que respiramos, en el agua que bebemos (excepto las personas que poseen un destilador) y en la comida llena de nitritos, metales pesados, pesticidas y otros contaminantes. Para hacer frente a estas tres fuentes de estrés nuestro cuerpo necesita dosis de algunos nutrientes mucho más altas que en el pasado.
FÁRMACOS.
La mayoría de los fármacos son una combinación de productos químicos sintéticos que se conectan a los receptores de una célula a fin de atraer o suprimir unas respuestas concretas que, por alguna razón, ya no realizan de modo natural. Si bien esa intervención a nivel celular parece lógica y deseable puede tener graves consecuencias. En realidad impide que uno mismo restablezca las respuestas naturales cuando se intentan determinar las causas de los problemas de salud. Tras un tiempo el cuerpo no tendrá otro remedio que renunciar a producir sus propios elementos químicos naturales y depender de los fármacos.
Tomamos como ejemplo los antidepresivos. Muchos de los inhibidores de la recaptación de serotonina impiden los ciclos interactivos naturales de la producción de serotonina y melatonina, dos de las hormonas cerebrales más poderosas. La serotonina está asociada al buen humor, el apetito y la saciedad; y la melatonina es, entre otras cosas, un inductor del sueño que provee al cuerpo un sueño reparador y rejuvenecedor. Al inhibir la descomposición de la serotonina en el organismo, esos fármacos rompen el ciclo de la melatonina y afectan a la adecuada inducción del sueño. Esto trastorna las funciones más fundamentales del organismo, incluida la digestión de los alimentos y el metabolismo celular. Los pacientes a los que se administra el antidepresivo parotexina (Prozac), por ejemplo, pueden sentirse de pronto mucho más hambrientos de lo normal y no sentirse saciados después de comer. Al no saciarse comen más y más… una vía segura hacia el aumento de peso y la obesidad. Actualmente, se considera que la obesidad es el principal riesgo de la mayoría de las enfermedades crónicas, incluidas las cardiopatías, el cáncer y la diabetes.
Algunos medicamentos antipsicóticos comunes como la alanzapina (Zyprexa) pueden hacer que se aumente unos 15 kilos de peso en muy poco tiempo. Estos fármacos estimulan la dopamina, la hormona que origina la ansiedad de comer. Esta clase de medicamentos reduce también los niveles de leptina, una proteína que suprime el apetito. En otras palabras, se desarrollará un apetito desmesurado que no puede controlarse comiendo más. Pensemos en la confusión y el caos que ello origina en el resto del organismo, desde la producción de insulina y jugos digestivos, como ácido clorhídrico, bilis, enzimas, hasta la necesidad de eliminar cantidades cada vez mayores de residuos.
Otros fármacos, como lo sustitutos hormonales, la píldora anticonceptiva o las inyecciones pueden provocar un aumento de peso de hasta un 70% e interferir de ese modo en las funciones más básicas del organismo. Los medicamentos que se administran para el crecimiento óseo también originan aumentos de peso. La prednisona, la cortisona y otros esteroides utilizados para tratar docenas de dolencias entre ellas el asma, el lupus y el cáncer, causan frecuentemente un aumento de peso porque incrementan el apetito, fuerzan al organismo a retener fluidos, afecta a los huesos…Los esteroides provocan tantos trastornos como los que supuestamente han de resolver, como cáncer hepático, cardiopatías, depresión, hostilidad y agresividad, trastornos del apetito, vértigos, virus del sida, acné y muchos más.
El Tamoxifeno es un fármaco popular que se utiliza actualmente para impedir la recidiva del cáncer de mama. Este medicamento puede provocar un aumento de peso de hasta 12 kilos, suficiente para incrementar drásticamente el riesgo de otros cánceres, cardiopatías y diabetes.
La aspirina causa irritación y heridas en las mucosas, úlceras y sangrados ocultos en el tracto gastrointestinal, interrumpen procesos bioquímicos necesarios para que nuestro sistema defensivo nos proteja, inhibe la buena coagulación necesaria para reparar las heridas de las paredes vasculares y evitar el desangramiento.
Estos son sólo algunos ejemplos de algunos de los muchos efectos perjudiciales de los medicamentos mencionados. Y hay muchísimos más medicamentos, todos muy nefastos, incluso con consecuencias que no se pueden ni imaginar porque se quedarían asombrados, boquiabiertos y sobre todo indignados de cómo está permitido eso.
Muchas personas, tanto médicos como pacientes, consideran que la posibilidad que tiene la medicina moderna de intervenir en el organismo a nivel celular es un milagro de la ciencia, pero este milagro ha traído más destrucción al mundo que la que ha prevenido o eliminado. Hemos creado un círculo vicioso interminable tratando enfermedades que después crean otras más, que, a su vez, requieren otros tratamientos. Este sistema de producción de enfermedades en cadena se debe en gran medida al milagro de la ciencia, que promete un rápido alivio de los síntomas a expensas de sufrimientos y dolencias a largo plazo o quizá la muerte.
Aunque cada año mueren cerca de medio millón de personas debido a los efectos secundarios de tratamientos o errores médicos, a la mayoría de ellas les resulta difícil no caer en la ilusión de curarse cuando los científicos, médicos, farmacéuticos, el Estado y los laboratorios les prometen tan convincentemente un alivio rápido de los síntomas de su enfermedad. Hace falta tener mucho valor, así como confianza en uno mismo, en la sabiduría innata del cuerpo y en la naturaleza para curarse de lo que sólo uno mismo se puede curar.
Todos los medicamentos y drogas son tóxicos por naturaleza y requieren desintoxicación por parte del hígado. Aún así, las funciones inhibidas del hígado permiten que muchos de estos compuestos entren en la bilis. Esto altera el equilibrio natural de sus componentes y produce el desarrollo de cálculos biliares en el hígado y la vesícula. Los resultados mencionados en este apartado no revelan la gravedad del daño que estos medicamentos causan al hígado en si mismo. Si los fármacos pueden generar algunos cálculos biliares en la vesícula, producen cientos, si no miles, en los conductos biliares del hígado. Los cálculos en el hígado es una de las principales causas de enfermedades. Las personas que han tomado medicamentos en el pasado tienen considerablemente más cálculos biliares que aquellos que no tomaron ninguno. El tratamiento sintomático (y que no cura ninguna enfermedad realmente, sólo trata los síntomas) siempre llega con un precio que pagar; esto es, la inhibición de las funciones básicas del hígado. Los síntomas no son la enfermedad, sólo indican que el cuerpo está tratando de recuperarse y protegerse. Son la señal de que el cuerpo necesita atención, ayuda y cuidados.
VACUNAS.
Una crisis de toxicidad, o mejor dicho una crisis curativa, como una pulmonía o una varicela, elimina grandes cantidades de toxinas y ayuda a las células a “respirar” de nuevo libremente. La fiebre, el sudor, la pérdida de sangre, la excreción de mucosidades, la diarrea y los vómitos son vías adicionales para expulsar toxinas del cuerpo. Una vez descompuestas y eliminadas las toxinas sin obstáculos, el sistema inmunológico recibe un impulso natural, Se produce un renovado estímulo inmunológico, basado en una reducción general de la toxicidad en el organismo. Las afecciones indeseables como la varicela, la pulmonía, la fiebre, etc., pueden ser un regalo de Dios (una forma de expresión) que puede salvar la vida de una persona. Negarse a aceptar el regalo podría costar la vida. Muchas personas mueren innecesariamente porque se les impide cumplir con todas las fases de una enfermedad. Las afecciones no son más que otros tantos intentos del cuerpo de dar salida a las sustancias venenosas. Si bloqueamos las vías de salida de esos venenos, cosa que sucede cuanto tratamos los síntomas para eliminarlos, podemos asfixiar al cuerpo y acabar con sus funciones vitales.
Suprimir las enfermedades infantiles mediante programas de inmunización antinaturales puede hacer que los niños entren en una situación de alto riesgo en cuanto el desarrollo de una enfermedad hasta un cáncer. La varicela, el sarampión y otros programas de autoinmunización (mal llamados “enfermedades infantiles”) ayudan a preparar el sistema inmunológico de un niño para contrarrestar potenciales agentes patológicos de forma más eficiente y sin tener que experimentar una importante crisis de toxicidad.
El enfoque convencional de la inmunización, no demostrado y acientífico, puede socavar y desvirtuar los programas de autoinmunización muy superiores del propio organismo. El cuerpo se inmuniza de modo natural a través de crisis curativas que eliminan de forma natural las toxinas. Los programas de vacunación o inmunización convencionales pueden impedir que el cuerpo desarrolle crisis curativas que pueden salvar la vida.
Además de todo esto, las vacunas llevan aluminio y mercurio, entre otras sustancias, las cuales se acumulan en nuestro organismo (acumulación de metales pesados), los cuales conllevan perjuicios.
MICROONDAS
¿Sabía que en el agua tratada con microondas no germinan las semillas? Piense en qué otras cosas pueden hacer los microondas en el agua, en los alimentos y en nuestro organismo. Unos científicos han observado la disminución del valor nutritivo y la presencia de compuestos cancerígenos y de radiolitos perjudiciales para el cerebro en prácticamente todos los alimentos preparados con microondas. La ingestión de alimentos preparados en un horno microondas también puede provocar pérdida de memoria y concentración, inestabilidad emocional y disminución de la inteligencia, según esa investigación. Los científicos observaron asimismo una pérdida de valor nutritivo – o una atenuación significativa se su campo energético vital- en nada menos que el 90% de todos los alimentos preparados con microondas. Además, las vitaminas del complejo B, C y E, al igual que los minerales, esenciales, se tornaron inservibles debido a los microondas, incluso con tiempos de cocción breves. Los alimentos cocinados con microondas se reducen al equivalente nutritivo del cartón. Si no desea desarrollar una deficiencia nutricional lo mejor es erradicar ese electrodoméstico para siempre de su cocina.
Además, todos los hornos microondas tienen fugas inevitables. Debido a ello, la radiación se acumula en el mobiliario de la cocina que se convierte a su vez en una fuente de radiación.
Los microondas destruyen los enlaces moleculares que hacen que los alimentos sean alimentos. Los hornos microondas proyectan microondas de alta frecuencia (ondas electromagnéticas) que ponen en ebullición la humedad contenida en los alimentos y su embalaje agitando las moléculas de agua a una frecuencia vertiginosa de más de mil millones de sacudidas por segundo haciendo que rocen unas con otras y ese frotamiento produzca una calor que se propaga por todo él. De ahí que cuanta más agua tenga un alimento antes se caliente. Esta fricción frenética rompe las moléculas de los alimentos reordenando su composición química en nuevas configuraciones misteriosas que el organismo humano no alcanza a reconocer como alimento. Al destruir las estructuras moleculares de los alimentos, el cuerpo no tiene otra alternativa que convertir los alimentos en residuos, pero no en residuos inocuos, sino más bien en “residuos nucleares”.
Como las ondas emitidas por los microondas no son absorbidas por el vidrio, la cerámica y algunos tipos de plásticos pueden usarse como recipientes. El metal, sin embargo refleja las microondas y por eso los utensilios metálicos no son adecuados.
En un horno convencional el calor se trasmite desde el exterior del alimento hacia el interior. Por eso se dora la parte externa. En el microondas el calor se produce uniformemente en todo el alimento…si éste es uniforme. De lo contrario, pueden penetrar irregularmente y quedar partes menos hechas. Además, a diferencia del horno convencional, donde el aire del interior está caliente, en el microondas el aire está a temperatura ambiente.
Los líquidos calentados en un microondas no se transforman en vapor aunque se calienten por encima del punto de ebullición. Por eso, si usted calienta demasiado un recipiente con agua sola u otro líquido el simple movimiento al sacarlo -un vaso, una taza, etc.- puede crear una burbuja de vapor y el líquido caliente saltar hacia arriba –al entrar en contacto con el aire el agua libera la energía contenida- y causarle quemaduras en manos, cara y ojos. Sea consciente.
LA MAYOR PARTE DE LOS COSMÉTICOS CONVENCIONALES SON TÓXICOS.
El simple hecho de lavarse la cara o el pelo, maquillarse, aplicarse un desodorante o teñir el pelo se puede convertir en un atentado contra la salud si no se eligen los productos adecuados. Y es que buena parte de la industria cosmética utiliza como ingredientes de sus geles, jabones, perfumes, champús, maquillajes, desodorantes, productos para los bebés, dentríficos (pasta de dientes), espumas de afeitar, etc., sustancias tóxicas capaces de provocar un sinfín de trastornos más o menos graves, cáncer incluido. Una realidad consentida por las autoridades.
La lista de productos que se pueden considerar cosméticos es amplísima y pasa por cremas, emulsiones, lociones, geles, aceites para la piel, máscaras de belleza, maquillajes, jabones, aguas de colonia y perfumes, champús, depilatorios, desodorantes y antitranspirantes, productos capilares, para el afeitado, para desmaquillar, para los labios, para el cuidado bucal y dental, para las uñas, para los bebés, para el cuidado íntimo externo, para la protección solar o para el bronceado sin sol…
Pero, ¿de qué están compuestos los cosméticos convencionales que utilizamos a diario? La ley dice claramente que no pueden contener sustancias clasificadas como carcinógenas, mutágenas o tóxicas pero un simple vistazo a las etiquetas –incluso de marcas intencionalmente conocidas y de prestigio- demuestra que las leyes no se respetan. Y son cada vez más los expertos que entienden que muchos cosméticos son auténticos venenos. Por legales que sean. Pero aunque la excusa sea que no son peligrosos ya que los tóxicos que contienen están en pequeñas cantidades hablamos de productos que en muchos casos se utilizan a diario y, por tanto, la cantidad de sustancias perjudiciales que termina entrando en nuestro organismo es al final elevada. La cantidad aceptable de sustancias químicas tóxicas en los cosméticos, debería ser cero. Lo apoya el hecho incontestable de que hoy está científicamente demostrada la gran contaminación que sufrimos todos. Y luego no se entiende por qué el número de cáncer aumenta año tras año…
LOS INGREDIENTES MÁS PELIGROSOS.
Según la Agencia para la Protección de la Salud del Reino Unido cada mes aparecen más de 600 sustancias químicas que se añaden a la lista de las 80.000 ya existentes. Y sin embargo, sólo se ha constatado los efectos que provocan en humanos en menos del 10% de los casos. Es decir, hay controladas menos de 8.000 sustancias y de ellas, están permitidas para su uso en cosmética algo más de 6.000. Permitidas…sin que entendamos además la razón ya que está constatado que muchos causan alergias, problemas de pigmentación, irritación de la piel, trastornos hormonales e, incluso, cáncer y daños genéticos a futuros bebés, como se verá a continuación. Y es que, contra lo que algunos pretenden que creamos, las sustancias de los productos cosméticos no se quedan en la capa más superficial de la piel sino que se absorben y pasan a la sangre pudiendo provocar dolencias de todo tipo
¿Y cuáles de esos componentes pueden ser tóxicos? Al menos los que incluimos en estas páginas. Eso sí, no se van a citar todas las sustancias sospechosas de peligrosidad que utiliza la cosmética convencional, sólo las más comunes. Sustancias que, afortunadamente, no se usan en la cosmética natural en la que más del 90% de sus componentes son materias primas naturales de origen no animal. Aclarado este punto, se recoge un listado de sustancias consideradas más peligrosas. Por precaución, evítelas en la medida de lo posible. Son éstas:
-Aceites minerales.
Se trata de sustancias derivadas del petróleo que la industria cosmética utiliza como agentes antibacterianos y para mejorar la textura de cremas de tal forma que resulta agradable ponérselas sobre la piel. También son uno de los ingredientes principales de los productos para el cabello, las lociones para después del afeitado, los desodorantes, los enjuagues bucales, los aceites para bebés, las pastas de dientes, etc. Su uso industrial resulta muy rentable ya que son aceites que cuesta muy poco obtener, algo que para algunos prima sobre el hecho de que son altamente cancerígenos. Además estas sustancias cubren la piel como si fueran una envoltura de plástico de tal forma que tapan los poros, extraen la humedad de la piel y la sacan a la epidermis de manera que ésta aparece brillante e hidratada. Pero sólo aparentemente porque, en realidad, a causa de esta capa plástica que la recubre la piel queda incapacitada par cumplir con sus funciones de defensa. Entre otras cosas, impide eliminar toxinas a través de la piel y, como consecuencia, aparecen acné, irritaciones, rojeces y otros desórdenes además de hacer que envejezca prematuramente. De ahí que cuando se dejen de usar estas cremas con aceites minerales la piel aparezca aún más seca y estropeada que cuando se empezaron a usar.
En las etiquetas estas sustancias pueden aparecer en su denominación latina castellanizada. Las más habituales son aceite mineral, paraffinum liquidum, petroleum, etc.
También son derivados del petróleo sustancias como la cera microcristalina, el ozokerite, el ceresín y la vaselina. Pero dentro de estos derivados destaca especialmente el glicopropileno. Se trata de un líquido incoloro que forma parte de multitud de productos cosméticos. ¡Y también de pinturas, detergentes para la ropa, ceras para suelos y anticongelantes y líquidos de freno de los coches! De esta sustancia se pregona que ayuda a retener la humedad en la piel y que hace que ésta se perciba al tacto suave y sedosa…pero lo que no se dice es que numerosos estudios relacionan el glicol propileno con la dermatitis de contacto y con algunos trastornos del riñón o del hígado, que puede inhibir el crecimiento de las células epidérmicas e irritarlas (de hecho se la considera el principal irritante de la piel, incluso en concentraciones muy bajas) y que puede también irritar los ojos, causar trastornos gastrointestinales, náuseas, dolor de cabeza y vómitos además de afectar al sistema nervioso central.
-Ftalatos.
Los ftalatos son sustancias disolventes y suavizantes que se pueden encontrar con excesiva facilidad en cremas, esmaltes de uñas, perfumes, lacas de pelo y desodorantes. Y eso que el Parlamento Europeo prohibió su uso en la fabricación de juguetes que pueden meterse en la boca y en artículos de puericultura ya que se les relaciona con daños en los sistemas reproductor y endocrino así como un aumento del riesgo de padecer asma y cáncer. Así al menos consta en algunos estudios; por ejemplo, en el realizado por la Unidad de Rochester (Estados Unidos) que señala la exposición a estas sustancias está también ligada a un elevado riesgo de anomalías genitales en bebés varones. Pues bien, hoy hay 6 tipos de ftalatos que no se pueden usar ni en la fabricación de juguetes por razones de seguridad pero puede encontrárselos en diversos cosméticos. Revise las etiquetas y evítelos, especialmente los tres primeros que se mencionan. Hablamos de dietilhexiloftalato(DHP), el dibutilftalato (DBP), el butilbenftalato (BBP), el diisenoniftalato (DNP), el disocodeciloftalato (DIDP) y el dinoctiftalato (DNOP).
-Fenol y fenil.
El fenol y el fenil son sustancias que se utilizan como desinfectantes en el ámbito de la medicina y como conservantes en la industria de la cosmética. En el caso del fenol, por ejemplo, es conveniente saber que se trata de un alcohol que se produce mediante la oxidación parcial del benceno, lo cual lo convierte en un ingrediente tóxico que puede afectar al sistema nervioso central, al corazón, al hígado, al riñón y a la piel. Nitropheno, phenolphthalein o chlorophenol son sólo algunas de las denominaciones bajo las que pueden aparecer. En cuanto al fenil – que se incluye muy a menudo en los cosméticos con el nombre de phenylenediamine sulfate- penetra por la piel, accede al torrente sanguíneo y puede causar problemas hepáticos.
Estos alcoholes son incorporados en productos de todo tipo pero especialmente en enjugues bucales (por ejemplo, el conocido Listerinecontiene un 21,6% de alcohol y por ello en el recipiente figura una etiqueta de advertencia). Etiqueta que, sin embargo, no aparece en las lacas para el pelo, en muchas de las cuales el 95% de su composición la suele constituir el alcohol etílico. Pues bien, debe saber que cuando se enjuaga la boca con ellos el alcohol actúa como solvente y hace a los tejidos más vulnerables a padecer distintas dolencias, incluido el cáncer. Al menos así lo demuestran algunos estudios realizados al respecto. Los datos no dejan lugar a la duda: los varones que normalmente utilizan enjuagues que contienen un 25% de alcohol tienen un 60% más de posibilidades de padecer cáncer de boca o de garganta que quienes no lo usan. En el caso de las mujeres es peligro ¡llega al 90%!
-Ingredientes artificiales o sintéticos.
La lista de cosméticos que contienen ingredientes artificiales o sintéticos es prácticamente interminable: champús, dentríficos, jabones, geles, limpiadores faciales, lociones, acondicionadores para el pelo, mascarillas, etc.
Por un lado están los PGEs –abreviatura de glicol polietileno- que son sustancias emulgentes que se utilizan para cuajar agua y grasa o detergentes. En sí mismas no son tóxicas pero contribuyen a eliminar el factor protector natural de la piel por lo que el sistema inmune queda más expuesto y, por tanto más vulnerable. Es decir, que la piel y, por extensión el organismo se hacen más receptivas a otras sustancias, incluidas las tóxicas. De ahí que no se permita usar más de 5 PEG seguidas de un número que indica su peso molecular, pero también se las reconoce por las letras eth al final como es el caso de esteareth, ceteareth- o uno de los más empleados –sodium laureth sulfate. Ese último no debe confundirse con el sodium sauryl sulfate, un detergente muy irritante utilizado en el 90% de los champús y dentríficos convencionales que se encuentran en el mercado. Su efecto es tal que, por el simple contacto con la piel se absorbe y se almacena en los tejidos del corazón, el hígado, los pulmones, los ojos y hasta el cerebro. Y su listado de efectos adversos no se terminan ahí ya que se sabe que también afecta al sistema inmune, interactúa con otros ingredientes favoreciendo la aparición de cáncer y en cantidades suficientes puede modificar el material genético contenido en las células. De hecho, en los laboratorios se utiliza para inducir mutaciones en bacterias. Además, al menos en animales, causa problemas de pigmentación en la piel, corroe los folículos pilosos y retarda el crecimiento del pelo.
Otro químico extremadamente peligroso es la diethanolonine(DEA). Y eso que se trata de una base detergente y espesante que figura en la etiqueta de más de 600 productos cosméticos y para el hogar. Sobre esta sustancia el doctor Samuel Epstin –profesor de Salud Ambiental de la Universidad de Illinois (Estados Unidos)- afirma que, aplicada en repetidas ocasiones sobre la piel de ratas, hace aumentar exponencialmente la incidencia de cánceres de hígado y de riñón. Afirmaciones sobre su peligrosidad que serían corroboradas por Jhon Bally –supervisor de la División de Cosméticos de la Food and Drugs Admiistration o FDA (la “Agencia de Cosméticos del Medicamento” estadounidense)- al reconocer que diversos estudios han establecido el riesgo que implica una exposición continua a ella, especialmente en el caso de los niños.
-Colorantes.
Son sustancias que se emplean para darle el color deseado a cremas, geles de baño, maquillajes, tintes, etc. Pues bien, muchos de ellos han demostrado – al menos en animales- ser altamente cancerígenos y alterar las moléculas de ADN. Se les puede reconocer porque sus denominaciones incluyen las sílabas anilin o anilid–por ejemplo, acetanilid- o por otras fórmulas más sencillas como HC (HC Orange 3), Acid (Acid red 73) o Pigment (Pigment Green 7).
-Fragancias artificiales
Hablamos de fragancias muy baratas y de fácil producción que se añaden a perfumes, geles de ducha, jabones, desodorantes, productos para los bebés, champús, cremas de manos y corporales, etc. Se las considera peligrosas porque son bioacumulativas y se sospecha que pueden producir trastornos en los sistemas reproductor y endocrino. Además se ha observado que una vez sobre la piel pueden causar alergias, dolores de cabeza, mareos, tos, manchas oscuras en la piel, pérdidas de concentración y hasta cáncer. Entre otras muchas, se esconden en denominaciones como acetil hexamietil–que incide sobre el sistema nervioso- o bronocinnamol–que resulta irritante para la piel-. Una de las más utilizadas es el tonalide.
-Solventes.
Muchos estudios relacionan los solventes con el aumento de la incidencia de cáncer. Algunos de ellos –como los que contienen el término isopropil. Se usan también como solventes de pinturas y forman parte de la composición de los líquidos anticongelantes de los coches. Es una sustancia derivada del petróleo que, sin embargo, la industria cosmética convencional incluye en tintes de pelo, cremas de manos, exfoliadores, cremas y espumas de afeitar, colonias y otros muchos cosméticos.
-Liberadores de formaldehído.
Se trata de uno de los conservantes más utilizados por ser un potente antimicótico. De ahí que se utilice incluso en la fabricación de materiales de construcción y de muebles ya que proviene y evita la aparición de moho y hongos. Es altamente cancerígeno por inhalación. Además el exponerse a él puede causar dolores articulares, de cabeza o de pecho, así como alergia, irritación y envejecimiento prematuro de la piel, daño en las membranas celulares y malformaciones en los fetos. Su uso está prohibido en cosmética pero como es un conservante muy barato y efectivo la industria se las ha ingeniado para crear sustancias que directamente no se pueden considerar formaldehído pero que los liberan. ¿Cómo reconocerlos? De dos formas. Una es fijarse en los ingredientes que se acompañan de la palabra urea como diazolidimil urea, imidazolinil urea opoliximetileno urea (no debe confundirse con la urea que se encuentra en la sangre y que es el resultado del metabolismo de las proteínas). La otra forma de identificar estas sustancias es fijarse en que llevan las letras DM delante del nombre del conservante químico como es el caso de la DM hidontoína. Respecto a estas dos sustancias destacan los estudios realizados en los prestigiosa clínica Mayo (Estados Unidos) que demuestran que el imidazolidinil urea y el DH hidontoína irritan el aparato respiratorio y la piel y pueden producir palpitaciones.
Y los mencionados no son los únicos conservantes liberadores de formaldehído. También lo hacen el dimetil oxazolidino, el armilacetato o alkifenol.
OTRAS SUSTANCIAS DE LAS QUE PREOCUPARSE.
-El talco.
Es una sustancia químicamente muy similar al asbesto o amianto, elementos conocidos por provocar cáncer (especialmente de pulmón). El talco forma parte de numerosos productos cosméticos, entre ellos los maquillajes y los polvos para los bebés. Pero también se emplea para lubricar los condones. En este sentido, por ejemplo, ya en 1997 se publicó en la Revista Americanade Epidemiología que a largo plazo usar talco en la zona genital hace que el riesgo de padecer cáncer de ovarios aumente hasta un 60%. Además se sabe que tapa los poros de la piel y que impide sus funciones normales.
-Aluminio.
Es otro elemento sobre el que también hay sospechas fundadas acerca de su toxicidad. De hecho se han realizado numerosos estudios –algunos de ellos incluso por la Organización Mundialde la Salud-sobre la relación entre el aluminio y el alzheimer. Destacando el hecho de que en las autopsias realizadas a pacientes que padecían esa enfermedad se encontraron en sus cerebros grandes concentraciones de aluminio. Además gracias a esas investigaciones se sabe que el aluminio puede unirse al ADN y modificar su estructura así como alterar la actividad de los genes. Y su absorción se traduce tanto por vía oral como a través de la piel. De ahí que los cosméticos que la contienen sea una fuente de contaminación que se debe tener muy en cuenta. Especialmente porque el aluminio – en sus distintas formas- puede encontrarse en cremas hidratantes, pintalabios, desodorantes, antitranspirantes, etc. Un ejemplo de la utilización del aluminio es su presencia – en forma de clorhidrato de aluminio- en la mayoría de los antitranspirantes que entran en el mercado. Sólo que si bien su acción astringente consigue reducir o inhibir el flujo del sudor también puede causar cáncer de mama al provocar la mutación de las células. Ello se debe al parecer a que al evitar la eliminación de toxinas a través de las axilas fuerza al cuerpo a depositarlas en las glándulas linfáticas que se encuentran bajo los brazos. Y tal sería la razón de que la mayoría de los tumores cancerígenos de mama se encuentran precisamente donde se encuentran esas glándulas.
Cabe agregar que efectos similares a los del clorhidrato de aluminio los provocan los parabenos, sustancias bacteriostáticas y fungicidas utilizadas en multitud de productos de belleza. Estas sustancias pueden imitar el comportamiento de los estrógenos y favorecer el crecimiento de tumores asociados a los niveles de éstos como es el caso del cáncer de mama. Lamentablemente los parabenos–en cualquiera de sus formas- se encuentran en más del 90% de los productos que permanecen en la piel y en más del 70% de los que se enjuagan.
-Mercurio.
El mercurio es un metal pesado de elevada toxicidad a pesar de lo cual a la industria cosmética se la permite utilizarlo como conservante en productos de maquillaje y desmaquillaje de los ojos, siempre que su concentración máxima sea del 0,007%. En la etiqueta se puede encontrar bajo la nomenclatura de tiosalicilato de etilmercurio.
-Antioxidantes sintéticos.
Cabe mencionar el butilhidroxitolueno o BTH (también puede aparecer como E-321). Se trata de un antioxidante sintético que a pesar de no ser un agente mutágeno es capaz de modificar la acción de ciertas sustancias que pueden provocar cáncer. Se ha constatado en ratas que a altas dosis afecta en la reproducción y al número y desarrollo de las crías.
OPTE POR LO NATURAL.
Tras lo expuesto el consejo es obvio: opte por productos naturales. Y sepa que para que un cosmético pueda considerarse “natural” ha de estar compuesto en más del 90% por materias primas de origen no animal y carecer de sustancias irritantes, tóxicas o peligrosas. Tienen además la ventaja de que las sustancias que se usan en su fabricación proceden mayormente de plantas por lo que en muchos casos fortalecen y mejoran también las funciones dérmicas.
Eso sí, sepa que no existe una cosmética 100% natural ya que la mayoría de los productos llevan algún conservante –aunque suave- para garantizar su durabilidad y un emulgente que permite mezclar y cuajar las sustancias obtenidas de las plantas y el agua. En todo caso, la cantidad de sustancias químicas o sintéticas que se añaden –como vemos, por pura necesidad- es menor de un 10% de la composición final del producto. Esto explica, entre otras cosas, su elevado precio, superior al de los productos que para los mismos fines ofrece la industria cosmética convencional. Claro que cuando está en juego la salud no debería haber ninguna duda a la hora de elegir.
CÓMO ENTENDER LA ETIQUETA.
A veces puede resultar complicado entender qué estamos poniendo sobre nuestra piel, cabello o dientes. Sobre todo porque, más allá de necesitar sobre unas mínimas nociones de química, de desentrañar las ingeniosas denominaciones bajo las cuales algunos fabricantes ocultan las sustancias más sospechosas. De ahí que a principios de la década de 1980 la Food and Drug Administration (FDA) estadounidense establecierá las reglas según las cuales han de figurar los ingredientes en las etiquetas de los cosméticos. Esa regla se llama INCI –siglas en inglés de Internacional Nomenclatura of Cosmetic Ingrediente (Nomenclatura Internacional de Ingredientes en la Cosmética)- y establece que los nombres de las sustancias aparecerán en su forma latina y enumeradas según su cantidad en orden descendente. Es decir, que la sustancia más cuantiosa se nombra en primer lugar y la menos cuantiosa en el último. Esta declaración de ingredientes debe ser completa y exhaustiva de la forma que en ella están incluidos todos, desde los emulgentes a los conservantes. Se pretendía con ello que el consumidor tuviera así una mínima orientación ya que cuantas más sustancias naturales están enumeradas en los primeros lugares más natural será el producto.
SABER COMPRAR COSMÉTICA.
- Para valorar la calidad de un producto cosmético es necesario leer la etiqueta y asegurarse de que se ha empleado la nomenclatura INCI. Es lo único que le dará información fiable.
· Hecho esto sepa que un buen producto cosmético no necesita más de 30 ingredientes y, por tanto, se recomienda evitar aquellos que tengan una lista interminable, incluso compuesta a veces por más de 50 sustancias, como ocurre con algunas cremas hidratantes. Sólo si en los primeros lugares del listado aparecen sustancias naturales podremos disculpar la presencia de sustancias químicas. Algunas de éstas –básicamente gelificante o emulgentes- son necesarias para poder mezclar sustancias naturales que no podrían fundirse sin ayuda artificial.
· Descarte también los productos que prometan contener aceites esenciales de manzana, de melón, de sandía, de fresa, de pera, etc. Estas frutas no contienen aceites esenciales, las únicas frutas de las que se obtienen aceites esenciales son de los cítricos (limón, naranaja, mandarina, pomelo, bergamota...). El aroma de dichos productos será sintético la mayor parte de las veces. Pero es posible obtener "extractos aromáticos de frutas", se comercializan, aunque son mucho más caros: se hace una tintura alcohólica con la frutas y después se destila, obteniendo así un extracto natural.
· Use el sentido común. Desconfíe de los productos que digan contener algo así como “extractos naturales reconstituidos”, pues se trata de simples copias del olor o de las propiedades de una planta.
· Por último, entienda que es lógico que los productos naturales sean considerablemente más caros que los químicos ya que éstos no dependen de los factores tan variables como los cultivos, las temperaturas, las sequías, las plagas, etc.
Nota: existen unos productos de cosmética totalmente naturales a los cuales no les añaden ningún tipo de producto químico tóxico y que son de una calidad extraordinaria. Son los siguientes: Sante, Logona, aqua bio, neobio y Weleda, Alquimia, Axati Flowers, Nirvana, … Ahora también hay en Ourense unos chicos que elaboran productos de cosmética totalmente natural y más cositas, que tienen una web llamada Achegate Xabóns, en la que podeis realizar pedidos.
Los cuatro primeros son de una firma alemana con reconocimiento y distribución a nivel mundial, en España los distribuye Naturcosmetika Ecológica. S.L. Sante, por ejemplo, ha recibido el premio de productos cosméticos de mejor calidad y sin productos sintéticos. Weleda es una casa francesa. Estos productos se pueden encontrar en tiendas biológicas, herboristerías, … pero no en farmacias, supermercados o droguerías e incluyen todo tipo de materiales cosméticos como champús, acondicionadores, cremas y lociones faciales y corporales, limpiadores faciales, tónicos, mascarillas, geles de ducha, exfoliantes, lacas de uñas, maquillaje y un largo etc. De una excelente calidad son también alquimia, axati flowers y nirvana y con una composición muy buena, son españolas.
La de Ourense:
www.achegate.blogspot.com
Evitar al máximo:
-Percloroetileno/Tetracloro-etileno en la limpieza en seco.
-Desodorantes y antiperspirantes que contengan aluminio (sobre todo las mujeres que se depilan las axilas, lo que facilita la penetración del aluminio).
-Cosméticos, champús, lociones, geles, tintes de cabello, esmalte de uñas y filtros solares que contengan estrógenos o productos de la placenta (comunes en los productos para el cabello estilo afro) o con parabenos o ftalatos.
Ftalatos que hay que evitar (entre otros): DBP y DEHP.
Parabenos que hay que evitar (entre otros): metilparabeno, poliparabeno, isoparabeno, butilparabeno y todos los parabenos en general.
-Pesticidas e insecticidas químicos domésticos.
-Perfumes que contengan ftalatos (prácticamente todos los tienen).
-Calentar los alimentos o las bebidas en su envase de plástico hecho con PVCs (se liberan al calentar el producto) o con poliestireno o con Sstyrofoam.
-Cocinar en sartenes de teflón rayadas.
-Productos habituales de limpieza como detergentes líquidos, desinfectantes, limpiadores de WC que suelen contener alquilfenones (nonoxinol, octoxinol, nonilfenol, octilfenol, etc.)
Sustituir por:
-Airear durante varias horas las prendas limpiadas en seco antes de volver a ponérselas u optar por la limpieza en húmedo con dióxido de carbono o con silicio.
-Desodorantes naturales sin aluminio.
-Productos cosméticos naturales u orgánicos libres de parabenos, ftalatos o estrógenos. Muchos cosméticos naturales están libres de parabenos y ftalatos.
-Usar pesticidas elaborados a partir de aceites esenciales, de ácido bórico o de tierra diatomácea.
-No usar perfume o solo agua de colonia (que contiene menos).
-Utilizar recipientes de cocina sobre todo de vidrio o loza.
-Usar teflón nuevo, sin rayar, o bien sartenes de otro material, como el acero inoxidable.
Productos de limpieza ecológicos o “verdes” o bien sustituirlos por vinagre blanco (para superficies de madera y suelos), bicarbonato o jabón de Marsella.
ALIMENTOS TRANSGÉNICOS.
Los alimentos sometidos a ingeniería genética o alimentos transgénicos son aquellos que fueron producidos a partir de un organismo genéticamente modificado, es decir que ha sido creado artificialmente manipulando sus genes. Las técnicas de ingeniería genética consisten en aislar segmentos del ADN (el material genético) de un ser vivo (virus, bacteria, vegetal, animal o incluso humano) para introducirlos en el material hereditario de otro. Dicho de otra forma, es aquel alimento obtenido de un organismo al cual le han incorporado genes de otra especie para producir una característica deseada, creándose nuevos organismos inexistentes en la naturaleza. Esta tecnología es potencialmente peligrosa y éticamente cuestionable al violar la integridad de las especies que han habitado sobre la tierra por millones de años. Por ejemplo, el maíz transgénico que se cultiva en España lleva genes de bacteria que le permiten producir una sustancia insecticida, la lechuga lleva genes de rata, etc. En la actualidad tienen mayor presencia los alimentos producidos de plantas transgénicas como el maíz, la soja, la cebada, el tomate, el pimiento, el trigo, el algodón, la lechuga, la patata, los huevos, la leche y derivados, y un larguísimooooo etc.
En estas técnicas de manipulación genética se utilizan como vectores, virus atenuados causantes de importantes enfermedades (cánceres y tumores), los que pueden potencialmente recobrar su actividad una vez incorporados o ingeridos en productos alimenticios. Además, para la creación de transgénicos, se utilizan rutinariamente genes marcadores de resistencia a antibióticos, los cuales tienen el potencial de causar la misma resistencia en aquellos que ingieren los productos transgénicos.
La diferencia fundamental con las técnicas tradicionales de mejora genética es que permiten franquear las barreras entre especies para crear seres vivos que no existían en la naturaleza. Se trata de un experimento basado en un modelo científico que está en contradicho.
Algunos de los peligros de estos cultivos para el medio ambiente y la agricultura son la contaminación genética, la contaminación del suelo, la pérdida de biodiversidad, el desarrollo de resistencias en insectos y “malas hierbas” o los efectos no deseados en otros organismos. Los efectos sobre los ecosistemas son irreversibles e imprevisibles.
Los riesgos sanitarios a largo plazo de los organismos modificados genéticamente (OMG o transgénicos) presentes en nuestra alimentación o en los de los animales cuyos productos consumimos no se están evaluando correctamente y su alcance sigue siendo desconocido. Nuevas alergias, aparición de nuevos tóxicos y efectos inesperados son algunos de los riesgos.
Los OMG refuerzan el control de la alimentación mundial por parte de unas pocas empresas multinacionales. Los países que han adoptado masivamente el uso de cultivos transgénicos son claros ejemplos de una agricultura no sostenible. En Argentina, por ejemplo, la entrada masiva de soja transgénica exacerbó la crisis de agricultura con un alarmante incremento de la destrucción de sus bosques primarios, el desplazamiento de campesinos, un aumento del uso de herbicidas y una grave sustitución de la producción de alimentos para consumo local. España es uno de los países que más extensión de tierras de cultivo de transgénicos tiene ya que nuestro gobierno ha dado vía libre a este tipo de cultivo mientras que en otros países como Alemania, Bélgica, Holanda, Francia, …están luchando y controlando esto con prohibiciones y medidas legales por los peligros que conlleva. Irlanda es un país que siempre ha impedido los cultivos transgénicos comerciales.
La introducción de genes nuevos en el genoma de la planta o del animal manipulado provoca transformaciones impredecibles de su funcionamiento genético y de su metabolismo celular; el proceso puede acarrear la síntesis de proteínas extrañas para el organismo –responsable de la aparición de alergias en los consumidores…;la producción de sustancias tóxicas que no están presentes en el alimento no manipulado, así como alteraciones de las propiedades nutritivas (proporción de azúcares, proteínas, vitaminas, etc.).
Hay suficientes peligros reales como para afirmar que estos alimentos no son seguros. Las experiencias pasadas con biocidas como el DDT, aconsejan una prudencia extrema. Junto a los riesgos sanitarios, la amenaza para el medio ambiente es, incluso, más preocupante la extensión de cultivos transgénicos que ponen en peligro la biodiversidad del planeta, potencia la erosión y la contaminación genética, además del uso de herbicidas (un importante foco de la contaminación de las aguas y los suelos de cultivo). Según un informe de OCDE, el 66% de las experimentaciones de campo con cultivos transgénicos que se realizaron en años recientes estuvieron encaminadas a la creación de plantas resistentes a herbicidas. La Agencia de Medio Ambiente de Estados Unidos advierte de que este herbicida de amplio espectro ha situado al borde de la extinción a una gran variedad de especies vegetales del país; por otro lado, está considerado uno de los más tóxicos para microorganismos del suelo, como hongos, actinometos y levaduras.
Otra de las preocupaciones fundadas es el posible escape de genes transferidos hacia poblaciones de plantas silvestres, relacionadas con dichos cultivos transgénicos, mediante el flujo de polen: la existencia de numerosas hibridaciones entre si, todos los cultivos transgénicos y sus parientes silvestres bien documentada. La introducción de plantas transgénicas resistentes a plaguicidas y herbicidas en los campos de cultivo conlleva un elevado riesgo de que estos genes de resistencia pasen, por polinización cruzada a malas hierbas silvestres emparentadas creándose así las denominadas “súper malas hierbas”, capaces de causar graves daños en las plantas y ecosistemas naturales.
A su vez, estas plantas transgénicas con características nuevas pueden desplazar a especies vegetales autóctonas de sus nichos ecológicos. La liberación de organismos modificados genéticamente al medio ambiente tiene consecuencias a menudo imprevisibles, pues una vez liberados - al animal o la planta- , se reproducen y se dispersan por su hábitat, imposibilitando cualquier control.
HIBRIDACIÓN
Uno de los más importantes riesgos medioambientales que acarrean los cultivos manipulados es que, una vez cultivadas las semillas, aparezcan híbridos entre esas plantas transgénicas y otras salvajes, pero de la misma familia, situadas en sus inmediaciones. No sería extraño que estas nuevas plantas incorporasen la propiedad artificial, como la resistencia a algunos herbicidas. Otro problema que plantean los grupos ecologistas ante las prácticas de la biotecnología es que los productos manipulados pueden estar contribuyendo al aumento de la resistencia a los antibióticos registrado desde hace unos años en todo el mundo. El problema sería que algunas multinacionales introducen genes marcadores de resistencia a ciertos antibióticos en las células madre para comprobar rápidamente y a gran escala que su manipulación ha tenido éxito. Con ello, según advierten estos grupos, se está provocando el fenómeno generalizado de la resistencia a los antibióticos. .
LOS PELIGROS DE ALIMENTOS GENÉTICAMENTE DISEÑADOS
Los hechos científicos han demostrado que es necesaria una inmediata prohibición en todo el mundo. Los alimentos genéticamente diseñados que contienen genes derivados de cerdo, peces, insectos, virus y bacterias están apareciendo en los estantes de supermercado, comenzando con tomates, maíz, soja, productos lácteos, levadura y aceites, extendiéndose luego para reemplazar centenares de variedades tradicionales de frutos y vegetales. El gobierno permite su venta sin advertir al público, aunque muchos científicos genéticos afirman que estos alimentos dañarán permanentemente la salud. He aquí como:
La manipulación caprichosa del modelo genético de la vida ocasiona nuevas enfermedades y debilidades.
Dada la complejidad enorme del código genético, incluso en organismos muy simples tales como bacterias, nadie puede predecir posiblemente los efectos de introducir nuevos genes en cualquier organismo o planta, ni el alcance de los nocivos efectos para la salud sobre cualquier persona que lo ingiera.
Esto sucede porque:
El gen transpuesto reaccionará de manera diferente cuando funciona dentro de su nuevo anfitrión. La inteligencia genética original del anfitrión se desorganizará. Los genes del anfitrión y el gen transpuesto combinados tienen efectos imprevisibles.
Las transferencias no naturales de genes de una especie a otra son peligrosas.
Las compañías de biotecnología alegan falsamente que sus manipulaciones son similares a cambios genéticos naturales. Sin embargo las transferencias de genes de cruce de especies que se están realizando, como entre cerdos y plantas, o peces y tomates, nunca sucederían en la naturaleza y pueden permitir transferirse enfermedades y debilidades entre especies, con efectos tan desastrosos como se han visto en BSE - enfermedad de las vacas locas. El conejillo de indias en esta experimentación arriesgada es todo el público. Las compañías de biotecnología alegan que sus métodos son precisos y sofisticados. De hecho hay un elemento aleatorio en su método experimental de inserción del gen. Son inevitables los efectos secundarios y los accidentes y los riesgos se han evaluado científicamente como ilimitados. A diferencia de la contaminación química o nuclear, la contaminación genética no puede recogerse; y los efectos tóxicos de equivocaciones genéticas se pasarán a todas las futuras generaciones de una especie.
Colapso catastrófico del balance fisiológico humano.
El Triptófano genéticamente diseñado ha matado 37 personas e incapacitado permanentemente a 1,500. Otros efectos tóxicos resultarán inevitablemente de otros nuevos alimentos. La investigación genética indica que muchas enfermedades tienen su origen en minúsculas imperfecciones del código genético. Manipular con el código genético de cualquier forma trastornará el delicado balance entre nuestra fisiología y los alimentos que comemos. La estructura genética de las plantas ha nutrido la humanidad por milenios. Cambiar repentinamente casi todos los alimentos mediante la ingeniería genética es una amenaza muy peligrosa e irrevocable para la vida.
Los alimentos genéticamente diseñados están siendo introducidos sin etiquetar.
Las compañías de biotecnología falsamente afirman que no se requiere ninguna etiquetación, alegando que no hay diferencia material entre alimentos genéticamente modificados y sus contrapartidas naturales. De hecho, la inteligencia genética natural de alimentos, acumulada en millones de años, está siendo alterada. Los gobiernos apoyan las compañías de biotecnología e ignoran los derechos de los consumidores a ser informados. Sin etiquetar, las causas de nuevas enfermedades pueden ser muy difíciles de rastrear. Por un lado, mientras todos los alimentos deberían etiquetarse fielmente, los alimentos genéticamente diseñados deberían prohibirse totalmente para proteger la vida.
Regulación inadecuada del gobierno.
Compañías de biotecnología alegan que los cuerpos reguladores del gobierno como la administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU. (FDA) y el Ministerio Británico de Agricultura, Pesquerías y Alimento (MAFF) protegerán a los consumidores. Sin embargo DDT, Talidomida, L-triptófano, etc. fueron también aprobados por estos reguladores con resultados trágicos. MAFF ha publicado información objetivamente inexacta sobre alimentos genéticamente diseñados en su serie de libros Foodsense que da una impresión de falsa seguridad. Pruebas en EE.UU. encontraron que 80% de la leche de supermercado contenía rastros de: o bien medicinas, o antibióticos ilegales usados en granjas, u hormonas, incluyendo Hormona Vacuna de Crecimiento genéticamente diseñada (BGH). Los hechos muestran que los reguladores no protegen el público adecuadamente; ni el etiquetado protege el público de los peligros ó se necesita una absoluta prohibición de alimentos genéticamente diseñados.
Amenaza global al abastecimiento alimenticio de la humanidad.
Las compañías gigantes transnacionales de biotecnología ya controlan grandes segmentos del abastecimiento alimenticio del mundo incluyendo patentes alimentarias, compañías de semillas, y otros aspectos de la cadena alimentaria. Están introduciendo productos genéticamente diseñados experimentales sin verificación en un peligroso experimento global. Si las intenciones de la industria se llevan a cabo, casi todos los alimentos que comemos se alterarán dentro de unos años. Este cambio radical en el abastecimiento alimenticio de la humanidad resultará en muchos problemas irrevocables e inesperados tales como serias escaseces alimentarias y amenazas para la salud de amplias dimensiones.
¿QUÉ ES MONSANTO?
Ubicado en San Luis Missouri, es el laboratorio de biotecnología más grande del mundo, y en el que se han invertido alrededor de 300 millones de dólares y 10 años de investigación. Es en este lugar donde los científicos aíslan un gen de la bacteria que produce un insecticida conocido como "Bt" y lo transfieren al maíz, al algodón, y logran que la planta exude su propio insecticida. Si se toma en cuenta que por cada nueva semilla genéticamente manipulada que tiene éxito en el campo fallan 10 mil, se hace urgente recuperar esa inversión.
De acuerdo con un artículo publicado el 3 de febrero en The Washington Post, para recuperar esa inversión Monsanto optó por no vender las semillas genéticamente alteradas, sino "rentarlas" para que fuesen usadas una sola vez, persiguiendo judicialmente con la anuencia del gobierno a quien no obedezca esta regla, con lo que se deja en manos de las transnacionales la soberanía alimentaría.
Las demandas fueron interpuestas por Monsanto, gigante de la biotecnología, bajo la acusación de "piratería". Y es que las semillas adquiridas por medio de estas empresas sólo pueden ser utilizadas un año, pues al siguiente se debe adquirir nuevamente la semilla para reiniciar el ciclo agrícola, por lo que la milenaria tradición agraria de guardar semillas de una cosecha para replantarlas en los campos, hoy es un delito.
LA SEMILLA TERMINATOR
Monsanto es dueña también de la tecnología genética de la llamada Semilla Terminator, semilla estéril diseñada para programar el ADN de las plantas para que maten a su propio embrión, dejando inútiles las semillas para replantarse y obligar a los granjeros y campesinos a adquirir "semillas frescas" cada año. También cuenta entre sus bienes con la hormona de crecimiento para mejorar la producción de leche y carne de bovinos, entre otros.
Los investigadores urgieron a los organismos gubernamentales que están encargados de abastecer de semillas a los agricultores, a defender los derechos de los pequeños productores "pese al jugoso negocio de proteger los intereses de las empresas transnacionales aún a costa de dejar en sus manos la alimentación mundial en el tercer milenio".
PELIGROS Y RIESGOS DE LOS TRANSGÉNICOS
Si bien muchos especialistas consideran que el alimento transgénico ofrece múltiples beneficios para la humanidad, la mayoría de las organizaciones ecologistas del mundo cuestionan su eficacia y le atribuyen a los transgénicos múltiples riesgos para la salud:
Resistencia a los antibióticos. Un método común en la ingienería genética aplicado a la creación de transgénico lo consigue la introducción de genes que determinan cierta resistencia a los antibióticos denominados marcadores. Se utilizan con el fin de verificar que el gen de interés efectivamente haya sido incorporado en el organismo huésped. Este es el caso del maíz transgénico que posee un gen resistente a la ampicilina por lo que una sola mutación de este inducirá una resistencia a los antibióticos del grupo de las cefaloporinas.
Recombinación de virus y bacterias dando origen a nuevas enfermedades. La abundante utilización de bacterias, virus y plásmidos en la creación de gmos (los cuales tienen un alto potencial recombinatorio) ha dado como resultado la creación de nuevas cepas patógenas de enfermedades existentes (más resistentes) o de nuevas enfermedades.
Mayor nivel de residuos tóxicos en los alimentos. Al ser resistente a los agroquímicos, los mismos son utilizados en grandes cantidades. Es el caso de la soja transgénica RR (Round Up) resistente al herbicida glisofato. Esta soja, que tiene genes de bacteria insertado en su estructura genética, resiste hasta tres veces más glisofato sin destruirse y, en el momento de cosecharse, los porotos de esta leguminosa contendrían cantidades 200 veces mayor de glisofato que las convencionales.
Generación de alergias. La mayoría de los alimentos transgénicos contendrán proteínas para las cuales no se tienen métodos seguros para determinar si poseen o no capacidad alergénica. Las propiedades alergénicas pueden ser, a través de la ingienería genética, transferida de un alimento alergénico a otro que no lo es. En el año 1999 el Cork Nutrition Lab de Inglaterra incluyó por primera vez la soja entre los diez posibles alergénicos en la alimentación humana y los casos de alergias subieron un 50% en los años en los que se introdujo la soja transgénica en el país (coincidiendo con la masificación del uso de soja genéticamente modificada en los últimos tiempos).
Efectos secundarios de los fármacos transgénicos. La incertidumbre sobre la inocuidad de los transgénicos utilizados en medicina queda en evidencia en este caso: en mayo de 1999, la Asociación DiabéticaBritánica, dio a conocer un informe realizado en el año 1993, donde unos 1.500 miembros de dicha asociación (el 10%) denunciaron diferentes grados de molestias físicas desde que usaron la insulina transgénica. Los cambios reportados iban desde que no hacía efecto o efectos secundarios ligeros como mareos y dolores de cabeza hasta casos muy graves como la ausencia de síntomas en presencia de hipoglucemia y de entrada a coma diabético.
Efectos desconocidos y no previsibles, incluso mortales. Al hacer una modificación genética existe un elevado nivel de incertidumbre y falta de seguridad porque las técnicas utilizadas no son precisas. En el nivel de imprecisión no permite, por ejemplo, controlar la ubicación del nuevo gen en la cadena cromosómica o de sus “restos” pudiendo quedar fuera o dentro del núcleo recombinándose con imprevisibles consecuencias. Un ejemplo de esto lo constituye el triptófano transgénico. El triptófano es un suplemento alimentario de venta común en su versión no transgénica. La empresa japonesa Showa Denko produjo triptófano transgénico con una bacteria y la envió masivamente al mercado al no advertir diferencias con la versión no transgénica y habiendo pasado todos los controles de las agencias estadounidenses, murieron 37 personas y 1.500 quedaron con graves secuelas permanentes por ingerir triptófano transgénico, se había creado una molécula tóxica y nadie supo como sucedió eso.
Peligros para el medio ambiente: transferencia de la propiedad transgénica a cultivos nativos, criollos o plantas silvestres emparentadas a través de la polinización cruzada (por el viento o los insectos polinizadores) cruzándose entre sí y convirtiendo a cultivos convencionales en transgénicos.
Transferencia horizontal: es el intercambio de información (material) genética entre especies no relacionadas entre sí. Este es un fenómeno que se da a nivel vegetal de forma natural y se ha detectado que también se produce de especies transgénicas a otras no transgénicas, incluso bacterias y virus del suelo.
Muerte de insectos no objeto. Los cultivos transgénicos Bt fueron modificados con los genes de la toxina de la bacteria Bacillus Thuringiesis para provocar con ellos resistencia a los lepidópteros. El polen de estos cultivos -maíz, por ejemplo- , puede matar a las orugas de otras especies (como la mariposa monarca) como lo demostró la Universidadde Cornell en 1999 y reducen la abundancia de heterópteros, aves y carábidos depredadores.
Generación de resistencia. El uso masivo de la toxina Bt, de glisofato y otros herbicidas está generando resistencia en las plagas de insectos y malezas que se propone combatir. Ya se han encontrado poblaciones de orugas resistentes al Bt y “supermalezas”, tal es el caso de revegrass y del ballico anual, una de las malezas más comunes en Australia.
Mayor contaminación química. Por ser genéticamente resistente a los pesticidas, los cultivos transgénicos (por ej: la soja resistente al herbicida glisofato) son fumigados con cantidades hasta tres veces mayores que los cultivos tradicionales y, al crear resistencia en plagas, obliga a los agricultores a combinarlo con agroquímicos mucho más tóxicos.
Nota: si no se consumen productos biológicos u orgánicos, que sería lo adecuado, para evitar en lo más posible a los alimentos transgénicos es conveniente adquirir una lista que informe qué marcas los producen. Greenpeace los proporciona gratis (lista roja y verde), comunicarse con ellos.
LA RADIACIÓN ELECTROMAGNÉTICA
Los seres humanos vivimos en un medio en el que estamos constantemente expuestos a una serie de agentes contaminadores. De hecho, no sólo existe la contaminación ambiental como consecuencia de los diferentes gases que emanan de las grandes industrias o una contaminación auditiva proveniente de los diferentes sonidos que emiten empresas, coches y demás agentes contaminantes. También se encuentra en la lista, la contaminación que proviene de nuestros equipos electrónicos y otros más que se relacionan con la actividad humana.
Este tipo de contaminación es la llamada radiación electromagnética, también es conocida como electropolución y que según diferentes estudios puede producir efectos nocivos en la población. Así, diferentes científicos e investigaciones aseguran que en las zonas cercanas a torres de alta tensión, antenas de telefonía móvil, transformadores…hay un mayor número de enfermedades, mayor posibilidad de contraer cáncer, etc.
Cuándo comenzó el problema.
No cabe duda de que los seres humanos hemos estado expuestos a diferentes influencias electromagnéticas desde los principios de nuestra historia. La luz del sol y por tanto sus rayos ultravioleta, los rayos cósmicos y otros tipos de radiaciones son naturales y nos han acompañado desde siempre. Sin embargo, no fue hasta los inicios del siglo XX que el control de la zona inferior (es decir, la radiofrecuencia del espectro electromagnético) dio lugar al comienzo de una actividad productiva sobre este tema. De hecho, la mayoría de personas no sabe que el alumbrado e inclusive una fogata o una chimenea son una fuente de radiación electromagnética.
El espectro electromagnético.
Este es un diagrama en el que se encuentran cada uno de las radiaciones electromagnéticas desde las frecuencias más altas a las más bajas. Así, existen tres tipos principales de estas radiaciones:
La radiación electromagnética indirectamente ionizante: es la más peligrosa porque llega a inducir cambios moleculares ya que posee una gran cantidad de energía en sus ondas de alta frecuencia. Ejemplos de ella son los rayos ultravioleta, los rayos X y los gamma. Los ultravioleta en cierta dosis –sin excedernos- es beneficiosa para la vida humana y de otros animales.
La radiación visible: que no es peligrosa, sino que es beneficiosa e imprescindible para la vida en tierra, y que está directamente relacionada con los colores del arco iris.
La radiación no ionizante: la cual produce efectos térmicos y son los rayos infrarrojos, los microondas y las radiofrecuencias. Es en este tipo de radiación la que actualmente se encuentra en discusión y además, está siendo sometida a una extensa investigación.
¿Cuáles son los efectos dañinos que causa esta radiación?
A pesar de la controversia sobre si este tipo de radiación puede causar o no problemas de salud en las personas, existen científicos que ya han alertado de lo nocivo que puede resultar la radiación electromagnética. Por ejemplo, de la influencia de la cercanía de una antena de telefonía móvil sobre la incidencia del cáncer ya que hay 3 veces más posibilidades en las personas que viven en un radio cercano a los 400 metros de distancia o de que las personas que viven cerca de una antena que emite contaminación electromagnética viven en promedio diez años menos que las personas que viven lejos.
Dentro de los diferentes problemas a la salud que ocasionan dichas radiaciones se encuentran el cáncer, enfermedades inmunes, los dolores de cabeza (cefaleas), daños neurológicos, problemas cardiovasculares, estrés, insomnio, alteraciones hormonales y un largo etc. Esto es comprensible porque la exposición a potentes y muy diversos campos electromagnéticos (procedentes de líneas de alta tensión o de antenas de telefonía móvil, entre otras muchas) altera nuestro propio campo electromagnético que está presente en todas y cada una de nuestras células y en nuestros cuerpos sutiles.
De hecho, si bien es cierto que muchos científicos dicen que desde siempre hemos estado expuestos a radiación electromagnética, nunca antes este fenómeno había resultado tan masivo, ya que contamos con diferentes fuentes de emisión como los son las líneas eléctricas, antenas de telefonía móvil, teléfonos móviles, sistema wi fi, entre otros artefactos, y eso sin contar el tiempo al que estamos en contacto con ellos, el cual es prolongado y eso influye también mucho.
BIBLIOGRAFÍA.
*DR. KARMELO BIZCARRA: La enfermedad que es y para que sirve, a tu salud.
DR. JEAN SEIGNALET: La alimentación, la 3ª medicina; Integral.
ANDREAS MORITZ:
Los secretos eternos de la salud; ediciones obelisco.
Limpieza hepática y de la vesícula; ediciones obelisco.
El cáncer no es una enfermedad, ediciones obelisco.
*MARC AMS:
Resfriado común y demás infecciones de las mucosas; Bioams, editorial Cedel.
El crudivorismo puede salvar tu vida; Bioams; editorial: impresión Homedes, ediciones Gente sana.
Liberese de la proteinomanía; Bioams, editorial Cedel.
F.FOSSAS: Lactosa y sacarosa: los dos carbohidratos más cuestionados; de la colección Biocultur Difusión. Ediciones Cedel.
DR. M. O. BROKER: ¡Azúcar, azúcar!; Integral.
CRISTOPHER VASEY: La importancia del equilibrio ácido-básico; Edaf 2001.
ARAHAM HOFFER Y MORTON WALTER: La nutrición ortomolecular (Un nuevo estilo de vida para alcanzar la supersalud); editorial obelisco.
*JOSÉ MANUEL CASADO SIERRA: Las frutas, nuestro alimento ideal; ediciones Higea.
CALA H .CERVERA: Nutrición ortomolecular; editorial: Art Enterprise, S.L.
JOSÉ ANTONIO CAMPOI: La dieta definitiva; Ediciones MK3 S.L.
Tomo nº 1 de naturopatía.
Diversos tomos de la asignatura de nutrición de naturopatía, preparados y recopilados por ANTONIO M .V.
Artículo de los cosméticos (entre otras fuentes) de la revista DISCOVERY SALUD.
Artículos de Internet de Web alternativas de salud.
* = los más recomendables para leer, si quieres leer alguno de esta lista.
INDICE.
INTRODUCCIÓN A LA HIGIENE VITAL.
La energía vital y el agotamiento:
La energía que mantiene la vida. La energía vital……………………………2
El agotamiento es la base de la enfermedad………………………………….3
Eliminación de las sustancias de desecho. La intoxicación:
Asimilación y eliminación……………………………………………………4
Intoxicación o toxemia……………………………………………………......4
Formas de intoxicación……………………………………………………….5
Las crisis curativas de desintoxicación. El reparto de la energía en los tres grandes sistemas de nuestro organismo:
Las crisis curativas de desintoxicación……………………………………….6
Reparto de la energía en el organismo………………………………………..6
A-Centralización de la energía en el sistema de nutrición……………………7
B-Centralización de la energía en el sistema de relación……………………..7
C-Centralización de la energía en el sistema de eliminación en las crisis de desintoxicación o durante la enfermedad crónica…………………………….8
Las molestias que aparecen en las crisis de eliminación……………………...9
La inflamación, la fiebre, el dolor…………………………………………….9
Como aparece la enfermedad crónica:
Mientras se continúa con la misma forma de vida la enfermedad continúa. Aparece la enfermedad crónica……………………………………………………………10
La edad, el clima, la herencia, los microbios………………………………….11
Los síntomas de la enfermedad:……………………………………………….12
Los síntomas de la desintoxicación aguda y crónica…………………………..12
Renovar el cuerpo-La enfermedad es una y cambia con la forma de vida:
Para curar nuestro cuerpo hay que renovarlo con materiales de buena calidad. Los factores de salud……………………………………………………………….14
La enfermedad cambia con la forma de vida…………………………………..14
CÓMO COMBINAR LOS ALIMENTOS…………………………………….15
ALIMENTOS PROHIBIDOS…………………………………………………17
Leche…………………………………………………………………………...17
Azúcar…………………………………………………………………………..19
Cereales refinados………………………………………………………………21
Aceites vegetales hidrogenados, grasas trans…………………………………...23
Sal refinada……………………………………………………………………...24
Café, té negro, cola, chocolate y todos los productos cafeinados, tabaco, alcohol y drogas…………………………………………………………………………...24
Embutidos………………………………………………………………………24
Vinagre de vino…………………………………………………………………24
Refrescos sintéticos……………………………………………………………..24
Zumos industriales………………………………………………………………24
Aceite refinado………………………………………………………………….24
Frituras, guisos con mucha grasa o aceite………………………………………25
Agua del grifo…………………………………………………………………...26
Carne roja………………………………………………………………………..26
La muerte en la carne……………………………………………………………26
¿Es la carne un alimento natural para los humanos…………………………….28
Teorías engañosas………………………………………………………………30
La carne, causa importante de enfermedades y envejecimiento………………..32
ALIMENTOS PERMITIDOS………………………………………………….35
CONSEJOS GENERALES…………………………………………………….36
EJEMPLO DE DIETA…………………………………………………………38
Muy importante – a saber que………………………………………………….40
LOS ALIMENTOS ACIDIFICANTES Y ALCALINIZANTES……………...40
Acidificantes fuertes……………………………………………………………41
Alcalinizantes…………………………………………………………………...41
Acidificantes leves……………………………………………………………...41
Hidratos de carbono complejos ácidos y alcalinos……………………………...42
También genera acidosis………………………………………………………...42
¿De qué manera cae enfermo el organismo?.........................................................43
LA CONTAMINACIÓN ALIMENTARIA Y AMBIENTAL………………….44
LAS CARENCIAS EN VITAMINAS Y MINERALES………………………..46
FÁRMACOS…………………………………………………………………….46
VÁCUNAS………………………………………………………………………48
MICROONDAS…………………………………………………………………49
LA MAYOR PARTE DE LOS COSMÉTICOS CONVENCIONALES SON TÓXICOS………………………………………………………………………..50
Los ingredientes más peligrosos…………………………………………………50
Aceites minerales………………………………………………………………...51
Ftalatos…………………………………………………………………………...51
Fenol y fenil………………………………………………………………………52
Ingredientes artificiales o sintéticos………………………………………………52
Colorantes………………………………………………………………………...53
Fragancias artificiales…………………………………………………………….53
Solventes………………………………………………………………………….53
Liberadores de formaldehído……………………………………………………..53
Otras sustancias de las que preocuparse…………………………………………..54
El talco…………………………………………………………………………….54
Aluminio…………………………………………………………………………..54
Mercurio…………………………………………………………………………...54
Antioxidantes sintéticos…………………………………………………………...54
Opte por lo natural…………………………………………………………………55
Cómo entender la etiqueta…………………………………………………………55
Saber comprar cosmética…………………………………………………………..55
ALIMENTOS TRANSGÉNICOS…………………………………………………57
Hibridación……………………………………………………………………….58
Los peligros de los alimentos genéticamente diseñados…………………………59
¿Qué es Monsanto?.................................................................................................60
La semilla terminator……………………………………………………………..61
Peligros y riesgos de los transgénicos…………………………………………….61
LA RADIACIÓN ELECTROMAGNÉTICA…………………………………….63
Cuando comenzó el problema…………………………………………………….63
El espectro electromagnético……………………………………………………...63
¿Cuáles son los efectos dañinos que causa esta radiación?......................................64